La izquierda ‘abertzale’ se explica a si misma en ‘De Echevarría a Etxeberria’
"Esta no es toda la verdad, pero es una parte", advierte el cineasta Ander Iriarte
"Esta no es toda la verdad, pero es una parte", advierte el cineasta Ander Iriarte sobre su documental, De Echevarría a Etxeberria, una indagación con algo de autocrítica sobre la violencia del conflicto vasco, vista desde el municipio de Oiartzun (Guipúzcoa), tradicional bastión de la izquierda abertzale.
El propio Iriarte, licenciado en la escuela de cine catalana Escac y que debutó en 2013 en Sitges con Los inocentes, nació en Oiartzun y es hijo de Joxe Iriarte, histórico de ETA VI asamblea, quien después del franquismo abogó por el pacifismo.
Todo ello convierte el documental, que se estrena esta semana en cines, en parte en un ejercicio de terapia, donde aportan sus testimonios el dirigente de Sortu Rufi Etxeberria, la portavoz de exreclusos de ETA Itziar Galardi, el exconcejal de EA Joxe Mari Mitxelena o el dirigente de Aralar Joseba Errekalde, entre otros.
La pregunta que se plantea como punto de partida es cómo ha podidosobrevivir la violencia durante 50 años. Y aunque la respuesta no es fácil, Iriarte apunta que hay una conclusión clara: "hablar y dejar hablar es importante, aunque no te guste lo que está diciendo el otro". "Sin debate público, dejando las cosas enterradas, lo único que haces es que las siguientes generaciones reproduzcan el conflicto", advierte el director y guionista.
La invitación a desvelar se dirige en primer lugar a sus propios vecinos, con quien en ocasiones, pese a compartir la misma ideología, no se han hablado durante décadas, por justificar o no la violencia. "He hecho esto catárticamente, para mí y para mi pueblo", subraya.
Pero la película también aspira a actuar como un espejo. "Si ves lo que ha vivido y sufrido el otro lado, quizás te animes a contar lo tuyo. Yo espero, de verdad, que en el otro lado se cuente también y que se haga desde el respeto", añade.
Si el propio mundo abertzale ha pecado de hermetismo, la Ley de Partidos y la consiguiente ilegalización de formaciones como Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna, así como el cierre judicial de diarios como Egin o Egunkaria, reforzaron esa tendencia, cuenta el documental.
Iriarte sostiene que la Ley de Partidos "hizo más daño que bien" en su entorno, ya que "neutralizó" también las voces pacifistas. En su opinión, esa "persecución" y la "teoría de la socialización del sufrimiento" que defendieron sectores de la izquierda abertzale para justificar la violencia son "la cara y la cruz de la peor forma de encarar un conflicto, que es hacer partícipe del sufrimiento a toda la sociedad".
Los testimonios más potentes de la película corresponden a dos mujeres. Por un lado Lide Martiarena, hija y esposa de etarras, que "sin comerlo ni beberlo, lo ha sufrido todo" y por otro el de Itziar Galardi, presa durante casi 20 años por asesinar a un policía y ahora portavoz del colectivo de exreclusos.
"Al final las dos se preguntan lo mismo: ¿para qué?, ¿valió la pena?", señala el director. De Echevarría a Etxeberria llega meses después de Asier y yo, el documental en el que Aitor Merino trataba de comprender las razones de su amigo de la infancia, el etarra Asier Aranguren.
"Hay una nueva generación que vamos a hablar de esto de otra manera", constata Iriarte. "A Aitor y a mí nos pasó lo mismo, con el alto el fuego reaccionamos. Su documental humaniza a una persona que para muchos es un villano y acaba con una reflexión sobre qué lleva a matar, y ahí es donde empieza el mío", considera.
El título del documental tiende un hilo, que es una invitación al entendimiento entre el apellido del alcalde de Oiartzun Antonio Echevarría, asesinado por ETA en 1975, y el de Rufi Etxeberria, portavoz de la más reciente oposición de la izquierda abertzale a la violencia.
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