Los expertos vaticinan otro año con la economía gallega rezagada
Los economistas temen que el consumo permanecrá estancado en 2015
La economía gallega no acaba de recuperarse. Con un escaso crecimiento del 0,4%, un punto por debajo de la media española, la debilidad del consumo interno, que sigue estancado, y el retroceso de las exportaciones, en las que Galicia destacaba del resto de España, dieron al traste con las optimistas previsiones para 2014. Y el panorama para este año tampoco es halagüeño en opinión de los expertos. Aunque hay factores que infunden cierto optimismo, como la devaluación del euro, que ayudará a relanzar la demanda externa, y hacen que los economistas consultados vean realista, pero no seguro, el objetivo del Gobierno gallego de terminar 2015 con un crecimiento del 2%.
“No estaría mal”, apunta, sobre esa previsión, el catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Santiago Luis Caramés. Pero tampoco lo ve como una meta fácil. Los altibajos del naval o la evolución del precio del crudo pueden dar al traste con las previsiones. Por el contrario, además del programa de compra masiva de deuda del Banco Central Europeo (BCE), Caramés cree que también incidirá en mejorar la economía gallega la doble cita en las urnas de este año, las municipales de mayo y las generales de noviembre, ya que “todo ciclo electoral siempre muestra alegría en la inversión pública”.
Pero, advierte, será un crecimiento en todo caso menor del conjunto de España, donde son muchos los pronósticos que apuntan a un 3%. Quedarse un punto por debajo ya sería “una suerte”, coincide Venancio Salcines, presidente de la Escuela de Finanzas de A Coruña. “Saldremos de la crisis porque nos arrastrará la velocidad de crucero que alcanza el resto del país, pero tardaremos porque el problema es de fondo”, añade. Un pesimismo, habitual en Galicia, que rechaza de plano José Antonio Redondo, catedrático de Economía Financiera también en el campus compostelano. Asturias y Extremadura, apunta, crecieron más que la media, “pero su situación no es mucho mejor que Galicia”. La comunidad está estancada, admite, pero subraya que en todo caso su economía ha vuelto a crecer.
La devaluación del euro, coinciden todos en señalar, es una buena noticia para Galicia. “Que ahora aparezcan en escena políticas del BCE más agresivas podrían llevar a un escenario más favorable”, considera Caramés. Una depreciación notable del euro permitirá invertir el retroceso de la venta de bienes al exterior que se registró en 2014 por culpa de la caída del petróleo y sobre todo de la demanda de países de fuera de la Unión Europa y de Sudamérica, algunos notables porque eran hasta entonces emergentes como Brasil. Fue en gran parte lo que pulverizó las previsiones excesivamente positivas de la Xunta para el año pasado. La recuperación del comercio internacional, apunta el presidente del grupo Torres&Sáez y también economista, Enrique Sáez Ponte, es crucial. “Y no sólo”, advierte, “en el caso de Citroën, que ya no representa más que un tercio de las exportaciones gallegas, la mitad de lo que suponía hace 30 años”.
También debería ayudar a paliar otro de los grandes problemas de la economía gallega: su consumo sigue, en palabras de Caramés, “bastante exhausto y seguirá siendo poco consistente”. Un paro elevado y la reducción salarial no animan a las familias a comprar, al contrario del resto del país, donde la demanda interna se disparó y tiró al alza del PIB. Y el turismo, apunta el empresario Sáez, tampoco influyó como en otras zonas. “A diferencia de Levante, donde los turistas consumen bastante, en Galicia el turismo es mucho más austero al centrarse en el Camino de Santiago”, apunta Salcines.
El economista coruñés coincide en pronosticar la continuidad del débil comportamiento del consumo en Galicia, “un mal crónico” debido a la estructura de su población “envejecida y deficitaria en nuevos hogares”. Recuperar el consumo de las familias es clave y requiere, reclama, medidas para infundir confianza. “Hay 55.000 millones de euros en depósitos bancarios, superan los créditos y es una situación financiera bastante buena, pero no salen al mercado porque no hay confianza en la recuperación económica”. Esto es: los gallegos ahorran pero no consumen. Y para animarlos, también es primordial un “pacto por la demografía en serio”, además de propiciar el retorno de jóvenes emigrantes o la llegada de inmigrantes para compensar décadas de escasísima natalidad. “Pero eso tampoco está en la hoja de ruta de ningún partido”, lamenta Venancio Salcines.
Donde sí hay confianza es entre el empresariado, opina Redondo. Y las expectativas son grandes, no sólo para las exportaciones. Repuntes y planes en marcha acabarán dando sus frutos en sectores importantes como el de la automoción, “con un potencial enorme también en las empresas auxiliares”, o incluso el naval, pese a sus claroscuros. “Hay que echarle creatividad y buscar nuevos mercados para ese sector clave, además de renovar sus astilleros”, propugna este catedrático de Santiago. Llama al optimismo y también a la recuperación de la “solidaridad social, el gran valor de Galicia que le convirtió en pionera de grandes iniciativas empresariales” como Inditex, Pescanova o Coren.
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