Un amante de lo ‘viejuno’

1. Café Saigón. Es un nuevo descubrimiento que me flipa: cocina vietnamita y tailandesa a muy buen precio. Me encanta la comida oriental. Está decorado con mucha madera, un rollo colonial muy guapo que no te esperas en esa zona. Hay dos leones en la puerta, que es algo que siempre echa para atrás, pero merece la pena (María de Molina, 4).

2. Rincón del arte nuevo. Era el sitio donde íbamos a morir. Las borracheras que empezaban en La Latina iban a desaguar ahí. Un viaje lisérgico. Allí empecé a actuar, de forma improvisada, a última hora y a cambio de cerveza. Se te venía la noche encima al entrar y descubrías el aguante de la gente que fue joven en La Movida (Segovia, 17).

3. Gran Vía. Soy catalán: cuando estás allí piensas que es lo más guay, con vespa y gafas de pasta. Luego llegué a la Gran Vía y me pareció tan rancia… ¿Aquí voy a vivir? Pero esta calle, y Madrid entero, es un sitio que no te entra, sino que te conquista. En Gran Vía hay bocacalles que te llevan a lo más moderno, otras a lo más oscuro. Elige tu propia aventura.

4. Templo de Debod. En Barcelona está el mar para darse besitos en la boca y magreos. ¿Pero en Madrid? Este es el lugar. Cuando se pone el sol, eso sí, empieza el cruising: si no te interesa, sal de ahí cagando hostias. Se lleva muy mal con el romanticismo.

5. Animal Maker Studio. Es un espacio polivalente, la productora de contenidos para Internet de Toni Garrido. Está abierta al público y se pueden hacer otras cosas, como ver una exposición, asistir a un encuentro, etcétera. Aquí se crean sinergias. Eso sí, conviene no venir con chándal (Barceló, 9).

6. Yakitoro. Es el restaurante de Alberto Chicote, un sitio muy guapo. Hay restaurantes donde vas a comer lo que tú pidas, aquí mejor fiarte y comer lo que te digan. Está inspirado en una taberna tradicional japonesa, pero hacen una curiosa fusión de comida oriental y española (Reina, 41).

7. La Chorrera de Mojonavalle. La sierra es alucinante y la gente la tiene muy abandonada. Esta cascada se ve en una ruta maravillosa que está por la zona de Miraflores. Está en mitad de la montaña y desconectas de todo. Se sube muy fácil, incluso con resaca o con niños. Al acabar se puede comer enfrente de la cárcel de Soto del Real, en La Estación Real (Ctra. M-609, km 3,6, Soto del Real), una vieja estación reconvertida en restaurante.

8. La Escalera de Jacob. Me parece brutal lo que hacen allí, ese sótano, ese Ignatius Farray actuando con frecuencia… Me encantan esos sitios que son puertas interdimensionales a otras realidades, y este lo es. Hacen muchos espectáculos cómicos de pequeño formato. Está muy bien. (Lavapiés, 9).

9. Bar Cock. Soy muy fan del mundo viejuno y me encanta ese aire como rancio, esas maderas, esa chimenea… Imaginarme por ahí a Ava Gardner borracha como una cuba, con toreros flacos… (Reina, 16).

10. Teatro Compac Gran Vía y Cofidis Alcázar. Hemos hecho una cosa muy buena: conseguir que haya una programación fija de comedia en dos teatros donde no tenía cabida. Antes el monólogo solo tenía cabida en salas pequeñas. Es una conquista monguer (Gran Vía, 66, y Alcalá, 20).