Hogar de la música transatlántica

El Festival de Música Española lleva 12 años descubriendo lo obvio: que es lógico que Cádiz sea la metrópolis del diálogo musical, pues hace milenios que dialoga con los océanos y con los confines, lo que le ha conferido una identidad musical tributaria de sus influencias ultramarinas, genovesas y venecianas primero, americanas después, tamizadas todas por un flamenco que vino de adentro. No choca que, con sus condiciones geográficas y climatológicas, el palo flamenco de Cádiz sean las alegrías ni que las coplas de carnaval sean el aire que se respira en sus calles mestizas e incluyentes. El diálogo musical, pues, preside la cotidianeidad de Cádiz, de su habla y sus rutinas, y lo americano se ve en los nombres de las calles, en edificios y murallas, en tangos y alegrías: “La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es La Habana con más salero”.

En Cádiz vino a nacer Manuel de Falla a finales del siglo XIX, y fue a morir en Argentina a mediados del XX. Bajo el imperante estilo sinfónico clásico, Falla incorporó ritmos, sonidos y expresiones musicales folclóricas y populares; tuvo éxito y epígonos y la virtud de hacer reconocible en todos los territorios españoles un corpus musical que por vez primera podía tildarse de “música española”. Como vivió en Cádiz, Madrid, París, Argentina o Granada, era obvio que los giros tradicionales que incluyera en sus partituras fuesen una síntesis de sus influencias. Por todo ello, era lógico que la Junta de Andalucía promoviese este certamen en el lugar donde mejor se interpreta el diálogo musical transatlántico.

Cádiz es el punto de apoyo de España y Europa con Latinoamérica y una buena manera de sustanciar esto musicalmente es escuchar el concierto de apertura del festival, donde la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla interpretará, alternativamente, Las cuatro estaciones porteñas del compositor argentino Astor Piazzolla y las Cuatro estaciones del glorioso barroco europeo de Vivaldi, una suerte de monumental diálogo oceánico entre el Atlántico y el Mediterráneo. Aunque también pueden elegir la clausura si quieren establecer concordancias entre lo viejo y lo nuevo, entre lo popular y lo erudito, entre lo lejano y lo próximo con el concierto de Juan Perro y Zarabanda, con Santiago Auserón y su particular cartografía de músicas trenzadas en el intercambio de sones provenientes de África, España y América. Entre ambos nos esperan 10 días de violines y pianos para disfrute de la ciudadanía, de músicos, pedagogos, intérpretes, conferenciantes y poetas; nos espera el Ballet Flamenco, el taller de mujeres compositoras, jazz, cursos, homenajes a Bach y a Lorca, corales o dibujos inspirados en la música.

El festival de Cádiz goza de excelente salud; estuvo claro desde el principio que no se puede renunciar a la cultura por más que los rigores presupuestarios impuestos por otros Gobiernos nos obliguen a la austeridad y a la priorización de objetivos. Para 2015, el presupuesto de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte propone un incremento del 5,1%, lo que permite abordar una nueva fase de la restauración y puesta en valor del teatro romano con 559.000 euros; pero también se incrementa en 51% el gasto para actividades en conjuntos culturales, enclaves y museos, lo que implica más festival y más propuestas para el rico patrimonio material e inmaterial gaditano. Nuestra premisa es acercar la cultura al mayor número de personas y territorios, por lo que les invito a que se dejen llevar por la selecta panoplia musical que les proponemos.

Luciano Alonso es consejero de Educación, Cultura y Deporte.