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Los lugares de... alberto velasco

Estilo ‘vintage’ XXL

El actor vallisoletano, de 32 años, se relaja contemplando las flores en Tirso de Molina, compra ropa de segunda mano en Malasaña y cena en un restaurante con cámara secreta

Javier A. Fernández
El actor Alberto Velasco en su bar fetiche Matute 12
El actor Alberto Velasco en su bar fetiche Matute 12Samuel Sánchez

1. Café La Turnée. Es el antiguo bar del teatro de La Latina. Antes había una escalera, por la que han bajado grandes artistas, que llevaba a los camerinos. Allí trabajé de Dj al llegar a Madrid. Hay que probar la tortilla española, el chorizo criollo y las hamburguesitas de buey. Tiene una energía muy especial, tanto de día como de noche. (Plaza de la Cebada, 2).

2. Mercado de las Flores. En Tirso de Molina. Voy allí cuando necesito conectar con la naturaleza. Me gusta mucho más que el Retiro. Las tenderas me conocen y me dejan mirar. Les pregunto cuándo traerán la mimosa púdica, esa flor que se repliega si la tocas.

Bambalinas y audiencias

Por la calle le llaman Palacios, por el personaje que interpreta en la serie de Antena 3 Vis a vis. Participa también en montajes teatrales alternativos. Ahora dirige en Matadero Danzad malditos, que mezcla teatro, danza y competición.

3. Matadero. Era el lugar de referencia cuando venía de visita a Madrid. Allí vi La casa de la fuerza de Angelica Liddel, que ha marcado mi vida, y aluciné con el espacio. Acababa de regresar de Berlín y pensé que Madrid por fin había encontrado un proyecto cultural nada excluyente: tiene teatro, artes gráficas, performances, conciertos, gente paseando sin más… Y ahora mi espectáculo está programado en las Naves del Español. (Plaza de Legazpi, 8).

4. Templo de Debod. Los atardeceres desde el mirador son un placer, te quedas petrificado por tanta belleza. A lo mejor es por la seta de contaminación, pero Madrid tiene unos atardeceres mágicos. Me pongo música de Mahler, estoy diez minutos y me marcho. (Ferraz, 1).

5. Plaza de Santa Ana. La escultura de Federico García Lorca, que tiene una paloma a punto de echar a volar entre las manos, frente al Teatro Español, es mi punto de encuentro con amigos. Hace poco me enteré de que la estatua tiene dentro del teatro una parte gemela, que son las manos del poeta recogiendo la paloma.

6. Williamsburg. Es una tienda de ropa vintage que tiene prendas con carácter de mi talla. Para una persona gorda como yo ir de compras es muy deprimente porque lo que me gusta no me vale. De allí salgo siempre con una sonrisa. Tiene trajes con un toque auténtico y clásico. (Velarde, 4).

7. El Trébol. Fue el bar oficial de La Casa de la Portera, la casa-teatro que ha marcado una época del teatro madrileño. Allí nos reuníamos con el público después de las funciones para tomar vermut y comer pinchos morunos. (Abades, 24).

Para una persona gorda como yo ir de compras es muy deprimente porque lo que me gusta no me vale

8. Plaza de la Virgen de la Paloma. Yo, que soy de pueblo, he encontrado en La Paloma mis pequeñas fiestas. Jamás pensé que algo así pudiera existir en Madrid. Me gusta mucho esa zona para vivir, para comprar en las tiendas de barrio. Si tengo el día hablador voy a comprar donde La Toñi, que me da conversación. Si no tengo ganas, voy al Dia y nadie me molesta.

9. Fulanita de Tal. Es el local de la noche madrileña donde mejor me lo paso. He comenzado varias relaciones sentimentales allí. Hay muy buen rollo y la música es lo mejor: empiezan con pop-rock actual, siguen con grandes divas, de Barbra Streisand a Rihanna, y después se ponen más electrónicos. (Regueros, 9).

10. Matute 12. Es mi bar fetiche. En el sótano hay un reservado al que se accede con un código, que hay que ganarse. Yo pido siempre los mejillones al estilo Matute, con nata y pimienta, y la tarta de dulce de leche y queso, que es de otro planeta. (Plaza de Matute, 12).

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