Conde Roa y el hermano de Paula Prado llevan su guerra ante De Lara
La juez indaga quién alertó al familiar de la diputada del PP sobre escuchas al partido
Lo que empezó como la declaración judicial de un testigo interesante, por la valiosa información que revelan sus charlas al teléfono y porque se trata del hermano mayor de Paula Prado, exportavoz del PP gallego, acabó como un sainete. Después de ser interrogado por la juez, Luciano Prado tuvo que encarar las preguntas del exalcalde de Santiago Gerardo Conde Roa, imputado en la Pokémon, que se presentó como abogado de sí mismo. Prado había despachado el interrogatorio de Pilar de Lara acerca de una sustanciosa conversación con el exjefe de gabinete de Conde Roa, Ángel Espadas, asegurando que buena parte de ella era “producto” de su “imaginación”: “Me lo inventé todo, lo que quería era vengarme de Conde Roa, quería fastidiarlo”, se justificó. Luego, al propósito de perjudicar al exalcalde se refirió varias veces como “vestir el santo”. En esa escucha, el también letrado habla de asesorar a un empresario que quería denunciar a tres concejalas, y comenta —supuestamente en referencia al exalcalde popular, por entonces acusado de fraude fiscal— que “a lo mejor los 60 millones que se va a llevar” por la recalificación de la valiosa Finca do Espiño “no van a ser gratis”. En otro momento se adelanta a los hechos y augura que Conde Roa va a terminar imputado (finalmente fue condenado por defraudar 291.000 euros).
Entonces, cuando le tocó preguntar en su papel de letrado, el exregidor del PP se adelantó a la primera fila, se sentó a poco más de un palmo de Prado y, hablando de sí mismo en tercera persona, le espetó: “Así que usted todo esto se lo inventó para fastidiar al señor Conde Roa”. A lo que el hermano de la diputada le contestó sin amilanarse y tuteándolo: “Sí, lo hice para fastidiarte a ti. Es que me sentí defraudado contigo”. “¿Y cómo llega a usted el runrún [término que antes había usado Prado para explicarse ante De Lara] de que me iban a imputar?”, volvió a atacar Conde Roa. Luciano Prado respondió que se lo dijo un concejal, pero no precisó cual. El interrogatorio al hermano de la exportavoz se alargó más de dos horas. A la salida, en los pasillos, Prado alcanzó al exalcalde para afearle la jugarreta.
Durante su declaración en calidad de testigo, el pariente de Paula Prado tuvo que dar explicaciones sobre un buen puñado de escuchas telefónicas. Hay una en la que incluso le comenta a Espadas que hay un empresario de Cambre al que le va a “partir las piernas”, “machacar la cabeza” y dar también una “paliza” a “su mujer y sus hijos”. Se trata, sospecha Aduanas, de una deuda económica. Pero la gran conversación, la más extensa y la que aporta más pistas, es la del 18 de marzo de 2012. A horas intempestivas, Luciano Prado llama desde un teléfono desconocido, que define como “el de James Bond”, a Ángel Espadas, definitivamente expulsado del Ayuntamiento de Santiago por el nuevo alcalde, Ángel Currás. En ese pinchazo, además de alertar a su amigo de que hay investigaciones abiertas contra miembros del PP y escuchas “a todo dios” como en la Gürtel, le cuenta que está reunido con varios magistrados y que durante el día estuvo en A Coruña con el presidente de la Audiencia y con Molano, un alto mando de la Guardia Civil. Al cabo de la jornada, parece llegar cargado de información (ha visto incluso unas fotos comprometedoras del presidente Feijóo) y telefonea a Espadas para contárselo. Pero además le asegura que va a hacerle pagar a Conde Roa y al PP compostelano lo que le hicieron a su hermana, recién apartada del consistorio, y que por esa razón va a encargarse de que sean imputadas (“bien imputaditas”, dice) tres concejalas del equipo que quedó con Currás. Hará que esas denuncias, que le ha encargado un empresario local, prosperen, porque no dejará que caigan en el Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago, sino en el 1, dice.
Ayer, ante la titular del 1 de Lugo, explicó por qué quería que se encargase de estas diligencias la magistrada del 1 en Compostela: “Porque es muy recta y muy justa”, y llega hasta el final aunque el caso parezca menor. Ana López Suevos llevó también la instrucción que reventó el gobierno local al concluir con la inhabilitación de la mayoría de los concejales.
Noche sindical en el burdel
Entre las declaraciones de testigos, buena parte de ellos trabajadores sin formación supuestamente enchufados por políticos de Lugo en empresas de Vendex, alguno también en Urbaser, destacó la de J.P., un empleado de Cechalva, la concesionaria de la grúa, hijo de un exresponsable de Setex-Aparki (empresa que precedió a Doal, de Vendex). El hombre dijo a la juez que no le "sorprendió" todo lo que fue saliendo a la luz sobre la trama que encabezaban en la ciudad el edil socialista Liñares y su hombre de confianza en Vendex, Javier Reguera, porque su padre ya se lo había ido contando. Según el hijo, le hicieron la vida imposible y Orozco no quería recibirlo. Explicó, además, que incluso varias veces por semana Reguera les ordenaba sacar del depósito coches de concejales y eliminar el rastro de la infracción en los papeles. Pero, sobre todo, relató cómo se amañaron las elecciones sindicales de Cechalva. Cómo, mediante presiones a su padre, Liñares quiso imponerle el voto. Él se negó repetidamente, dijo que no se "vendía", pero le amenazaron con despedir a gente y Liñares le dio una segunda opción: hacerse el enfermo para no ir a votar. J.P. accedió, y siente que perdió su "dignidad". Asegura que otros compañeros cobraron. Alguno en metálico y un par de ellos en especie. Dice que votaron a cambio de una noche de burdel.
En varias ocasiones, De Lara le preguntó a Prado si había cobrado por "intermediar ante los poderes públicos". Él respondió que no. Respecto a su hermana, no comentó nada porque la magistrada le recordó que se podía acoger a la dispensa para callar ante preguntas que pudiesen ir en contra de familiares. Sorprendentemente, a esto el abogado contestó que pensaba extender esa excepción al marido de su hermana (un empresario también investigado en la Pokémon) y a su otro hermano, Miguel Prado, también miembro del PP, aunque, por lo que se ha visto de momento, en esta investigación no aparece involucrado.
A la juez le resulta extraño que casi todo lo hablado en la charla del 18 de marzo de 2012 con Espadas fuese fruto de la fantasía de Luciano Prado. “¿No le parece raro inventarse que está cenando con unos magistrados y que ha estado con el presidente de la Audiencia Provincial?" Usted tiene unas dotes imaginativas increíbles”, le comentó la juez. “Y también adivinatorias”. En esa charla, el abogado hablaba de investigaciones judiciales abiertas que todavía no habían trascendido, y de las fotos de Feijóo (que, según confirmó ayer, se trataba de las que un año después publicó este diario, del presidente con el contrabandista Dorado). También, en otro pinchazo, Paula Prado recordaba a Espadas: “De temas judiciales podemos tener información de primera mano por mi hermano”. Pilar de Lara quiere saber quién filtraba datos cruciales al hermano de la exportavoz del PP. Y con este objetivo, ayer, una y otra vez, le preguntó al abogado por su relación con un grupo de magistrados y con “el comandante Molano, del servicio de información”, que aparece citado en la escucha. Fuentes de la investigación aseguran que se trata del ahora teniente coronel responsable de Tráfico en Galicia.
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