Los economistas suspenden de nuevo a la economía valenciana
Solo el 34% de miembros del Colegio de Economistas piensa que la situación económica ha mejorado en 2015
Aunque se aprecian signos de recuperación, los tres presidentes de los colegios provinciales de economistas de la Comunidad Valenciana han presentado esta mañana en Alicante un balance poco esperanzador de la economía autonómica, peor incluso del juicio que les merece el conjunto de la economía española. Según la encuesta que semestralmente vienen realizando desde hace más de seis años entre sus colegiados, la mitad de los economistas valencianos piensa que la situación es prácticamente igual a la de 2014, el 14% cree que ha empeorado y apenas el 34% considera que la coyuntura económica presenta una mejoría.
Se trata de la decimoquinta encuesta semestral organizada por el Consejo de Colegios de Economistas de la Comunidad Valenciana (COEVA). Los economistas opinan, nombre que recibe el documento con los resultados del estudio, recoge la opinión independiente de los economistas que integran dichas corporaciones, a los que se pide una valoración profesional sobre la economía nacional y de la Comunidad Valenciana. El documento ha sido presentado por los decanos de los Colegios de Economistas de Alicante, Valencia y Castellón; Francisco Menargues; Juan Manuel Pérez y Jaime Querol, respectivamente.
Entre los aspectos positivos de la encuesta, destaca el hecho de que, por primera vez desde 2009, fecha en la que se realizó el primer estudio, los economistas valencianos han dado un aprobado raspado al conjunto de la economía nacional (5,09), aunque no ocurre lo mismo con la consideración que les merece la coyuntura valenciana, a la que siguen suspendiendo (4,46). Claro que hace doce meses la nota que mereció la economía regional fue de apenas un 3,6 y la española recibió un claro suspenso (4,26%).
Para mediados de 2016, los economistas siguen confiando en la consolidación de la recuperación de la economía nacional, que avanzaría hasta el 5,39. La Comunidad Valenciana seguiría mejorando lentamente, aunque sin alcanzar el aprobado (4,79). En el pronóstico de la economía regional a corto plazo, los economistas que ejercen como empresarios y autónomos (4,83), jubilados (4,78) y asalariados (4,75) tienen más confianza en el futuro a corto plazo de la economía valenciana que aquellos que permanecen en el paro (4,48).
Inversión extranjera
La progresiva recuperación del mercado laboral español, que ha bajado de los cinco millones de desempleados por primera vez desde principios de 2011, se refleja en las respuestas de los economistas: como siempre, el paro es el problema que más preocupa, pero lo es para el 74,66% de los encuestados, la cifra más baja desde que se realiza la encuesta.
Con porcentajes muy similares a los de la anterior encuesta, al desempleo le siguen la evolución de la demanda (58,98%) y la inadecuada dimensión y estructura de las empresas valencianas (56,8%). A más distancia, se encuentra el déficit de infraestructuras y comunicaciones (34,27%), problema que ha ido ganando protagonismo encuesta tras encuesta. Hace un año, sólo una quinta parte de los economistas lo señalaba como uno de los tres principales problemas.
Los costes laborales (26,17%) se mantienen como quinto mayor problema de la economía valenciana. La escasez en el abastecimiento del agua (9,03%), la cotización del euro (4,98%), el precio de los combustibles (2,7%) y la inflación (1,14%) tienen mucha menor incidencia, según los economistas.
En esta edición de la encuesta, los economistas han valorado nueve medidas propuestas por el colegio para aumentar la inversión extranjera en la comunidad. La mejor valorada, con una puntuación de 4,5 sobre 5, es garantizar la seguridad jurídica y promover acuerdos bilaterales estables de inversión que protejan a los inversores. Le siguen la inversión en I+D a través de un plan estratégico para generar un entorno de valor añadido mediante la colaboración entre empresas, centros de investigación y universidades, y la mejora de la educación y el aumento de la inversión en recursos técnicos y universitarios, con el fin de obtener recursos humanos más cualificados.
Con resultados muy parejos, aparecen la mejora del entorno administrativo y de gobierno electrónico, el fomento de las infraestructuras físicas y actuaciones que desarrollen los ejes estratégicos del transporte mundial y las medidas para mejorar el acceso a los mercados, tanto interiores como exteriores. Un escalón por debajo se encuentra la creación de un marco estable de incentivos, con deducciones fiscales e incentivos estables tanto de carácter tecnológico como al empleo.
Las medidas propuestas con peor acogida por parte de los economistas son las encaminadas a retener a los estudiantes extranjeros, promoviendo su inclusión laboral, para generar un entorno internacional favorable y la flexibilización del mercado laboral. En cualquier caso, las nueve medidas se sitúan por encima de los tres puntos, lo que indica que, en general, son bien valoradas por la mayoría de los economistas.
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