El Atlético incluye un parque elevado sobre la M-30 en la Operación Calderón
El nuevo proyecto ofrece tres soluciones: soterrar la autovía o dejarla como está, ambas opciones poco asumibles por motivos económicos o sociales, o cubrirla con una plataforma inspirada en el High Line neoyorquino
El Atlético de Madrid y Mahou han elaborado un proyecto arquitectónico para los terrenos del estadio Vicente Calderón y la antigua fábrica de cerveza, que presentarán esta semana al Ayuntamiento de la capital para desbloquear la operación urbanística a orillas del río Manzanares. Reduce de forma "muy importante" el número de viviendas, tal y como exigía el Gobierno municipal; plantea un desarrollo más natural, sin rascacielos; y ofrece tres soluciones al principal escollo: soterrar la M-30 o dejarla como está, ambas opciones poco asumibles por motivos económicos o sociales, o cubrir ese tramo de autovía con un parque elevado inspirado en el High Line neoyorquino.
Inspirado en el High Line de Nueva York
El primer tramo del parque elevado de High Line, inspiración para el nuevo proyecto de la Operación Calderón, se inauguró en 2009. Diseñado por los arquitectos Diller Scofidio + Renfro, discurre en la orilla oeste de la isla neoyorquina de Manhattan a lo largo de más de dos kilómetros sobre la estructura en desuso de una vía de tren elevado (a 15 metros de altura). No es solo un parque (muy querido por los neoyorquinos), sino también un escenario de eventos culturales (escultura, orquestas, DJ…). Está inspirado en el Promenade Plantée, inaugurado en París en 1993.
En Madrid, enterrar 43 kilómetros de M-30 costó 4.745 millones de euros. Construir donde antes circulaban los coches el parque de Madrid Río, costó otros 371 millones. Quedan solo 600 metros de autovía a cielo raso, pero parten en dos el parque.
El proyecto de parque elevado aprovecha un desnivel de cinco metros para dibujar, más que una pasarela como en Nueva York o París, una cubierta verde que continúe sobre la autovía hasta el río.
Como exigió el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo (Ahora Madrid), el nuevo diseño de la Operación Calderón rebaja sustancialmente la cifra de viviendas proyectadas (unas 1.800) y renuncia a los rascacielos; no baja tanto la edificabilidad, dado que esas viviendas tendrán mayor superficie. Pero dado que los ingresos previstos por la venta de los pisos disminuyen, también se rebajan las cargas urbanísticas.
Así, el proyecto plantea tres alternativas sobre la autovía M-30: enterrarla, como preveía el plan anterior, una opción que difícilmente será asumible con la nueva estructura de costes; dejarla como está, una cicatriz que enojaría a los vecinos y reduciría el valor del suelo, o cubrirla, al estilo del parque neoyorquino de High Line, aprovechando el desnivel para prolongar las zonas verdes sobre la autovía hasta la ribera.
El Gobierno municipal, presidido entonces por Ana Botella (PP), aprobó en 2014 un plan urbanístico para este ámbito (en el distrito de Arganzuela) que proyectaba dos rascacielos gemelos de 36 pisos, y ocho bloques de 7 a 22 alturas, con una superficie edificable total de 175.365 metros cuadrados. De ellos, 48.054 serían viviendas y comercios, y el resto se destinaría a zonas verdes y dotaciones públicas. Además de construir 1.800 pisos, se ampliaría el colegio público Tomás Bretón y se enterrarían los últimos 600 metros de M-30 que parten el parque de Madrid Río, una vez derribado el estadio (la cervecera se tiró en 2011).
Con el dinero de la venta del suelo residencial y comercial (en realidad, con la mitad, puesto que el resto corresponde a Mahou), el Atlético debía sufragar su nuevo estadio de La Peineta (en el distrito de San Blas), cuyo coste supera los 200 millones de euros, y al que se mudará en verano de 2017.
En un principio, la operación utilizaba de intermediario a Fomento de Construcción y Contratas, que debía levantar las viviendas y el estadio. Pero la constructora se ha salido (con pérdidas millonarias), por lo que es el Atlético el que está construyendo con sus fondos La Peineta, y el que deberá obtener de la venta del suelo junto al Manzanares ingresos suficientes para cubrir esos costes.
Por eso, cuando el nuevo gobierno municipal, presidido por Manuela Carmena (Ahora Madrid), decidió hace unos meses replantear la Operación Calderón y reducir la edificabilidad, tanto el club como el edil de Desarrollo Urbano Sostenible coincidieron en la necesidad de rebajar también los costes de urbanización, de forma que la rentabilidad se mantuviera dentro de los márgenes necesarios para sostener la construcción de La Peineta.
El proyecto aprobado en 2014 está enterrado en cualquier caso en términos políticos, y paralizado por el Tribunal Superior de Justicia a la espera de sentencia.
El nuevo proyecto rebaja la edificabilidad y renuncia a los rascacielos, adaptando las alturas de los nuevos edificios a los existentes: junto a los bloques actuales de siete pisos, se proyectan bloques de siete pisos, y lo mismo con las torres de 12 alturas, extendiendo la ciudad según un patrón de crecimiento natural más humilde que el anterior: crece donde es razonable que lo haga.
170 millones para urbanizar
El suelo residencial se concentra sobre el terreno que ocupaba la cervecera. Y el espacio sobre el que ahora se alza el estadio se destina casi exclusivamente a zonas verdes. Las dotaciones previstas se mantienen, pero está en cuestión qué hacer con la M-30.
El coste total de urbanización se presupuestó en 170 millones, de los que el promotor privado asumiría el 57% y el Ayuntamiento el resto. El edil de Desarrollo Urbano Sostenible ha mantenido cierta ambigüedad sobre este aspecto, asegurando que podría renunciar al soterramiento de la autovía, acometer sólo parte o confiar en fondos regionales o estatales para realizar toda la obra. Ahora tiene otra opción para elegir: rematar Madrid Río con un parque elevado sobre la autovía.
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