Bizkaibus vuelve a la normalidad al llegar a un acuerdo de urgencia

Los autobuses de Bizkaia volverán a circular este viernes con normalidad. La decisión de poner fin a la huelga indefinida ha llegado cerca de las nueve de la noche de este jueves de manera inesperada, con un acuerdo entre la Diputación y las cinco centrales CCOO, UGT, ELA, LAB (que no firmó el anterior acuerdo) y LSB-USO, ha confirmado el portavoz de Comisiones Juan Carlos González.

Terminan así cuatro semanas de paros de 24 horas, que han culminado esta última con una huelga indefinida llena de ataques dialécticos y dimes y diretes entre las dos partes. Al contrario que las tres reuniones que mantuvieron durante el final de la semana pasada, de más de 11 horas cada día, la reunión de urgencia convocada este jueves sin condiciones ha tardado apenas dos horas en llegar a un preacuerdo, que solo falta ratificar el próximo 4 de noviembre.

Los sindicatos han confirmado que el acuerdo recoge la mayoría de sus demandas, lo que se traduce en conservación de todos los puestos de trabajo y en la garantía de ir implantando las nuevas líneas antes del 15 de abril de 2015, y no un año más tarde como había ofrecido en su última negociación la institución foral. Ahora comienzan una serie de propuestas y reuniones cara a seguir desarrollando estas condiciones. 

Antes de convocarles de manera urgente, la Diputación había llamado a los trabajadores a negociar sus condiciones este viernes. Se adelantó por horas para poner fin lo antes posibles a una situación que ha afectado a más de 90.000 usuarios y que nacía con la pretensión de los sindicatos de que las cinco nuevas empresas concesionarias respetaran el acuerdo firmado el 4 de octubre de 2013, después de otra huelga, y evitar 300 amortizaciones. Las empresas firmarán el pacto antes del próximo 4 de noviembre. El Gobierno foral, sin embargo, ha repetido en su discurso durante esta semana que las razones iban más allá de un "acuerdo laboral".

El Gobierno foral había dicho hasta esta tarde que no se reuniría con los trabajadores si no desconvocaban antes la huelga, aunque fuera de manera parcial, una promesa que rompió, previsiblemente, ante la complicación de la situación, a la que se había unido una campaña para no pagar el billete.