Operación elefanta
El ex sultán Muley Hafid regaló el paquidermo Júlia a Barcelona en 1915
Cuando yo era un niño, mi madre me llevaba a una zapatería conocida como Calzados La Júlia. Allí mostraban con orgullo una gran fotografía de un paquidermo que ocupaba toda la pared, del cual siempre me contaban que había sido uno de los iconos de la ciudad. Lo que no me explicaron era que aquel animal fue el regalo de un extravagante personaje que residió en Barcelona durante la Gran Guerra. Esta historia comenzó el día de Reyes de 1915, cuando se comunicó que el antiguo sultán de Marruecos Muley Hafid había decidido hacerles un presente a los escolares barceloneses. La noticia no cogió por sorpresa a nadie, dada la liberalidad con que manejaba su fortuna. Aquel maduro cuarentón había gobernado su país entre continuas luchas por el poder, hasta que acabó solicitando ayuda de Francia que aprovechó la ocasión para convertir el territorio en su protectorado. España obtuvo una parte de aquella colonia, aunque el inicio de los combates en Europa impidió que la ocupación se hiciese efectiva.
Destronado, Muley Hafid se instaló en París y se dedicó a viajar haciendo vida de playboy. Fue en uno de aquellos recorridos —en diciembre de 1913—, cuando recaló en la capital catalana. En aquella primera visita se negó a hablar con los periodistas porque la prensa local había publicado una entrevista inventada con él. Fue durante su segunda visita que —en octubre de 1914—, se produjo el idilio con la ciudad. Barcelona sufría una epidemia de tifus y los relatos que contaban aquellos que huían de la guerra tenían a la población en vilo. Muley Hafid se hospedó en el hotel Oriente de la Rambla y comunicó que pensaba instalarse en una casa que le había construido Puig i Cadafalch. Bien pronto se destacó como un aristócrata campechano, que asistía a los conciertos de sardanas y al que muchos comenzaron a llamar “el Noi Hafid”. Se convirtió en un habitual a toda clase de actos sociales, y era tanta su generosidad que se le comparaba a un rey mago. En una ocasión entregó un anillo de diamantes después de un concierto a una cantante que le había gustado especialmente. Corrían fabulosos rumores acerca de su vida sentimental y el tamaño de su miembro viril, sobre todo a raíz del tórrido romance que tuvo con la cupletista Carmen Flores, famosa en aquellos años por haber estrenado La Violetera. Muley Hafid frecuentaba locales como el Excelsior donde se reunían los exiliados instalados en la ciudad por azares de la guerra, como el conde ruso Yusupov o la bailarina Mata Hari. El lujo con que vivían estos refugiados renovó totalmente la hostelería local, apareciendo los bares a la americana, los cabarets, los cocktails o la pasión por el whisky y por el champán francés. Para hacerse perdonar aquel tren de vida Hafid hacía generosas donaciones, la más conocida de las cuales fue el regalo de Júlia.
Barcelona llevaba unos meses sin la principal estrella de su zoológico, un paquidermo de nombre Baby al que se conocía popularmente como “el Avi”. Llevaba en la ciudad desde 1882, pero en la primavera de 1914 había muerto en extrañas circunstancias (corrió el rumor que por ingerir las cerillas que unos gamberros le habían dado). Enterado de esta desgracia, Muley Hafid anunció que había adquirido una elefanta que llegaría vía Génova. Esta noticia provocó una de las manifestaciones más curiosas que ha vivido la Rambla, cuando una multitud de niños del Raval y Poble Sec se reunieron frente al hotel Oriente para vitorear al generoso mentor de la iniciativa, al que el coro infantil Mosén Cinto obsequió con un concierto. Comprensiblemente, no todo el mundo reaccionó igual, hubo periodistas que lo consideraron un dispendio superfluo, que las tres mil pesetas que costó el animal se hubiesen podido emplear en una causa mejor. Sensible a este tipo de comentarios, el ex-sultán visitó las Casas Baratas y redobló sus donaciones benéficas.
La elefanta Júlia llegó en mayo de 1915 y su traslado a la Ciudadela suscitó mucha expectación, pues a pesar de la lluvia se reunió un gran gentío en todo el trayecto. El nuevo habitante del zoo se hizo tan popular que Ángel Guimerá y Amadeu Vives le compusieron un himno que cantaban los niños en las escuelas. En el verano de aquel año se disputó la Copa Muley Hafid de tenis sobre hierba, poco antes que éste abandonase la ciudad. Aún realizó una tercera visita a principios de 1916, pero pronto corrieron rumores que el gobierno francés había presionado para que no se instalase en Barcelona. Sólo tras el fin de la Gran Guerra el ejército español invadió su parte de Marruecos, dando inicio a una guerra en el Rif. Muley Hafid murió en suelo francés en 1937 y un año más tarde falleció la elefanta Júlia por causas desconocidas, dicen que de hambre durante la Guerra Civil.
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