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Un escudo contra la competencia

Andalucía es la segunda comunidad autónoma en solicitud de patentes con 985

Antonio J. Mora
El físico Miguel Ángel Ortiz muestra un boceto de su invento.
El físico Miguel Ángel Ortiz muestra un boceto de su invento. PACO PUENTES

Una idea puede surgir en cualquier momento. Y lugar. A Miguel Ángel Ortiz le ocurrió conduciendo. “Me di cuenta de que no aprovechábamos el aire que mueve un coche a su paso”, explica este físico sevillano de 41 años. Tras meses de investigación, Ortiz ideó colocar unas turbinas delante del radiador del vehículo para recuperar y almacenar la electricidad que genera el aire que entra y refrigera el coche. “Si vas a cien kilómetros por hora, la energía que se genera es considerable”, explica Ortiz. Con su proyecto en la mano, este físico decidió acudir a los servicios de propiedad industrial de la agencia IDEA para protegerlo de la competencia.

El Centro de Información Tecnológica y Propiedad Industrial de Andalucía (CITPIA) ofrece a empresarios e investigadores asesoramiento sobre los distintos mecanismos que existen para proteger en el mercado sus inventos, por pequeños que sean. “Hay quienes llegan a la agencia con muchas lagunas, no saben diferenciar entre obtener una patente o registrar su marca, por ejemplo”, explica este departamento. Desde septiembre de 2013, IDEA ha realizado más de 23.300 actuaciones, entre asesoramientos y registros de títulos de propiedad industrial. Asimismo, Andalucía se sitúa como la segunda comunidad autónoma en el número de solicitudes de patentes: 985 (entre 2013 y 2014).

A través de este servicio, los empresarios pueden iniciar los trámites para patentar su invento, registrar la marca de su producto o empresa y proteger su diseño industrial (la forma del artículo). Una vez que la persona les explica el proyecto y sus expectativas, los técnicos del CITPIA les aconseja uno u otro título o estrategia de protección. En el caso de las patentes, se les informa sobre la documentación que deben presentar, el coste del proceso, los derechos que se les otorga y cómo internacionalizarla. Asimismo, es muy importante saber si la persona tiene intención de comercializar su producto o no, puntualiza IDEA. “El gran problema es el formalismo que rodea a estos procedimientos”, reconoce Ortiz.

El proceso

  • El primer paso es presentar una solicitud de patente (cuesta 74 euros). Durante el primer año, y gracias a un convenio entre los países industrializados, el solicitante posee protección provisional o también llamado año de prioridad para internacionalizar la solicitud de patente.
  • A los 15 meses, debe haber solicitado al Gobierno central el informe del estado de la técnica (IET), que cuesta unos 700 euros. En este estudio, el examinador de patentes debe determinar si el invento cumple los tres requisitos: tener novedad mundial, actividad inventiva y aplicación industrial.
  • A los 18 meses, se publica la solicitud y dicho informe. A los pocos meses, se concede la patente. Tendrá una vigencia de 20 años y debe ser renovada cada año y en cada país.

Como paso previo a solicitar una patente, el CITPIA ofrece a sus usuarios un informe sobre aquellos proyectos que ya han sido registrados por otro investigador y que pueden ser similares al suyo. Con esta búsqueda en bases de datos internacionales, el empresario descubre si su idea es innovadora y, por lo tanto, cumple con uno de los requisitos para poder obtener una patente: que tenga novedad mundial. “Por increíble que parezca, un 25% de las investigaciones que se realiza en Europa son repetidas”, apunta la agencia. A esta condición, se suman otras dos: el producto debe tener actividad inventiva, es decir, que su creación haya conllevado un proceso de investigación complejo que no sea obvio para un experto en la materia; y debe tener aplicación industrial.

Estos tres requisitos los conoce muy bien Carlos Lapetra. Este ingeniero también acudió a la agencia IDEA para patentar su producto, en este caso, una técnica para fabricar tartas fondant. Y para registrar un modelo de embalaje. Al igual que en el caso de Ortiz, en este proyecto también desempeña un papel importante el mundo del motor, aunque parezca un tanto inverosímil. “Hasta el momento, estas tartas se fabricaban de manera bastante precaria. Nuestra técnica se basa en mis conocimientos de la industria automovilística”, explica Lapetra, propietario de Suggart, quien se resiste a dar más detalles sobre ese procedimiento. “Han sido muchos años de trabajo y dedicación como para que te copien”, se justifica.

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Dejando a un lado posibles parecidos, Carlos Lapetra y Miguel Ángel Ortiz representan también las dos caras de obtener una patente. El primero la conserva y produce gracias a ella. El segundo no pudo renovar el pago anual y ya es de dominio público. “El mundo de las patentes es un submundo complejo y muy caro, hay que tener en cuenta que las patentes deben validarse cada año y país por país”, explica la agencia. Por ejemplo, una empresa puede llegar a pagar por conservar su patente en 10 países durante 10 años unos 35.000 ó 40.000 euros. Su vigencia máxima son 20 años, luego pasa a ser de dominio público.

Alicia Casas y Carlos Lapetra, propietarios de Suggart.
Alicia Casas y Carlos Lapetra, propietarios de Suggart.Paco Puentes

Según explica el CITPIA, mantener una patente también es costoso porque el propietario debe tener dinero para defenderla. “Si no tiene recursos para demandar a quien haya podido copiar su idea, de nada sirve tener este título. Los propietarios de la patente deben vigilar porque se respete su exclusividad”, explica IDEA. El error más común entre los usuarios de este servicio, señalan sus técnicos, es que intentan redactar ellos mismos el documento de patente en el que describen su invención y al que deberá dar el visto bueno el Estado. “Es muy complejo y lleno de formalismos, nosotros les recomendamos que acudan a un agente de la propiedad industrial”, explican dichas fuentes.

La empresa de Carlos Lapetra también es ejemplo de otro de los servicios que ofrece la agencia IDEA: el registro de un diseño industrial. En este caso, del embalaje para el envío de las tartas. “Está ideado, incluso, a prueba de bombas”, llega a bromear este ingeniero. “Si se cayese desde un tercer piso, la tarta seguiría perfecta”, explica Lapetra fiel a su hermetismo. En este caso, registrar la forma de un producto tiene un coste de 74 euros y tendrá una vigencia de cinco años (renovables hasta los 25). Asimismo, Lapetra ya tiene la mirada puesta en el mercado internacional, concretamente, en EE UU. Tras vender en grandes superficies de España e, incluso, por correo, Suggart ultima el salto al extranjero. “En unas semanas acudimos a una feria en Nueva York y, si todo marcha bien, patentaremos también allí nuestra técnica”, expone el empresario.

Los servicios de la agencia IDEA en propiedad industrial se completan con el registro de marcas y de modelos de utilidad (“pequeñas invenciones”). En el primer caso, tiene un coste de 144 euros por 10 años y permite al empresario proteger el nombre de su producto o el servicio de su empresa, incluso, se les realiza un informe de marcas parecidas. El segundo caso suelen ser mejoras o nuevas utilidades de un determinado producto. Sigue un proceso más sencillo que el de las patentes y tiene una vigencia de 10 años. “Tanto la patente como el resto de títulos de propiedad otorgan a sus dueños derechos de exclusividad, son un plus de calidad para sus productos”, dice IDEA.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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