¿Votos entre las redes?

Pegamento, papel y pared. La pegada de carteles por las calles para dar a conocer las caras de los candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía ya es una estrategia más simbólica que principal. Los cables, los dispositivos electrónicos y las pantallas se unen a la imagen proyectada por los medios de comunicación tradicionales para intentar conseguir los votos de los ciudadanos. Los nuevos medios dan visibilidad inmediata a las caras, acciones, medidas, propuestas, protestas y respuestas de cada político y partido, a lo que se le suma la interacción de la ciudadanía y la práctica gratuidad del método. Pero queda por demostrar la utilidad de las campañas y la incidencia de las nuevas tecnologías en el voto.

“El voto es de naturaleza multifactorial y por tanto, cuando el número de indecisos es alto es difícil hacer una previsión del grado de influencia de las campañas. Los votantes tienden a exponerse más a los mensajes que están en armonía con sus propias creencias. Así refuerzan su opción electoral en lugar de cambiarla”, detalla Susana Corzo, decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, que asegura que hasta ahora, en España, no hay datos empíricos representativos que demuestren que las nuevas tecnologías hayan modificado el comportamiento electoral.

No obstante, los candidatos pretenden que sus rostros y sus ideas lleguen hasta el último ciudadano. Asisten a decenas de entrevistas digitales en medios de comunicación, graban vídeos y spots, inventan hastags de Twitter para seguir temas o acciones... Algunos de los políticos van acompañados de equipos de audiovisuales que ilustran cada paso, tienen dispuestos canales de Youtube en los que suben los spots y vídeos de actualidad. Una de las mañanas, incluso antes de la campaña, mientras el líder del PP, Juan Manuel Moreno, respondía a los ciudadanos por Twitter en una entrevista online bajo el hastag #Juanmaresponde que llegó a ser Trending Topic en España, de forma simultánea, la candidata a la presidencia de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, salía por streaming (emisión en directo por Internet) dando una rueda de prensa a la que todos los ciudadanos podían asistir desde los dispositivos electrónicos por Internet.

“Desconozco si ha trascendido hasta el momento algún estudio en el que se refleje la repercusión real de los nuevos medios respecto al voto. Lo que es innegable es que las nuevas tecnologías están presentes en los partidos y en las campañas, algo que arrancó con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y que se ha vinculado también a la participación ciudadana y a la implicación de la sociedad en la política”, considera Aurora Labio, profesora de la Universidad de Sevilla y directora del grupo Medios, políticas de comunicación y democracia en la Unión Europea.

Según Labio, Twitter es una de las aplicaciones clave. “Es la herramienta más profesional y en la que se vuelca la opinión política. Pero suele alcanzar a un sector de la población más joven, por lo que los medios tradicionales siguen funcionando en otros segmentos de la población. La televisión sigue siendo el gran medio, pero continúan por ejemplo las pegadas de carteles”, detalla Labio, que resalta que todos los candidatos a las andaluzas tienen Twitter. “Aunque no sabemos quién está detrás de las cuentas de ellos, hay opacidad en este aspecto”, reclama.

Con una diferencia considerable, Teresa Rodríguez es la que acumula más seguidores, cuenta con 92.200 y tras ella está la presidenta de la Junta, Susana Díaz, con un amplio margen, 58.800. Moreno, que lanzó este sábado una aplicación para móvil en la que se puede contactar con él, ver su programa, su agenda, y consultar su polémico currículum, suma 20.000 seguidores en Twitter.

Podemos, por su lado, acumula la herencia del 15-M en cuanto al uso de las nuevas tecnologías y para el partido ha supuesto algo más que visibilidad, mediante ellas sufragan la campaña. “Los microcréditos, gestionados por Internet, nos han permitido recaudar hasta el momento alrededor de 320.000 euros”, dicen desde Podemos.