Las ayudas sociales convierten Álava en un polvorín
El PP explotará hasta las elecciones el malestar de un sector de la población contra los inmigrantes La oposición advierte del riesgo de generar xenofobia
“Con el perfil de Javier Maroto nadie va a pensar que es un xenófobo. Lo que ha hecho es aflorar un debate que estaba soterrado y todos lo sabían”. Bajo estas coordenadas que surgen del propio PP, este partido cimentará en Álava, al menos hasta las próximas elecciones de 2015, el agrio debate político sobre la equidad de las ayudas sociales.
Los populares están solos en esta cruzada, pero no les importa porque creen que están “pidiendo soluciones a muchas desigualdades que la gente ve en la calle desde hace tiempo”. Niegan cualquier deseo de “rentabilidad electoral” que los demás partidos le afean. “A estas alturas, Maroto ya ha demostrado sensibilidad social y no es dudoso”, rebaten desde la dirección del PP.
Pero en Vitoria hay un caldo de cultivo especial para este debate, aunque un sociólogo alavés lo reduce a “demagogo” porque “estamos hablando de unos porcentajes ínfimos de irregularidad en la RGI”. En cambio, algunas estampas diarias en zonas del Casco Viejo o en la plazuela de la Fuente de los Patos, epicentros de la población magrebí, alimentan las explosivas denuncias que Maroto realizó el pasado verano y que, incluso, han motivado que la Fiscalía vasca haya abierto una investigación por si constituyen delito.
“Son auténticos guetos y todos los partidos políticos de Vitoria lo saben y se callan”, sostienen en el ámbito del Ayuntamiento de Vitoria, desde donde piden, sin embargo, que “Maroto se atreva a decir quién es el responsable de esta situación”. En algunas fuentes consultadas se apunta hacia la labor de SOS Racismo por haber “ayudado a la llegada masiva de gente por medios irregulares”. Esta ONG, en cambio, dispone de un reconocido prestigio entre los movimientos de cooperación.
“Vitoria tiene el tamaño que tiene, el tema de los magrebíes se ve en pleno centro, aquí hay mucha inmigración, más mezquitas que en Bilbao...”, reproduce con la lección aprendida un dirigente del PP alavés para justificar “el paso adelante” que su partido ha dado. “Con pasar por los locutorios te haces una idea del problema que hablamos”, añade antes de apuntar que “en el pasaje de Postas” — corazón de la ciudad— “puedes ver cómo se alquilan habitaciones para los sin papeles”.
Con todo, en el PP no temen “reacciones xenófobas porque en Vitoria no se toca a la gente”. La oposición solo teme que se produzca el primer caso. “Están jugando con fuego y ellos lo saben”, señalan desde el PNV. Para EH Bildu, la solución pasa por el “aislamiento” del PP. No obstante, Maroto es ahora el político vitoriano mejor valorado en las encuestas y con altas posibilidades de ganar en las próximas elecciones.
El PP vasco respalda el discurso de Maroto y del diputado general alavés, Javier de Andrés. En la oposición creen, sin embargo, que “no les ha quedado más remedio porque ven una oportunidad electoral”. Los populares replican convencidos de la “idoneidad” de la recogida de firmas porque “es la manera de dar forma a la preocupación de la ciudadanía”. Su análisis parte de “los abusos que se están cometiendo con la RGI y ahí está la bolsa millonaria de defraudadores”.
El consejero Aburto y el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, han aportado datos para reconducir esta polémica cada día más aireada pero sin aproximación alguna. El PP no abandonará su mensaje de que “hay una importantísima bolsa de gente que se ha instalado en la idea de vivir con la prestación social y eso demuestra que el sistema es ineficaz”.
Las principales instituciones alavesas en manos del PP son receptoras de las denuncias de particulares sobre supuestas irregularidades siempre asociadas a residentes extranjeros. “En Vitoria sabemos desde hace muchos años lo que es convivir con marroquíes y argelinos, pero ahora la gente que ve cómo le niegan ayudas o se las complican se cabrea cuando ve a mucha de esta gente todo el día en la calle sin hacer nada”, denuncian desde el Ayuntamiento.
La capital alavesa fue precursora desde la década de los ochenta, bajo el mandato de José Ángel Cuerda (PNV), en la concesión de este tipo de ayudas. “Fue el efecto llamada de marroquíes y argelinos que empezaron a traer a sus familias”, recuerdan fuentes municipales. Cuerda, que abanderó la lucha contra la discriminación y a favor de la inclusión social de colectivos y personas más desfavorecidas, se siente apenado por la actitud de Maroto. “Me produce una gran preocupación y un profundo desagrado que esté creando unos prejuicios penosos”, asegura.
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