Coleccionista más allá de Bosch i Catarineu
Julio Muñoz compró piezas obras de arte destacadas que hicieron crecer el conjunto que reunió hasta 1934 su antecesor
Desde que se supo que Julio Muñoz Ramonet había dejado en herencia una esplendida colección de obras de arte a Barcelona al morir el 9 de mayo de 1991, se ha asegurado que esta colección era fundamentalmente la formada por Rómul Bosch i Catarineu que pasó a sus manos en 1950 y que luego el empresario textil solo había comprado obras comerciales de autores más contemporáneos, unas pinturas que sus cuatro hijas no dudaron en dejar en el palacete de la calle Muntaner cuando se llevaron las piezas de mayor valor a Madrid. Pero Julio Muñoz fue también un coleccionista que compró piezas destacadas y que hizo crecer el conjunto que había reunido hasta 1934 su antecesor. La documentación es escasa y se basa, sobre todo, en los inventarios utilizados en los pleitos que ha usado el Ayuntamiento de Barcelona para saber el contenido exacto de la colección heredada y exigir su entrega. Pese a todo, han trascendido algunas listas, de las muchas que le gustaba realizar al industrial, tal y como aseguran los que le conocieron.
Es el caso del informe Adquisiciones de 1950, en el que, además de registrar el ingreso de la colección Bosch i Catarineu, aparecen varias obras más, como un autorretrato al óleo de Claudio Lorenzale, un lote de seis piezas de cerámica persa de reflejo metálico y azul de los siglos XIII y XIV, un ara de altar del siglo XI “de la iglesia de Planers”, cuatro tablas del siglo XVIII de escuela española o una arquilla de hierro del siglo XVI.
El aumento de obras con el paso de los años se comprueba al comparar el listado de las piezas de la colección Bosch i Catarineu con el inventario creado en 1968 cuando Julio Muñoz vende a Inmobiliaria Alos (una de sus empresas) el contenido de la casa de Muntaner por 200.000 pesetas. Por entonces, el coleccionista ya tenía 39 obras de Eugenio Lucas, 21 óleos de Fortuny, 6 obras de Francesc Bayeau, 6 de Viladomat, 4 de Goya, Anglada Camarasa y Winterhalter, 3 de Vicente López y Mengs, 2 de Sorolla, Juan Pantoja de la Cruz y Luca Giordano, además de una obra de Berruguete, Madrazo, Murillo, Grunewald o el Divino Morales, tan escasas y tan reivindicados en la actualidad, además de haber adquirido ya 14 tapices con escenas bíblicas, algunos de los cuales estaban en 2013 y que han sido destacados por su valor.
En 1971 se produjo otra venta de la colección, en este caso de Inmobiliaria Alos a Culturarte SA, por seis millones. Estaba claro que las obras habían ganado en importancia tal y como recoge el inventario realizado, en el que además de 71 obras de Curos y 52 de Aguilar Moré, los eugenio lucas han aumentado a 41 y ya hay 21 óleos de Fortuny, frente a los 18 que se contaban en la colección Bosch. También aparecen 12 obras de Goya, 6 de Sorolla, 4 de Pere Serra, 3 de Martí Alsina, 2 de El Greco, Rembrant, Ramon Casas y Nonell, entre otros muchos. Mientras que algunos de los autores que tenían una obra en la colección son: Zurbarán, Monet, Ribera, Tiziano, Corot, Renoir, Tiépolo y el mismo Boticelli. Muñoz compró sus mejores obras entre los años cincuenta y los años sesenta. Después sus negocios en el extranjero, sobre todo en Suiza donde fue el primer extranjero en crear dos bancos, le tuvieron ocupado en otros intereses, reconocen los que tuvieron trato con él.
Hay más listas. En una, el historiador y museólogo Joan Ainaud de Lasarte destaca, a finales de la década de los años ochenta, 19 obras de la colección que valora en 6.520 millones de pesetas. En la lista están el Retablo de la Virgen de la Leche de Andreu Marçal y Pere Nicolau (800 millones), La Anunciación de El Greco (800), la Virgen del Pilar de Goya (640), la Familia del General Liñan de Vicente López (560), el Retablo de Salvador de Guardiola de Borrassà (400), un San Juan Bautista de Juan de Flandes (280 millones) o un Retrato de Felipe V de Jacinto Rigau, del que se explica en un aparte: “El cuadro se pintó en la corte de Luix XIV en Versalles. Lleva el toisón de oro. Se lo compramos al americano HEARST (cadena periódicos EE UU)”. En cuando a una pareja de cuadros de flores de Mario Nuzzi, del siglo XVII, la nota dice que "Comprados en Valencia. Los mejores que hay en España”, y de la obra de Juan de Flandes: “Fue propiedad de unos marqueses navarros, D. César Sanz, que controlaban el mercurio en España, que lo vendieron a don Julio Muñoz”.
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