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Papel quemado

El Ateneu Enciclopèdic Popular reivindica un local digno para garantizar la supervivencia

Antigua sede del Ateneu Enciclopèdic Popular en la barcelonesa sede del Carme
Antigua sede del Ateneu Enciclopèdic Popular en la barcelonesa sede del CarmeCarles Ribas

La escena tuvo que ser propia de un antiguo auto de fe. Hace 76 años, el 26 de enero de 1939 las tropas de Franco entraban en la vencida Barcelona, llegando hasta su mismo corazón. Muy cerca de la Rambla, en la calle del Carmen se incautaron de uno de sus edificios más simbólicos, del cual sacaron archivos y mobiliario, hicieron una pira y le prendieron fuego en la vía pública. Con esta imagen tan poderosa, mientras libros y papeles ardían en la acera, empezó esta historia, la del expolio todavía no reparado del Ateneu Enciclopèdic Popular (AEP), una de las instituciones con una trayectoria más interesante y dinámica de nuestra ciudad.

El ateneo fue fundado por Josep Tubau, Eladi Gardo y un joven estudiante de derecho llamado Francesc Layret, impresionados por la represión desatada tras la huelga revolucionaria de 1902. Su objetivo principal era formar a la clase trabajadora, mediante la cultura y el deporte. Las primeras reuniones se convocaron en el domicilio de Layret, de donde pasaron a un local de los Coros de Clavé, y a la primera sede de la calle Tallers. Pero fue en el número 30 de la calle del Carmen cuando el AEP se convirtió en la alternativa a las asociaciones culturales de corte burgués o clerical entonces imperantes. Allí ocupó el principal, un piso muy amplio que había sido residencia del escritor Serafí Soler Pitarra.

Desde el primer instante, el ateneo participó en los debates de su época, con campañas de concienciación ciudadana para abrir bibliotecas populares, o en favor de la escuela pública. Reunía a obreros que deseaban formarse, con licenciados y artistas que creían en la instrucción del pueblo, desarrollando un amplio abanico de actividades. Una de sus secciones pioneras se orientó a la difusión del deporte y de la salud física, especialmente del atletismo y la natación que muchos socios practicaban al aire libre en la playa de San Sebastián. En su gimnasio se organizaron algunas de las primeras veladas en Barcelona de lucha greco-romana y de boxeo (fue la primera sede de la Federación Española de Boxeo). Las secciones deportivas tuvieron un refugio en La Molina y fueron pioneras en la promoción del deporte femenino, ofreciendo cursos de gimnasia para preservar: "La salud, la juventud y la belleza". Aquella preocupación física también hizo surgir grupos dedicados al naturismo y al nudismo, como los Amics del Sol que a partir de 1915 organizaron excursiones por la montaña sin ropa.

Llegó a tener 25.000 asociados, cuando el FC Barcelona tenía apenas 3.000

El AEP reunía a la izquierda democrática y laica de la ciudad, desde el movimiento libertario al catalanismo y el republicanismo, con afiliados como Salvador Seguí, Lluís Companys, Joaquim Maurín, Ángel Pestaña o Luís de Zulueta. El listado de quienes componían esta institución realmente asombra, incluyendo intelectuales como Joan Amades, Frederic Pujulà o Pere Coromines, poetas como Joan Salvat Papasseit, o dramaturgos como Felip Cortiella. En su mejor momento llegó a contar con 25.000 asociados, en una época que el FC Barcelona apenas tenía 3.000. Muy pronto la sede de la calle del Carmen ocupó casi toda la finca, donde albergaba una de las mejores bibliotecas de la ciudad, aulas y un famoso gimnasio, todo financiado con las cuotas de sus miembros. Disponía de secciones de literatura, bellas artes, ciencias naturales, economía o excursionismo. Se impartían cursos nocturnos de primeras letras, gramática general, aritmética, cálculo mercantil, contabilidad, dibujo industrial, solfeo y piano, y se enseñaban idiomas como el catalán, francés, inglés y esperanto. También se daban clases de bachillerato organizadas por la sección de estudios universitarios, así como cursillos de verano. Su programación de conferencias y audiciones de poesía tuvo uno de sus puntos culminantes en el recital de Federico García Lorca con Margarita Xirgú en 1934, en el teatro Barcelona, como parte de la protesta que suscitó el cierre de locales obreros tras la revuelta de Asturias. Cinco años más tarde, su biblioteca ardía.

Tras ser prohibido por la dictadura, en 1977 el Ateneu Enciclopèdic Popular volvió a reorganizarse. En esos años tuvo una primera sede en la Ronda de Sant Pau, donde sufrió un incendio. Gracias al entonces alcalde Narcís Serra, el AEP se refugió en la Casa de la Caritat, donde estuvo hasta 1994. De allí pasó a la Rambla, y después a un pequeño piso del paseo de San Juan, justo encima de la biblioteca Arús, donde abrió su archivo a los historiadores, organizando de nuevo conferencias y actos para preservar la memoria obrera de Barcelona. En aquellos años se comenzó a solicitar el reconocimiento del expolio sufrido durante la dictadura y su reparación. Y en 2009, el pleno municipal de Ciutat Vella acordó dotar al ateneo de un local estable y de dimensiones adecuadas en el Raval, acuerdo ratificado en un protocolo por el alcalde Jordi Hereu en 2011.

En la actualidad, el Ateneu Enciclopèdic Popular sigue esperando que las autoridades municipales cumplan con sus compromisos. A nadie escapa que solo una sede en condiciones podrá garantizar su supervivencia, mantener debidamente el patrimonio que cobija, y volver a ser un espacio de encuentro y de debate. Para dar a conocer esta historia, el ateneo ha decidido iniciar una campaña con el lema 1939-1977 Papeles quemados. 1977-2014 Papeles mojados, cuya presentación tendrá lugar el lunes a las 19'00 de la tarde, frente a la sede del distrito de Ciutat Vella.

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