Alfonso Ybarra, militar, empresario, taurino y directivo del Athletic
Fallecido en Bilbao el pasado domingo, a los 102 años, era desde hace cinco décadas miembro de la Junta Administrativa de la Plaza de Toros de Vista Alegre
Este domingo falleció en Bilbao, a los 102 años, Alfonso Ybarra Gorbeña, con Y griega, desde hace cinco décadas miembro de la Junta Administrativa de la Plaza de Toros de Vista Alegre, donde ejercía de maître mayor.
Alfonso era un personaje de aspecto juncal y más fogoso que un Miura. Nacido en casa de comida culta, preparada por chefs nacidos al otro lado de los Pirineos, siempre contó con la fortuna indispensable para rezar en los templos gastronómicos más exclusivos. Siguiendo el dictado de la tradición culinaria, Alfonso Ybarra era el cerebro que confecciona los menús que se servían en el comedor de Vista Alegre, coincidiendo con las Corridas Generales de Bilbao, generalmente, compuesto por algunos de los platos más tradicionales de la cocina vizcaína. Su programación banqueteril incluía diversas minutas solo entendibles por personas de fina sensibilidad. El talante perfeccionista de Don Alfonso le permitía incorporar a cada una de las recetas las instrucciones precisas acerca de la preparación más adecuada que debía seguir cada una de ellas, incluido el tamaño y procedencia de las patatas con que se cocinaba el marmitako.
Alfonso Ybarra, antes que mandamás de la Junta, ejerció de directivo del Athletic, la temporada de 1957 -bajo la presidencia de Enrique de Guzmán. En la esfera privada, fue fundador de la empresa Bilbaína de Montajes Metálicos, y consejero delegado de la Sociedad Española de Minas de Somorrostro.
En los años de la Guerra Civil, sirvió a la causa nacional, desde el puesto de alférez de complemento y, posteriormente ya teniente de infantería, en el cuartel de Garellano, donde algunos subordinados suyos recordaban su férrea disciplina en todo lo que tenía que ver con la limpieza y puesta en escena de su manera de entender el ideario militar. Hace solo unos cuantos años, el rey Juan Carlos I le impuso la Medalla Militar Individual, en reconocimiento al valor mostrado en el "asalto contra una posición en la Sierra de Pandols (Gandesa. Tarragona)"; ocasión en la que hizo prisioneros a varios milicianos republicanos y capturó varias armas automáticas.
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