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Va por ti, maestro

La nueva edición dedica un sentido recuedo en la programación a Paco de Lucía

Chick Corea, a la izquierda, y paco de Lucía en el jazz de Vitoria.
Chick Corea, a la izquierda, y paco de Lucía en el jazz de Vitoria.L. Rico

Dicen que tocaba el balafón construido por su abuelo unas doce horas al día cuando contaba con tan sólo cuatro años. Normal que ahora Richard Bona sea el músico que es. Del panorama jazzístico actual es de los que todavía levanta a la gente de sus asientos. Tiene un toque divertido, le encanta interactuar con el público y relacionarse con él en los conciertos.

Descubierto y lanzado al estrellato por el teclista de jazz y compositor austríaco Joe Zawinul mientras Richard explotaba en diferentes clubes de jazz de París cuando era un veinteañero, este camerunés de 46 años, multiinstrumentista, cantante y especialista en bajo eléctrico visita Vitoria con Manu Katché (batería), Stefano di Battista (saxofón) & Eric Legnini (piano).

Los cuatro músicos me parecen excepcionales pero juntos suenan aún mejor. Este cuarteto practica un jazz de banda sonora, intenso, muy cálido, con toques bluseros y rocanroleros por actitud. Lo poco que he podido escuchar, será mi primera vez en directo con esta formación, me ha transmitido la sensación de cuarteto para grandes plazas, muy intenso, sin concesiones al silencio, con espacio para el lucimiento de todos sus integrantes, incluido Richard Bona, un auténtico espectáculo al bajo eléctrico y no sólo en técnica sino en imaginación.

De todo el festival esta actuación del viernes en Mendizorroza será la marcada por muchos para presenciar sí o sí. Vienen muchos artistas interesantes y de calidad pero este cuarteto imprimirá en mi opinión la diferencia. Siento especial predilección por el Jaco Pastorius africano pero eso no me impide reconocer el tremendo atractivo del conjunto de este cuarteto con perspectiva.

Siempre se escuchaba lo mismo: beste bat al acabar la actuación de Paco de Lucía

Tuvo que parar hasta tres veces para afinarla. Era julio del año 2013, hacía mucho calor a pesar de que ya fueran más de las 23:00 horas. No cabía ni un alfiler en el polideportivo. El escenario estaba débilmente iluminado y la zona del público completamente oscura, en silencio, esperando las primeras notas del guitarrista flamenco más importante de todos los tiempos. Era Paco de Lucía, no hacía falta más. El Festival Internacional de Jazz de Vitoria-Gasteiz lo había adoptado hace muchos años, era muy querido. ¿Dónde no lo era? Maldito simpático.

Tuve la ocasión, en primera fila, de verlo hace muchos años, otra vez en Vitoria, cuando yo todavía iba a primaria. Ese señor con el pelo para atrás, chaleco negro, camisa blanca y manos mágicas. El gesto de su cara arrugada al sentir la música, al golpear las cuerdas con pasión, al ser acompañado por el cajón, por las palmas, por el bajo eléctrico, por todas las gargantas del Polideportivo de Mendizorroza, por el espíritu de Camarón de la Isla. Euforia colectiva, de calidad, difícil de entender para muchos.

Ni siquiera era jazz. Pero qué más daba. Había sentimiento, buenos músicos, virtuosos instrumentistas, guiños a otros géneros e incluso Chick Corea (2013) y Wynton Marsalis (2005), por citar a algunos. Para quienes amamos su arte, volver a este escenario no va a ser lo mismo, nunca lo es, pero en cierto modo su recuerdo y la pena de saber que no vamos a poder volver a disfrutar de él en directo, duele, maestro.

Cuando acababan sus conciertos en Vitoria siempre se escuchaba lo mismo: beste bat! Era el año 2013 y era la última, para quienes vivimos este tiempo, algo muy profundo. Ahora, a seguir vibrando con los que vienen por detrás, a seguir pidiendo beste bat!, a seguir llenando el Polideportivo Mendizorroza, a seguir jaleando a los artistas y a seguir manteniendo la llama de la música más viva y brillante que nunca. Va por ti, maestro.

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