El poder de la palabra
El Teatro Lope de Vega de Sevilla acoge 'El discurso del rey', de la mano de Magüi Mira
Tras el éxito comercial y las buenas críticas, la película El discurso del rey se proclamaba favorita en la gala de los Oscar de 2011, consiguiendo cuatro estatuillas, entre ellas, una a la mejor película. Ahora, el guion de David Seidler aterriza en forma de obra teatral en el Lope de Vega de Sevilla de la mano de la directora Magüi Mira. Tras visitar Madrid, Barcelona o Bilbao, el texto versionado por Emilio Hernández estará en cartel desde este jueves hasta el domingo.
Con un montaje escénico más poético que realista, la obra narra el encuentro entre un logopeda australiano y el entonces príncipe Alberto (Adrián Lastra) para lograr superar su tartamudez, todo en medio de un momento clave en la historia de Europa: a las puertas de la Segunda Guerra Mundial. Mientras trabajan juntos, el futuro rey Jorge VI y el logopeda Lionel Logue (Roberto Álvarez) traban una amistad. Cuando Eduardo VIII abdica el trono, el rey Jorge se apoya en Logue para realizar su primera transmisión de radio sobre la declaración de guerra a Alemania en 1939.
"El texto describe no solo un hecho destacado de nuestra historia si no que ahonda en el poder de la palabra y la elocuencia, en la fragilidad de un rey que tiene que utilizar su voz para entrar en los hogares a través de la radio, en la amistad de dos hombres corrientes que luchan por la superación de un ser humano, en el amor incondicional de una esposa, en el amor y el humor como terapia para la supervivencia y en el triunfo de la palabra", describe la directora.
La versión de Emilio Hernández está basada en el texto teatral que el propio Seidler escribió después del guion cinematográfico, que Tom Hooper llevó a la gran pantalla. Protagonizada por Lastra y Álvarez, el reparto lo completan Ana Villa (reina Isabel), Gabriel Garbisu (rey Eduardo VIII), Lola Marceli (Wallis Simpson) y Ángel Savin (Winston Churchill).
A lo largo de la obra, los seis actores no salen nunca de escena y no cambian de vestuario a pesar de que la trama transcurre desde 1925 hasta 1939 con la llegada de la Segunda Guerra Mundial. “No es un montaje realista, voy a la esencia y los adornos me sobran. Por eso, son los personajes, cada uno de ellos con su vestuario más emblemático, los que van guiando con su esencia en este viaje histórico y apasionante”, apunta Mira.
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