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Una exposición muestra la televisión que veía Picasso a través de sus obras

Bancaja cuelga de nuevo los grabados de la 'Suite 347', quince años después de su última exhibición en Valencia

'Caricatura del general De Gaulle', de Pablo Picasso, perteneciente a la 'Suite 347'.
'Caricatura del general De Gaulle', de Pablo Picasso, perteneciente a la 'Suite 347'. Kaï Fosterling/EFE

Pablo Picasso caricaturizó en un grabado de abril del 68 al general De Gaulle vestido de mosquetero, con los genitales al aire junto a dos mujeres desnudas. En junio del mismo año, grabó su visión del fin de las barricadas y las movilizaciones estudiantiles con un hombre que traslada a dos mujeres, también desnudas, en una “carreta revolucionaria". Los dos grabados son parte de la exposición Picasso TV que ayer se inauguró en el Centro Cultural Bancaja, donde permanecerá hasta el 14 de junio. Antes de esas piezas que se hacían eco de alguna manera, de la actualidad, Picasso grabó mosqueteros, escenas circenses, lanceros bengalíes o cuádrigas romanas que reflejaban las series televisivas o películas como Tres lanceros bengalíes, que se emitió el 31 de diciembre de 1967 en Telé Montecarlo, según precisa en el catálogo de la muestra la comisaria Laurence Madeline.

 El artista malagueño puso un televisor en su vida en los años 60 y, “al final de su prodigiosa carrera”, concluye Madeline, volvió a “ser el primero en ver en la pequeña pantalla una materia nueva, digna de su mirada de inquisidor, ladrón y explotador”. Un centenar de grabados dan fe de ello en esta exposición, la mayoría procedentes de la Suite 347, a los que se han agregado algunos de la Suite 60, ambas de la colección Bancaja. “La última vez que se vieron estas suites fue en 2000, hace quince años, recordó en la presentación José Lebrero, director del Museo Picasso de Málaga, lo que proporciona un valor añadido a esta muestra del Picassso televidente.

El lienzo 'Mosquetero con pipa de Picasso', que Picasso pintó al óleo en ño 1968.
El lienzo 'Mosquetero con pipa de Picasso', que Picasso pintó al óleo en ño 1968.Kaï Fosterling/EFE

Paulo, el hijo del artista, afirmaba en 1962 que ya estaba “apasionado por la televisión”. Tuvo televisores en las dos villas que habitó frente al Mediterráneo en los 18 últimos años de su vida. Fue Jacqueline Picasso quien compró al aparato para distraerse mientras su marido trabajaba en el estudio. Éste despreció en principio el nuevo artilugio electrónico, hasta que vio en él su exposición de Londres y la boda de la princesa Margarita y, sobre todo, hasta que descubrió la lucha libre, o cach, como pronunciaba él su traducción inglesa. A partir de entonces, se convirtió en una ventana más al mundo para sus ojos y una parte de su taller. En una entrevista de 1966 que se proyecta en la muestra de Bancaja, el artista reconoce que en la televisión ve a veces "cosas magníficas y a veces espantosas".

Organizada junto al Museo Picasso de Málaga y con la colaboración del Kurnstmuseum Pablo Picaso Münster, la muestra ha pasado por estas dos últimas instituciones antes de recalar en Valencia, para "indagar y poner de relieve la influencia de la televisión en Picasso", según  subrayó en la presentación el presidente de Fundación Bancaja, Rafael Alcón. 

La exposición recoge documentos televisivos, cedidos por el Institut National de l'Audiovisuel,  que aluden a la programación de su tiempo y a los grabados que se muestran en tres salas del centro cultural valenciano. Hay grabados que reflejan también el mundo del teatro, del que se nutría la televisión de la época con "grandes piezas de repertorio o de vodevil". La exposición se completa con un óleo cedido por el muso Artium de Álava, única obra en color y de mayor tamaño datada en la misma época y que refleja un mosquetero, así como dos fotografías de Roberto Otero del Museo Picasso de Málaga, donde el aparato de rayos catódicos es un componente más de la imagen.

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