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Alcalde del pueblo en que ETA asesinó a su tío

Los terroristas golpearon doblemente en 2000 a Oier Korta. Asesinaron a su tío y volaron su discoteca. Ahora será regidor de Zumaia tras ganar las elecciones a los ‘abertzales’

Mikel Ormazabal
Oier Korta, este miércoles.
Oier Korta, este miércoles.JAVIER HERNÁNDEZ

A Joxe Mari Korta, el presidente de los empresarios de Gipuzkoa que ETA asesinó en agosto de 2000, le hubiese hecho muy feliz ver a su sobrino Oier como alcalde de Zumaia (Gipuzkoa), algo que sucederá el próximo sábado. Oier Korta, víctima de “la presión y la persecución” del entorno abertzale tras aquel atentado, es un debutante de la política que ha conseguido arrebatarle el poder a EH Bildu. Uno de sus retos es “trabajar por la paz y la convivencia” en su pueblo.

El apellido Korta conserva mucho simbolismo en Zumaia. Oier, nacido en 1972, casado y con tres hijos, adquirió notoriedad hace 15 años cuando, al día siguiente de que mataran a su tío, leyó una declaración en nombre de la familia en la que proclamó: “Es nuestra responsabilidad elegir entre los asesinos y los constructores de la voluntad popular”. Dos días después, se encaró con el alcalde de Zestoa (de EH) durante un pleno muy tenso. Le recriminó que metiera “en el mismo saco” a su tío asesinado “y a los miembros de ETA que han muerto” al explotar el coche cargado de explosivos en el que viajaban. Transcurrió un mes y la banda terrorista puso una bomba que destrozó la discoteca Txitxarro, de la que Oier Korta era gerente y su padre, Narciso, propietario.

Han pasado tres lustros y, “por casualidades de la vida”, explica Oier Korta, irrumpe en la primera línea de la política. “En 2013 me involucré con la plataforma ciudadana contra el puerta a puerta (el polémico sistema de recogida de basura que Bildu ha implantado en varios municipios)”. Hace un año, aceptó “sin estar muy convencido” presentarse con el PNV en estos comicios. Fue como independiente y ahora no se arrepiente.

El 24-M, la lista del PNV que encabezó resultó la más votada (seis ediles), con 75 papeletas más que EH Bildu, que se jugaba la reelección (seis). El PSOE obtuvo uno. Korta, que no está afiliado al PNV, se propone “gobernar para todos, sin arrinconar a nadie” y recuperar “proyectos de vivienda e infraestructuras que Bildu ha abandonado durante ochos años”. Uno de sus “pilares”, confiesa el próximo regidor, será “trabajar por la paz y la convivencia”.

“Sin delicadeza”

En las dos legislaturas gobernadas por la izquierda abertzale, opina, se han dado “algunos movimientos para cumplir el expediente”, como la colocación de una placa en recuerdo a las víctimas, aunque “no se realizó con la delicadeza que exigen” estas. A Oier Korta no le gusta que le clasifiquen como víctima de ETA. “No”, repite tres veces, pero matiza: “Sí he sentido la presión. Al mes de matar a mi tío, volaron nuestra discoteca, y el día de mi boda, la Ertzaintza tuvo que desalojar la sala de fiestas por un aviso de bomba. Son episodios que demuestran que no se han olvidado de ti y que ha habido una persecución, aunque no sé si es la palabra correcta. Soy víctima lateralmente”.

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El asesinato de Korta no fue condenado por la izquierda abertzale, pese a que en sus filas supuso “un mazazo” y “un trago difícil de digerir” porque el entonces presidente de Adegi “era euskaldún, nacionalista, trabajador y una persona que dio todo por crear empleo y una industria potente en su pueblo”, asegura su sobrino: “Fue un marrón para la izquierda abertzale, nos consta”. Al tiempo, simpatizantes de ese mundo tuvieron “gestos a título personal” con los familiares (“algunos nos han pedido perdón en privado”, afirma), aunque los Korta siguen echando en falta “la valentía de ese mundo para decir basta ya”.

Cada 8 de agosto, familiares y amigos realizan un homenaje al que la izquierda abertzale se ha sumado desde 2012 con la presencia, entre otros, de Pernando Barrena y Martin Garitano. “Son pasos que se tienen que dar. Quiero pensar que son gestos sinceros, pero cada persona tiene que considerar cuándo ha llegado el día de olvidar, perdonar o dar la mano”, sentencia Oier.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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