Unió da libertad de voto a la militancia en la consulta del 9-N
El partido democristiano no se pronuncia sobre si Cataluña debe ser independiente
Unió Democràtica (UDC), el socio de federación de Convergència, ha fijado este domingo su posición ante el referéndum soberanista del 9 de noviembre y volvió a marcar perfil propio frente al partido que lidera Artur Mas. Si los convergentes se han posicionado a favor del doble sí en la consulta soberanista —es decir, a favor de que Cataluña sea independiente—, los democristianos han optado por mantener una postura intermedia con el fin de respetar todas las sensibilidades que cohabitan en el partido que ha liderado durante años Josep Antoni Duran Lleida.
El consejo nacional de Unió ha acordado por unanimidad en su reunión un sí “rotundo” a la primera pregunta del 9-N (“¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado?”) y ha optado por dar libertad de voto a la militancia en la segunda pregunta (“¿Quiere que ese Estado sea independiente?”).
A diferencia de Convergència, que fijó su posición en el referéndum nada más pactarse la doble pregunta por los partidos del bloque soberanista en diciembre de 2013, Unió no se había posicionado aún formalmente. Prometió que lo haría cuando el presidente de la Generalitat convocara la consulta. Artur Mas firmó el decreto el pasado 27 de septiembre y este domingo, al cabo de ocho días, se han posicionado los democristianos, tras un tenso debate en su consejo nacional, máximo órgano entre congresos, que duró más de tres horas.
Ramon Espadaler, secretario general de Unió y de CiU, además de consejero de Interior de la Generalitat, ha justificado el acuerdo alcanzado invocando “la diversidad de criterios” que anidan en el partido, pero ha negado reiteradamente que se interpretara como que se daba libertad de voto a la militancia. Ha dicho que eso hubiera sido “instalarse en la comodidad” y que Unió lo descartaba. “Somos un partido que respeta a las personas y nuestros militantes ya tienen esa libertad de voto”, ha precisado.
El partido de Duran Lleida defiende el “ejercicio del derecho inalienable a la autodeterminación” para que Cataluña pueda decidir su futuro al amparo de la legalidad, y considera “imprescindible la superación del actual marco de las autonomías”. Para los democristianos, esa estructura impide el “pleno desarrollo” de Cataluña y supone una regresión inasumible en aspectos tan esenciales para la cohesión social como la financiación de los servicios públicos o tan sensibles como el mantenimiento de un modelo educativo propio”. Por todo ello, Unió defiende a pies juntillas que Cataluña se dote de un Estado propio.
Otra cosa es si ese Estado ha de ser independiente o no. Duran Lleida y algunos dirigentes de Unió siempre se han mostrado contrarios a la secesión, pero en los últimos meses han proliferado los cuadros a favor de la independencia y eso explica la decisión transversal por la que ayer optó el partido.
Espadaler ha admitido que un sector de Unió considera que la defensa del planteamiento confederal solo es posible desde la asunción previa de la independencia, lo que conduciría a votar sí a la segunda pregunta del referéndum. Pero también habitan en Unió partidarios de responder no a la segunda pregunta del 9-N porque entienden que la confederación es posible sin desgajarse de España y con una reforma de la Constitución para reconocer a Cataluña como sujeto político “con todas las consecuencias que se deriven”.
Y, para acabar de contentar a todos, Unió asegura que también admite “aquellas visiones que en el momento presente entienden la independencia como única solución política”. Serían los sectores del partido más próximos a CDC y Esquerra, que enervan a Duran Lleida.
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