El 60% de catalanes rechaza el plan de Mas de “desconexión” con España
PSC, Ciudadanos, Convergència y Podemos empatarían en las elecciones generales en Cataluña
Los catalanes se están distanciando de los pasos que está dando la mayoría independentista del Parlamento catalán y dan muestras de incomodidad cada vez más acusadas por la actual situación política en Cataluña. El proceso de “desconexión” con España aprobado la semana pasada por el Parlamento catalán despierta el rechazo del 60% de la población y un porcentaje idéntico estima que lo procedente ahora es esperar a las elecciones generales del 20 de diciembre para tratar de negociar con el gobierno que salga.
La actuación de los 72 diputados de la mayoría independentista en el Parlament no encaja con lo que opina la mayoría según el sondeo de Metroscopia realizado el pasado martes y miércoles entre 800 residentes en Cataluña. El 60% de la ciudadanía no cree que el proceso de desconexión se corresponda con lo que desea la mayoría de los catalanes. Es relevante que casi una cuarta parte del electorado de Junts pel Sí y la CUP opinan también en este sentido. En el otro polo, el electorado de Ciudadanos, PP y PSC rechaza de forma muy mayoritaria (entre el 87% y el 98%) que la actuación del Parlament se corresponda con los deseos de la mayoría.
Ante esta situación, el 60% de los catalanes prefieren esperar al resultado de las elecciones generales para que, después, la Generalitat negocie con el Gobierno una salida al conflicto catalán. En cambio, el 27% opina que se debe seguir adelante con el proceso tal y como está planteado. De nuevo hay grietas también dentro del electorado independentista. Solo un 56% de los votantes de Junts pel Sí apuesta por mantener el actual rumbo frente a un 39% que pide esperar al resultado de las generales. Dentro de la CUP un tercio de sus votantes también son partidarios de esperar.
Antes de dar nuevos pasos los partidos independentistas están intentando alcanzar un acuerdo para formar un nuevo gobierno y, singularmente, están negociando si Artur Mas lo puede presidir. A tenor de la encuesta, la CUP lo tendrá difícil si quiere convencer a sus bases de que Mas sí debe ser presidente. El 76% de sus votantes rechazan a Mas frente un 22% que lo apoyan como presidente. Tampoco hay unanimidad en Junts pel Sí, donde el peso del electorado de Esquerra Republicana siembra dudas sobre el futuro presidente. Solo el 58% de votantes de Junts pel Sí cree que Mas debe ser el futuro presidente. La continuidad del presidente genera rechazo en más del 90% del electorado de los partidos no independentistas.
El apoyo a la independencia en caso de celebrarse un referéndum legal alcanzaría el 44%, frente a un 50% que opina que Cataluña debe seguir formando parte de España. Los partidarios de la secesión se reducen hasta el 36% en caso de que la independencia lleve a la salida de la Unión Europea. Si el referéndum ofreciera una tercera vía sobre una reforma constitucional el independentismo baja hasta el 26%.
Con este panorama el independentismo afronta con problemas la campaña de las elecciones generales. Convergència Democràtica, que ahora se presenta bajo la marca Democràcia i Llibertat, pasaría de los 16 escaños de 2011 a solo nueve tras romper con Unió, formación que se quedaría fuera del Congreso. ERC subiría de tres a ocho escaños. Pese a ello, el soberanismo pierde fuerza en el Congreso al pasar en su conjunto de 19 escaños a 17.
Las elecciones generales se plantean con un inédito empate de hasta cuatro partidos. PSC, Ciudadanos, Podemos y Convergència lograrían cada uno nueve escaños de los 47 en juego. El PP queda descolgado con solo tres escaños tras haber logrado 11 en 2011.
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