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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Desencuentros en el frente soberanista

Los favorables a la consulta comparten muy pocas cosas, ni siquiera un modelo de Estado

E s tan grande la heterogeneidad de los partidos aliados para proponer la consulta que es como si, a fin de que la iniciativa prospere, el liderato de Artur Mas haya de ser reducido a mínimos. Por el momento, Mas sigue al frente ocupando una burbuja en la que no sobra el oxígeno incluso para quienes creen genuinamente que la consulta tendrá lugar. Si fuese así, ¿qué pasa el día después? No hay nada en común entre los modelos de sociedad que en otro tiempo representaba Convergència y la matriz chavista de la CUP antisistema. Con Mas, Convergència tuvo brevemente el empeño de ser business friendly, antes de dar preferencia al independentismo en lugar de procurar confianza a los mercados. En algún momento, Convergència pareció querer empaparse de liberalismo pero eso duró poco. Lo que quedó fue la oscura franja donde la transparencia pierde su nombre. En fin, el post-pujolismo regresaba a los arcanos del nacionalismo, pero sin que Mas fuese su orquestador, sino su acompañante.

El frente secesionista en Cataluña comparte muy pocas cosas, ni tan siquiera un modelo de Estado independiente, si es que existe un plan B y un plan C en la caja fuerte de algún despacho. En todo caso, para el día después de la independencia, ¿qué modelo de Estado y de sociedad ofrece a los ciudadanos este frente secesionista? Es decir: ¿cómo podría consensuarse entre los componentes del frente secesionista la norma de normas de una Cataluña independiente? Sin un consenso sustancial, sería muy dificultoso coincidir en el cumplimiento de las condiciones exhaustivas que la Unión Europea requiere de los países aspirantes al ingreso y eso dejando aparte que un solo país puede vetar tal ingreso. Tal como están las cosas, la negociación sería tan prolongada y costosa que las contradicciones acabarían fracturando del todo el actual frente independentista. En general, como se ha visto en el alivio de Bruselas con el no escocés, los populismos nacionalistas tienen un encaje muy problemático en el proceso de integración que representa la Unión Europea.

El mundo de la pequeña empresa que había sustentado, entre otros elementos, la trayectoria de Convergència difícilmente puede sentir comodidad al verse codo a codo con un grupo como la CUP, tanto por sus modos como por sus contenidos. Con matices, ICV representa formas postcomunistas de ecologismo que raramente pueden coincidir con las convicciones e intereses de lo que fue Convergència hasta ahora.

Cambia la familiaridad fundacional entre Convergència y ERC. Jordi Pujol concibió ese vínculo implícito para tener un partido satélite, especialmente a efectos de atraer el voto de izquierdas. En definitiva, para quitarle espacio al entonces potente PSUC. Para ese fin, ERC contó con financiación de naturaleza muy promiscua. Lo que está sucediendo ahora es que Convergència se está convirtiendo en el satélite de ERC, invirtiendo el orden previsto en los inicios de la transición democrática. De ahí la manifiesta resistencia de Unió a dejarse asimilar por lo que representa todo lo contrario de los principios fundacionales de la democracia cristiana en Cataluña. Al mismo tiempo, las derivaciones extremas del proceso actual pueden acabar con la unidad de Unió, de modo incluso fulminante.

La cohabitación secesionista de ICV con ERC es uno de las características más llamativas de la actualidad, entre otras cosas porque son concepciones de la izquierda muy distintas y a veces antitéticas. Además, ICV está en la vía de ir perdiendo votos y escaños mientras que ERC está por fagocitar votos en todas sus vertientes. Da un indicio del futuro inoperante de ICV que, solo con probar la temperatura del agua, Podemos y sus posibles aliados la estén dejando sin aliento. Es de cierto exotismo pretender la representación de las capas populares —como se decía en tiempos del PSUC— y al mismo tiempo ir de la mano de los nuevos populistas.

Del modelo de sociedad de ERC poco se sabe. No deja de tener un componente anárquico y asambleario. ¿Rige para algo la ideología de la casa i l'hortet que nutrió ERC en tiempos del coronel Macià? La ERC de hoy está doctrinalmente tan desarbolada que se ha puesto totalmente en manos de su líder, Oriol Junqueras. El objetivo es sustituir a Convergència como eje del soberanismo, y lo está consiguiendo. Eso hace aún más incierto que ERC y Convergència tengan un modelo de sociedad en común y una propuesta sólida de Estado independiente. A lo sumo, han hablado de formular estructuras de Estado. Entre bastidores, la pugna por el poder municipal en Cataluña es intensa.

Del business friendly al colectivismo, del valor de la propiedad a su desprestigio, de distintas concepciones de la libertad y de la vida económica, incluso con categorías muy diversas de populismo, el frente secesionista puede tener los días contados. En realidad, esta heterogeneidad del frente secesionista es de mérito porque a pesar de todo hasta ahora no ha descarrilado. Aún así, va resultar un juego de suma cero en el que unos pierden para que otros ganen.

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