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Una buena feria para Cataluña

Buenas ventas y satisfacción general de las once galerías barcelonesas que participan en la edición de este año de Arco

Una de las obras que pueden verse en la galería ADN durante esta edición de ARCO.
Una de las obras que pueden verse en la galería ADN durante esta edición de ARCO. julian rojas

El primer día es el que marca el pulso de una feria. Por lo general si los directores de los museos importantes y los coleccionistas más poderosos no están, significa que no vendrán. No es el caso de la 34ª edición de la feria Arco, que tras dos días reservados a los profesionales, abre hoy al público. “Percibo un cambio notable, hay muchos coleccionistas extranjeros y son más rápidos y decididos”, asegura Marc Domènech, que a las pocas horas ya había vendido varias piezas, incluidos un clavéy una hipnótica escultura de Xavier Escriba. “Las dos obras plasman un enfoque que combina nombres consagrados con artistas menos conocidos pero no menos importantes, como también Picabia y Jordi Pablo, un verdadero descubrimiento”, indica Domènech, que exhibe una pintura de Fontana por 450.000 euros.

Otra galería que ha conectado con los gustos de los coleccionistas es ADN. “Hemos vuelto a apostar por una colectiva temática, este año sobre el tema del desplazamiento”, explica su director Miguelangel Sánchez, que el primer día había vendido obras de casi todos sus artistas: entre ellas, las delicadas constelaciones de Bouchra Khalili que resultan ser el mapa de un doloroso recorrido de África a Europa.

Son constelaciones, aunque sus formas responden a la construcción molecular de diferentes drogas, también las que expone en Senda la cubana Glenda León, junto con un vídeo (ya vendido), que se presenta en versión multipantalla en el centro de arte Matadero. Entre otras, Senda vendió obras de dos artistas de Colombia, país invitado de Arco 2015: Ángeles María Zorrilla, que pinta acuarelas dignas de un amanuense sobre filtros de café usados y Catalina Jaramillo que en sus pequeñas pinturas evoca episodios intrigantes y misteriosos.

Las intervenciones sobre soportes ya existentes, se multiplican en obras como el mapa del Polo Norte de 1835 que Alicia Kopf convierte en una narración personal en el stand de Joan Prats. También es el caso de los frottofonos y los frottogramas, libres interpretaciones de Joan Fontcuberta de la técnica del frottage y del dinero iraní modificado con una vieja máquina de escribir por Jaume Pitarch, que se exhiben en Ángeles junto con unas piezas espectaculares y poco conocidas de Esther Ferrer.

La galería Estrany-De la Mota en Arco.
La galería Estrany-De la Mota en Arco.julian rojas

+R expone fotos sobre lienzo intervenidas por Soledad Sevilla, atípica en su producción y una serie de obras de Jordi Mitjà realizadas con los descartes de su trabajo, una postura ética y formal que se plasma en sutiles esculturas y capas de papel parcialmente quemadas. “Vuelvo a trabajar con la materia, acercarme a lo orgánico y aceptar procesos que no controlo como la destrucción del fuego", explica Mitjà.

En el stand de Estrany-De la Mota estaban todos sus artistas empezando por Francesc Ruiz con un mural relacionado con el cómic por entrega, que prepara para el Pabellón de España en la Bienal de Venecia. Le acompañaban el multipremiado Ignasi Aballí y Martí Anson con su proyecto de muebles solidarios, que el comprador debe montarse. También se tiene que ensamblar la escultura surrealista en homenaje al papel de bordes agujereados de las impresoras antiguas, que el uruguayo Marco Maggi expone en Poligrafa, donde destacan las litografías pintadas a mano del japonés Atsushi Kaga.

La presencia catalana en Madrid, que no contará este año con la tradicional visita del consejero de Cultura Ferran Mascarell por problemas de agenda, se completa con ProjecteSD, Miguel Marcos y la joven etHall, que en su primera participación en Arco con un cara a cara entre Sergio Prego y Martín Vitaliti, ha ganado el premio a la mejor propuesta de la sección Opening, reservada a galerías con menos de siete años de vida.

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