“Los discos permiten seguir soñando”
José Valencia, ejemplo del flamenco lanzado a la autoedición y a mercados alternativos
“Me cansé de esperar respuestas”. José Valencia (Barcelona, 1975) perdió la paciencia con las empresas discográficas tradicionales que, una y otra vez, le decían que el flamenco no vende. No se lo creyó y buscó una salida: la autoedición. Este martes presentó en el Teatro Quintero de Sevilla su último trabajo, Directo, que recoge la actuación de este cantaor residente en Lebrija (Sevilla) en la última Bienal de Sevilla, reconocida con el último Premio Max a la Contribución de las Artes Escénicas. Es un ejemplo de un arte que irrumpe ya en los mercados alternativos.
Valencia, reconocido con el Giraldillo al cante en la Bienal de Flamenco de Sevilla hace dos años, no para de darle vueltas a la cabeza, “de idear cosas para salir adelante”. Se dedica a un arte ancestral inmerso en un nuevo mundo digital imparable y un mercado convencional de la música en estado crítico. A este laberinto decidió enfrentarse solo para buscar una salida y la encontró asumiendo todo el trabajo de creación de un disco y un vídeo, desde su concepción hasta la venta puerta a puerta de las tiendas y en las plataformas de Internet.
En este empeño ha invertido 20.000 euros para los ensayos, las cámaras, las mezclas, las primeras pruebas, la promoción y la venta. El menor coste ha sido la producción física que le ha salido a dos euros con 23 céntimos cada unidad. “Esto demuestra que la culpa de la crisis del mercado discográfico la tenemos todos, pero en especial las grandes empresas”, afirma Valencia.
Pero el cantaor no se ha quedado en el disco y el vídeo físico porque admite que éstos son “imprescindibles tarjetas de presentación” pero insuficientes. “Permiten seguir soñando”, reconoce. El mercado al que se ha lanzado es el digital y trabaja con las principales comercializadoras de este sector para llevar su trabajo a 60 países a través de una veintena de plataformas.
Los tópicos matan el flamenco, no la tradición", afirma José Valencia
Valencia conserva la propiedad y los derechos y solo cede el permiso, no exclusivo, de distribución digital. Por cada descarga consigue el 82% de la recaudación: 32,14 céntimos.
El disco y el vídeo físico también los vende en los teatros en los que actúa, en tiendas a las que entrega personalmente el producto y a través de una plataforma comercializadora mundial en Internet.
Con esta estrategia ha roto las limitaciones que le imponía el mercado tradicional, pero cree que “el flamenco, como música viva, tiene que ser directo”, por lo que también se ha volcado en la innovación, en la puesta en escena, en ofrecer un espectáculo para la vista además de para el oído. Colabora con compañías de teatro como Los Ullen o TNT así como con bailaoras como Eva Yerbabuena o Belén Maya. “El directo es más humano, es una forma de comunicación directa y emotiva. Tiene un punto maravilloso, visceral”, argumenta para explicar su pasión por el escenario y que su último trabajo, apoyado por la productora El Mandaíto, recoja su actuación en la Bienal de Sevilla.
“Intento salir de los tópicos porque son éstos los que matan el flamenco, no la tradición. Pero esta no está reñida con la innovación”, argumenta Valencia para explicar su estrategia, a la que están siguiendo otros artistas. Francisco Contreras, conocido como El Niño de Elche, se ha implicado en la producción de Voces del extremo y Sí, a Miguel Hérnandez, así como en la colaboración con la danza contemporánea, caso de la obra "Lirio entre espinas" de Guillermo Weickert. El guitarrista Juan Requena, también acaba de autoeditarse el disco Arroyo de la miel.
Son solo ejemplos de un arte que siempre ha pugnado por romper barreras y que se enfrenta a un mundo digital, global y distinto al que vivieron sus antecesores. “Cada vez habrá más gente en este campo”, augura Valencia.
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