Mas llama a sus socios a preservar la unidad y salvar la consulta del 9-N
El presidente insta a ERC a asumir su responsabilidad y dice que el adversario es el Estado
La consulta del 9-N, tal y como estaba concebida, pende de un hilo y Artur Mas hizo ayer un llamamiento a sus socios para preservar la unidad y salvar la votación. En un mitin en Manresa, en el Día del partido, una jornada similar a la del Aberri Eguna del PNV, el presidente catalán recordó a los partidos soberanistas que deben decidir si son parte de la solución o del problema y les pidió que no se confundan de adversario que identificó con el Estado.
Ante más de 7.000 personas, Mas avisó que el proceso depende de que la movilización social y la mayoría política continúen unidas porque, en caso contrario, la “cadena se romperá”. Y, por ello, instó a sus socios a mantener el consenso y a no equivocarse por tácticas partidistas. La cohesión de las fuerzas favorables al 9-N está debilitada y Mas les envió un mensaje a todas ellas: a Unió e Iniciativa, que tienen serias dudas de tirar adelante un sucedáneo de consulta o sin garantías democráticas, pero especialmente a Esquerra, que se enfureció con el Gobierno catalán cuando suspendió la campaña del 9-N. Sin citarla, Mas reclamó a ERC —a quien le pide sin éxito formar una lista conjunta en las próximas elecciones— que afronte la responsabilidad derivada de los resultados de los comicios de 2012 cuando los electores, recordó, decidieron repartir el “poder” entre las distintas fuerzas soberanistas. “Una cosa es intentar ser titular en tu equipo, que es el de Cataluña, y otra es jugar a favor del adversario, que es el Estado español”, remacho.
Los partidos soberanistas celebrarán mañana una nueva reunión que se perfila definitiva para saber si habrá o no 9-N. Pero la hoja de ruta está ya muy dañada porque el mismo Ejecutivo catalán no ha podido cumplir los plazos que se fijó como, por ejemplo, el de publicar el censo electoral, la solicitud de voto anticipado o el el registro de votantes extranjeros en el extranjero. Mas omitió ante un público entregado todas esas evidencias y evitó proclamar que se votará aunque dejó claro que el 9-N marcará un antes y un después en el soberanismo.
En un discurso monotemático, en el que no hubo tiempo ni para el fraude fiscal de la familia Pujol ni para tratar la crisis, Mas arremetió con fiereza contra el Estado. No ahorró epítetos. Lo calificó de “intolerante, prepotente e ineficaz”; de burlarse de la democracia y de querer encerrar a Cataluña en una “jaula” utilizando la Constitución. “Nos tratan como una propiedad. Si tenemos la mayoría social, política y el apoyo de 900 Ayuntamientos. ¿Por qué no vamos a seguir adelante?”, se preguntó instando a Mariano Rajoy a negociar como lo haría cualquier Estado democrático.
La visión de Mas contrasta con la de Unió e Iniciativa. Tras lamentar la actitud “implacable” del Estado, la ecosocialista Dolors Camats abrió la puerta a que no haya 9-N. “Pero hay que dejar claro que este país quiere votar. Y si no es entonces, lo hará seguro en otro momento”. Alfred Bosch, de ERC, contrapuso: “Lo más digno y democrático que se puede hacer por la consulta es celebrarla”.
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