Cataluña cierra 2014 con un déficit del 2,13%, más del doble de lo fijado

Los gastos de la Generalitat en 2014 superaron en al menos 4.230 millones de euros sus ingresos. El resultado es que el déficit se situó en un 2,13% del PIB, más del doble del objetivo impuesto por el Ministerio de Hacienda (un 1%) y un porcentaje que podría crecer todavía más, hasta el 2,54% si la Intervención General del Estado considera que se han de contabilizar otras operaciones, como los 250 millones de deuda que el Gobierno catalán ha tenido que asumir como consecuencia del rescate de la autovía C-17, una vez que su concesionaria, Cedinsa, no puede pagar los créditos comprometidos con la banca.

En declaraciones a Catalunya Ràdio, el consejero de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, reiteró ayer que el límite de déficit impuesto por el Gobierno central es “injusto e ilegal”. La Generalitat se queja de que la distribución entre administraciones es desigual, por lo que ha acudido al Tribunal Supremo. Lo cierto es que el déficit de 2014 supera incluso al de 2013, cuando se cerró con un 1,97%.

El Departamento de Economía sostiene que si se atendiera de forma estricta la Ley de Estabilidad, la Generalitat hubiera cumplido el déficit, ya que el límite tendría que haber sido del 2,24%, y no del 1%. Y este año debería ser del 1,62% y no del 0,7% que tendrán que cumplir todas las comunidades autónomas.

Pese al incumplimiento, Mas-Colell aseguró que en 2015 no se practicarán recortes adicionales y desafió al Gobierno de Mariano Rajoy a intentar obligarles: “Si el Ministerio se lo propone nos puede hacer imposible cumplir el presupuesto de gasto. ¡Que se atrevan!” El consejero subrayó como poco probable esa situación.

“Hemos cumplido casi con exactitud el gasto de 2014, en el que solo hemos gastado 47 millones de más en el presupuesto de 2014”, explicó Mas-Colell, que observó que Cataluña no suele tener un problema de descontrol del gasto. El origen de ese pequeño decalaje está en la desviación del presupuesto de Salud (682 millones más de gasto), una partida que no fue posible con el ahorro generado por los tipos de interés. Los gastos financieros se redujeron en 468 millones.

Según el consejero, la parte más triste del déficit y en la que Cataluña tiene mayores problemas es en la de los ingresos: “Nos hemos quedado cortos por un valor del 1% del PIB porque los proyectos de venta de patrimonio o concesiones se han quedado cortos”. El Gobierno catalán incluyó en los Presupuestos de 2014 una partida de ingresos por valor de 2.300 millones de euros y en cambio solo fue capaz de lograr algo más de 300 millones de euros con la venta de edificios.

El Gobierno de Artur Mas ha sostenido hasta el último minuto que su intención era la de cumplir ese objetivo, pero siempre ha estado lejos de conseguirlo. Mas-Colell nunca presentó un listado de actuaciones y el Gobierno confió esa tarea a una comisión interdepartamental liderada por el presidente de la empresa pública Infraestructures.cat, Joan Lluís Quer. Incluso la operación con la que pretendía obtener 800 millones de euros mediante la cesión de los ingresos del canon del agua durante 30 años, fracasó por el bloqueo final del PSC, el partido que inicialmente apoyaba el proyecto.

Mas-Colell también criticó que en 2014 la Generalitat recibiera 900 millones de euros menos de transferencias desde el Ministerio de Hacienda a causa de que sus estimaciones de ingresos menospreciaron la recuperación económica, pese a que las previsiones eran más optimistas. Según el Departamento de Economía, la recaudación real por el IRPF tendría que haber generado 553 millones más de ingresos para la Administración catalana, mientras que el IVA hubiera supuesto 329 millones adicionales.

El consejero fue ayer muy contundente al referirse a los planes del ministro Cristóbal Montoro de plantear un nuevo modelo de financiación a partir de verano, cuando faltarán unos pocos meses para las elecciones generales, previstas para finales de año. Mas-Colell criticó que la actualización del sistema, tal y como estaba prevista, podría haber permitido a la Generalitat ingresar el año pasado 600 millones más.