Pedro y sus hermanos, miles de lechonas (electorales)
Desde su tinglado enorme Ses Torres aseguran el bocado de teóricos votantes de mitin y festín
Pedro y sus hermanos están en la cocina de la política, sin aparecer. No guisan encuestas ni programan campañas pero aseguran el bocado de teóricos votantes de mitin. De negro, con la mirada y el habla rápidas, al lado de un camión refrigerado, en la parte oculta del polideportivo de son Moix de Palma, controla el avituallamiento de 4.000 personas trasladadas en buses al mitin de Mariano Rajoy.
Advierte que sirve a todos, a 1.500 del partido El PI y a mil del PSOE en Calvià. El PP, por presupuesto, red y protectores, gana de calle, con miles y miles de raciones, en eventos repetidos en la ruta de las urnas. Los mayores casi son parientes tras compartir tantas excursiones y manteles electorales.
Los hermanos Pedro, Pep y Jordi, su familia, son Carreras Mascaró SL, empresa para el agasajo alimentario o el entretenimiento de las masas en Mallorca. Abastecen multitudinarios, almuerzos, cenas, meriendas o pic-nic.
En tercera generación, dominan grandes estructuras y la oferta de cocina popular y populosa. Crían, sacrifican y asan 2.000 lechonas al mes para servir. En Navidad y Pascua, las venden doradas para consumo a domicilio. Poseen una granja porcina y engordan terneras, 300 al año.
Eran payeses y asalariados y ahora controlan el mercado de la restauración rural con precios baratos, menús de bufet libre y bailes sabatinos. Tienen siete grandes establecimientos en red, en propiedad o explotación.
Su feudo, su marca, es la ‘pagoda’ de ses Torres, en la rotonda de su patria, Ariany, en el cono interior, en el eje Inca-Sineu-Manacor, otra autopista de Jaume Matas-Mabel Cabrer que la gente evitó. En ese país llano y seco, el abuelo regentaba un bar local. Los padres de los Carreras eran huertanos de surco, verduras y mercados. Pasaron a la restauración y en el matriarcado invisible, la madre creó su cocina.
En 1990 nació la factoría de la porcella (lechona) en el cruce de caminos y tapas, el frito y el variado –una acumulación absurda de sabores. El restorán, un bullir mundano, da 800 servicios sábados y domingos. A diario, sin horario, lo rodean coches y camiones y se usan más de 300 tenedores.
Crecieron y se especializaron en la gestión de cocinas y complejos XL: Binicomprat de Algaida lo creó el dueño de Es 4 Vents escoltado por el caballista exbanquero Simón Galmés. Lo tomó el constructor caído López Raigal. Allí se buscó el rastro del capital sucio de la narco ‘La Paca’.
Tienen la exbarbacoa de ses cases de son sant Martí de santa Margalida y explotan la cocina y bares del hipódromo de son Pardo y del de Manacor. Son Pardo acoge un ciclo de comidas masivas del PP y José Ramón Bauzá repartió papeletas a los comensales. A veces invitan los socialistas, si tienen fondos y público.
La ‘isla’ de Ariany apareció en el mapa con Antoni Pascual, la mano callada de la presa Maria Antònia Munar. En la época de la finiquitada de Unió Mallorquina (UM), donde tanto se hablaba de caballos de trote, los de ses Torres controlaron la cafetería de otro juguete de poder, la televisión IB3; la dejaron.
[ Los estómagos de los políticos de tradición, a la derecha, son hormigoneras para resistir miles de bocados reiterados. Un ‘mirlo blanco’ que no fue del PP pero gobernó con ellos, Jaume Cladera, exconsejero de Turismo, hotelero, al dejar el Gobierno balear, en 1993, proclamó que no quería ser Presidente “porque no estaba dispuesto a comer 365 arrós brut al año”. O 'porcellas'. Repetir menús y carTas, pueblo a pueblo, sinfín, con un objetivo: el poder]
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