‘Brunchquisiteces’

Para que el hervor gastronómico no decaiga, el sector hostelero de Madrid no para y cuando no es la fiesta de la tapa es la fiesta de otra cosa, siempre que sea comestible y agite el negocio.

En estos días confluyen varias iniciativas. Hasta el 16 de noviembre se desarrolla la quinta edición de Madrid Exquisito. Unos treinta restaurantes y gastrobares despliegan sus creaciones en menús a 25 euros (sin bebidas), de los que un euro va a parar a la ONG Mensajeros de la Paz. Además de habituales como Arce, Colección Cibeles, Café de Oriente, El Cenador de Salvador o Paradis, se suman este año, entre otros, Álbora y el nuevo local de Iván Sáez, Desencaja (una cocina bastante encajada en relación calidad precio).

Otra campaña colectiva es MadridHotelBrunch, que cumple su segunda edición. Siete destacados hoteles con clientela internacional que ya practicaban los días festivos ese híbrido entre desayuno (breakfast) y comida (lunch), han decidido animar el cotarro local los domingos de noviembre y poner en bandeja platos dulces y salados a quienes desayunan tarde o quieren hacer algo distinto en la hora del vermú.

Y precisamente en el brunch y las exquisiteces se centra este año la convocatoria de la Maison G. H. Mumm. La casa de la champaña se instala esta vez, del 12 al 16 de noviembre, en el Club Matador, donde desfilarán figuras de la cocina de vanguardia que, en dúos (cocina salada y dulce), interpretarán su concepto de brunch. Los hermanos Joan y Jordi Roca desplegarán brunchquisiteces como tempura de espinas de anchoa, helado de espárragos blancos y trufa o anarquía de chocolate. Quique Dacosta pondrá en el plato el mar de Denia y las hierbas y hongos del Montgó, mientras que Jacob Torreblanca aportará sensaciones dulces como el macaron de pétalo de rosa y bergamota. El gastrobotánico Rodrigo de la Calle planteará delicias como brioche de algas o huevo benedictine con ajo negro, y Oriol Balaguer (cuyo cruasán de mantequilla acaba de ser declarado el mejor de España) servirá dulces como el cremoso de chocolate y tonka, coco y yuzu o el bombón mascletá. Un desfile de propuestas a seis manos que son todo un reto para el paladar.