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LA CRÓNICA DE BALEARES
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ultras y fachas (una memoria)

El ‘Diario de Mallorca’ y TV3 fueron objetivo de radicales ultraderechistas, con sus agresiones y acciones violentas

Pintada actual en una puerta de suministro eléctrico en Palma
Pintada actual en una puerta de suministro eléctrico en PalmaTOLO RAMON

El estallido y la humareda del artefacto lanzado en la entrada de la redacción del Diario de Mallorca, en Palma, de madrugada, el 12 de noviembre de 1974, impactó entre los periodistas y operarios de los talleres. Provocó un sofoco a un anciano redactor, don Rafel Caldentey, un mosén con sotana que era el subdirector y puntuaba y titulaba a la antigua los teletipos —telegramas con noticias— de internacional. Aquel periodista del pasado acudía con un pajarito en su jaula que ponía sobre su mesa.

Los protagonistas, ultraderechistas, de la acción violenta —fue un atentado—, fueron identificados, les aprehendieron en la Rambla, a la carrera, a unos 150 metros, dos jóvenes reporteros del diario, Tomeu Garcías Tolo ex baloncestista y Pep Best, José María Barceló. El susto y la rabia motivaron que se propinaran varios tortazos. “Se ha demostrar que somos nosotros”, apeló uno.

En la hemeroteca on-line de Abc la breve crónica del extinto Sebastià Verd, joven periodista de escuela que iba vestido de soldado de la Armada, deja constancia histórica del episodio con el que se intentó lacerar aquel diario que alentaran, con otros, el director Antonio Alemany (hoy preso por corrupción) y el desaparecido editorialista Andrés Ferret.

Por la agresión fascista fueron encausados seis individuos de los que cuatro fueron condenados: Andrés Nicolau Trobat, Juan Bonet Colomar, Jaime Clar Gelabert y Antonio Enseñat Font, vinculados a la Guardia de Franco.

Dos periodistas cazaron

En la dictadura la condena para los ultras fue de cinco días de arresto mayor y multa de dos mil pesetas, por una falta contra el orden público. Era la pena máxima, mayor que la solicitada por el fiscal. El juez determinó que existió finalidad dolosa de alterar el orden y la convivencia social aunque sin el ánimo de ofender o lesionar a ninguna persona sino con la intención de producir alarma.

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En el Archivo Linz de la Transición, en la Fundación March, consta que en febrero de 1977 la policía verificó la persistencia de militancia fuera del sistema. En una redada de detenciones en ámbitos extremistas cayeron Antonio Enseñat, de veintitrés años, estudiante, de los Círculos Doctrinales José Antonio; Francisco Bauzá Giménez, de veintiocho años, pescadero, de Fuerza Nueva; y Miguel Llabrés Ramis, de 34 años, mecánico.

Bauzá Giménez fue un comerciante de pescados y congelados de peso durante años hasta su fiasco con polémica. Acudía a la redacción de Baleares en la que estaba, distante, el ex director de la revista Fuerza Nueva, Antonio Agustín. Bauzá pedía “mano dura” al director Antonio Pizá. Los ultras de Blas Piñar y su Fuerza Nueva tuvieron de delegado balear a Mateo Oliver Pardo. Éste, en Portocolom, quiso reventar a gritos una conferencia del periodista José Oneto, fue expulsado por el alcalde delegado gubernativo. Oliver fue militar y fue suegro del citado Antonio Alemany.

El llamado camarada Bonet, Juan, alentó el grupúsculo del falangismo electoral y la añoranza de su pasado redentor. Toni Enseñat siguió en ello y en lo suyo, presidió cofradías de Semana Santa e hizo carrera en el PP como asesor de confianza del Gobierno balear con Rosa Estarás y en el Ayuntamiento de Palma. En 2011 cayó al destaparse que tenía una denuncia por supuestos malos tratos a su ex mujer. El obispo y el alcalde lo destituyeron.

Un ultra fue condenado

Ultra falangista nostálgico condenado en mayo de 1994 a seis años de cárcel por el atentado en 1989 contra el repetidor de TV3 en Mallorca, Jaime Martorell Mir (1924-2009), acabó entre rejas como autor de un delito de estragos y “susceptible de causar males personales y materiales importantísimos” que, además, creó alarma social. Martorell mostraba una cicatriz en una pierna, una herida de Rusia, con la División Azul. Fue presidente y activista del Círculo Cultural Mallorquín, canalizó un anticatalanismo radical y lingüísticamente gonella (disidente). En junio de 1979 fue detenido por colocar un artefacto incendiario en el Gobierno civil en Palma.

El ultra acudía a los diarios a vociferar y pasar panfletos. En noviembre de 1978 una bomba fascista contra EL PAIS en Madrid mató al compañero Andrés Fraguas. Martorell fue a la sede del Baleares y dijo que “les había salido barato”. Un periodista le pidió que se fuera, otros contemporizaron o rieron la “gracia”. Poco después, la puerta de la redacción fue incendiada.

 

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