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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Independentismo ‘hard’

Cuatro meses después del éxito del 9-N, el soberanismo catalán, lejos de declinar, sigue siendo mayoritario aunque más radical

Todo parecía indicar que tras el 9-N el independentismo catalán estaba en caída libre y al borde de la depresión. Encuestas más o menos solventes, columnistas y tertulianos de todo pelaje, informaciones y editoriales con diversos grados de tendenciosidad y líderes políticos unionistas proclamaban a los cuatro vientos la bajada del suflé independentista. A ello se sumaban otros indicadores más objetivos que permitían prever un retroceso del soberanismo: la desconfianza evidente entre CiU y ERC, los conflictos entre CDC y UDC, las pugnas internas de la ANC o la ausencia de movilizaciones sociales para reclamar la independencia de Cataluña.

En este clima de euforia centralista se presentó hace diez días el primer barómetro de 2015 del Centro de Estudios de Opinión (CEO), con 2.000 encuestas personales domiciliarias, un trabajo de campo de casi un mes y un presupuesto de unos 60.000 euros. Con este potencial demoscópico, el nuevo barómetro del CEO muestra muchos datos que echan agua al vino unionista y que permiten afirmar que el independentismo sigue gozando de buena salud y está cambiando de fisonomía. El unionismo político y mediático, que ha fingido estar exultante después de conocer los resultados, debería sentirse intranquilo y angustiado.

¿Cómo se encasillan ideológicamente los catalanes? La encuesta propone una docena de alternativas para que los entrevistados se definan ideológicamente, lo que conlleva una lógica dispersión de respuestas. A pesar de ello, una cuarta parte de los catalanes se autodefine como independentista, siendo la respuesta mayoritaria. En segundo lugar se sitúan los que se identifican como socialistas (17%), seguidos de los progresistas (14%) y los ecologistas (12%), mientras que el 30% restante se distribuye entre ocho opciones más. Por cierto, solo un 6% de los catalanes se autodefine como nacionalista (etiqueta ideológica que incluso desestima el 86% de los futuros votantes de CiU).

Sobre las relaciones entre Cataluña y España, la encuesta presenta cuatro alternativas: una región de España, una comunidad autónoma, un Estado dentro de una España federal y un Estado independiente. La mayoría de los catalanes (concretamente, el 40%) quiere una Cataluña independiente. Esta preferencia por la ruptura con España, que desde junio de 2012 es la opción preferida de los catalanes, se sitúa ahora a trece puntos de la segunda, que es la conversión de Cataluña en un Estado de una España federal. Si distinguimos entre electorados, los que mayoritariamente desean la independencia de Cataluña siguen siendo, con porcentajes muy elevados, los futuros votantes de CiU (79%), de ERC (92%) y de la CUP (90%).

Según el barómetro del CEO, la suma de diputados que podrían conseguir precisamente estas tres formaciones políticas estaría en una horquilla de entre 71 y 74 diputados y, por lo tanto, sumaría una amplia mayoría absoluta capaz de forzar un proceso constituyente de ruptura con España.

Esta cifra de diputados (y también de porcentaje de votos) es similar a la que poseen actualmente (74), pero con una diferencia significativa: los diputados que perdería CiU (18 o 19) los ganarían ERC (9 o 10) y la CUP (7 o 8), que como mínimo triplicaría representación parlamentaria. El soberanismo catalán no está descendiendo, sino que se está transformando, y prefiere apoyar a formaciones políticas que defienden con mayor claridad y rotundidad la independencia de Cataluña.

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Esta nueva expresión del independentismo social también se percibe en la valoración de los líderes de los partidos políticos catalanes. El mejor valorado en Cataluña (con una puntuación media de 5,88 sobre 10) es el portavoz de la CUP, David Fernández, es decir, el que representa la versión más radical del independentismo catalán. Fernández es incluso el único político que obtiene una valoración de aprobado de cuatro electorados distintos (CUP, ERC, CiU e ICV-EUiA) y también el único de los líderes catalanes que en los últimos seis barómetros de la presente legislatura ha ido aumentando de valoración. Solo hay otros dos políticos que también obtienen un aprobado ciudadano en el actual barómetro. Son los independentistas Alfred Bosch (5,25) y Oriol Junqueras (5,05). En cambio, los dirigentes peor valorados son los de Ciutadans y los del PP: Albert Rivera (3,60), Carina Mejías (2,78), Jorge Fernández Díaz (2,08) y, como farolillo rojo desde febrero de 2012, Alicia Sánchez-Camacho (1,38).

En definitiva, cuatro meses después del éxito del 9-N, el soberanismo catalán, lejos de declinar, sigue siendo mayoritario en Cataluña. Este primer barómetro de 2015 del CEO, que se realizó en pleno período de descanso reivindicativo, indica que está creciendo un independentismo hard, mucho más pendiente de las propuestas, aunque impliquen comportamientos políticos desafiantes, que de las siglas; que rechaza la ambigüedad y demanda objetivos precisos y poliédricos que planteen la secesión y un cambio radical de modelo social para la futura Cataluña.

Jordi Matas Dalmases es catedrático de Ciencia Política de la UB

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