Colau fracasa en su intento de frenar la huelga de metro durante el Mobile
Los sindicatos mantienen el paro porque el Ayuntamiento no presenta una oferta mejor, a pesar de la interlocución directa de la alcaldesa de Barcelona
No hay acuerdo. Los trabajadores de Metro de Barcelona han descartado este viernes cualquier posibilidad de desconvocar la huelga del próximo lunes, cuando comienza el mayor evento que se celebra en la ciudad: el Mobile World Congress. Ni la intervención directa de la alcaldesa, Ada Colau, ha conseguido que la plantilla dé un paso atrás. La edil se ha reunido esta tarde con la dirección de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) y el comité de huelga para intentar "entender cómo se ha llegado a esta situación", según han explicado los empleados. Pero no ha habido ninguna mejora en la oferta inicial y la cita ha acabado sin acuerdo.
El comité de huelga ha acusado a la dirección de TMB de "provocación continua para crear un conflicto" al haber bloqueado la negociación del convenio colectivo durante seis meses. El Ayuntamiento les ha ofrecido reiniciar este sábado la mediación ante la autoridad laboral, algo a lo que los trabajadores han accedido. "Pero ya no hay margen para desconvocar la huelga del lunes, sí un poco más para la del miércoles", ha explicado el representante de CGT, Óscar Sánchez, que ha recordado que solo una asamblea puede cancelar los paros y que no tienen medios para organizarla con poca antelación, ya que la plantilla está compuesta por 3.700 personas.
El Consistorio, sin embargo, aún cree que hay tiempo para evitar una huelga, según ha asegurado el teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, en una rueda de prensa tras la reunión. "Coincidimos con la empresa en que la propuesta es razonable, no se perderá ningún puesto de trabajo en TMB", ha insistido. El Ayuntamiento ha descartado que la oferta se amplíe, pero ha añadido que esta "puede afinarse con imaginación".
La megafonía del metro de Barcelona ya daba este viernes por hecho que habrá huelga el lunes y miércoles de la semana que viene, a pesar de que Colau se había puesto al frente de la crisis laboral y había convocado a los sindicatos este mediodía en el Ayuntamiento. “Ofrecemos interlocución política al máximo nivel, cosa que nunca había hecho un alcalde”, ha dicho. La alcaldesa ha citado al mediodía a los máximos responsables de CGT, CCOO y UGT. Una hora más tarde, le ha tocado el turno a los representantes del comité de huelga. "Por nosotros no será", ha dicho la edil, que ha afirmado que responde de manera "excepcional a una situación excepcional".
La reunión con los líderes sindicales no ha servido de mucho. El secretario general de CGT, Ermengol Gassiot, ha declinado asistir al considerar que no era correcto que la alcaldesa se reuniera con las cabezas de los sindicatos antes que con el comité de huelga. Su formación --mayoritaria en Metro, ya que cuenta con 9 de los 27 miembros del comité de empresa-- ha asegurado en un comunicado que "toda interlocución se ha de dar en primera instancia entre la dirección de TMB y los trabajadores". Su par en UGT, Josep Maria Álvarez, sí ha acudido a la cita junto a un representante de CC OO, ya que el líder de este sindicato, Joan Carles Gallego, se encuentra de baja médica. Ambos han explicado sus opiniones sobre el proceso a la edil y han asegurado que aún hay tiempo para llegar a un acuerdo. UGT es la segunda fuerza en Metro, con 7 delegados. Les siguen CPTC, CC OO y SU con 3 cada uno y CIM, con 2.
Desde la CUP, el concejal y conductor de autobús de TMB Josep Garganté, ha criticado al Gobierno de Colau "por arrodillarse ante la GSMA", la entidad que organiza el Mobile, y ha expresado el "apoyo incondicional de la CUP a los trabajadores". Garganté ha criticado la gestión de TMB, y ha confrontado la "precariedad" de la mayoría de la plantilla con los elevados sueldos de los directivos. También ha criticado contrataciones de la actual dirección como las de Antoni Poveda, ex alcalde del PSC y ahora consejero delegado. El resto de grupos municipales, han llamado al diálogo de las dos partes.
Servicios mínimos del 50%
Esta mañana, la presidenta de TMB y regidora de Movilidad, Mercedes Vidal, ha asegurado que intentarán evitar la huelga de metro "hasta el último minuto" y que la empresa tiene la voluntad de llegar a un acuerdo a partir de la propuesta que presentaron a los trabajadores. Una propuesta que, defiende, "responde a demandas como las mejoras en la contratación, la temporalidad y el sueldo” y cree que tiene que permitir “levantar la huelga y negociar un convenio”. Vidal ha añadido que no hay ningún bloqueo en las conversaciones y que TMB “no se levantará” de la mesa de negociaciones.
Sobre los servicios mínimos decretados por la Generalitat, del 50% en hora punta, Vidal ha recordado que durante el Mobile World Congress se esperan que 100.000 usuarios más que en un día habitual utilicen el transporte público por lo cual las afectaciones principales “serán para la gente que utiliza el transporte diariamente”. En este sentido, ha reconocido que, en caso de huelga y a pesar de los servicios mínimos, "habrá afectaciones". Pisarello ha añadido horas más tarde que la Administración intentará "minimizar el impacto" de los paros y que la ciudad "está preparada" para una huelga de metro.
La propuesta presentada miércoles por la dirección de TMB al comité de empresa incluye un aumento salarial del 1% después de cuatro años de salarios congelados, el compromiso de cubrir con contrataciones indefinidas cada una de las plazas que queden vacantes por jubilaciones o incapacitados, y la disposición a negociar un nuevo convenio colectivo para los siguientes cuatro años.
El punto de discordia es la mejora de las condiciones de los trabajadores de la bolsa de verano. Les hacen contratos de obra y servicio por tres meses cada año; y los trabajadores que hacen suplencias, que tienen jornadas del 75% o incluso menos.
La empresa ha pedido un plazo de cinco años para empezar a ampliar las jornadas al 100% de 250 relevistas y hacer que 190 temporales de la bolsa pasen a tener contratos de relevo. Los sindicatos consideran que cinco años es una espera muy larga, porque hay gente que hace siete años que trabaja en estas condiciones. Los sindicatos no están de acuerdo con fijar una cifra, porque afirman que los suplentes o temporales son más de 500 personas y que todo el mundo tendría que pasar a ser plantilla en algún momento. Además, consideran que esta medida solo "atrasa" el problema.
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