El ocio choca con el galimatías normativo del puerto de Alicante
Intereses opuestos y competencia entre Administraciones dificultan su gestión
¿Quién pone puertas al puerto de Alicante? La pregunta planea desde hace años y no hay respuesta. Las competencias repartidas entre diferentes Administraciones (Autoridad Portuaria, Ayuntamiento y Generalitat) impiden poner orden en una zona de ocio que cada noche congrega a miles de turistas y jóvenes de fiesta. Los propietarios de los locales pretenden ampliar su horario de cierre nocturno hasta las siete de la mañana, pero los hoteleros se oponen debido a las molestas que este trasiego de personas de marcha genera de madrugada a sus clientes.
En el puerto de Alicante se han ido fraguando en los últimos años una serie de intereses privados que ante el silencio administrativo y la falta de normas concretas han ido adaptando los locales a la demanda de sus clientes. No hay una norma clara, ni la Administración tiene fijadas sus obligaciones y competencias. Para intentar poner orden a este galimatías urbanístico y normativo, se ha encargado a la Subdelegación del Gobierno de Alicante que elabore un informe técnico y jurídico, que estará listo para el 30 de junio, para fijar los horarios de los establecimientos hosteleros.
Todos los locales, hasta ahora, tienen licencia de discobar y en teoría ahora solo pueden abrir hasta las tres y media de la madrugada los fines de semana. Sin embargo, la fiesta se alarga hasta las seis y las siete de la mañana. Algunos de estos locales han pedido modificar su licencia y convertirse en discotecas.
Fuentes de la gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento aseguran que la mayoría de estos locales no cumple con las normas de seguridad (salidas de emergencia, baños, escaleras…) para ejercer como discoteca. Pero el baile de competencias dificulta poner orden, cada Administración tiene encomendada una responsabilidad y en muchas ocasiones la línea es difusa y confusa. El puerto, que depende de Puertos del Estado, supervisa los proyectos de apertura, y comprueba que el local disponga de todos los permisos antes de autorizar la concesión y apertura. Sin embargo, los locales deben solicitar y obtener del Ayuntamiento la licencia de apertura y de actividad. La Consejería de Gobernación es la que establece los horarios de cierre y resuelve los expedientes sancionadores por infracción de horarios y carencia de licencia municipal. Y el Ayuntamiento tiene competencias para sancionar en materia de ruido las infracciones leves y graves, sin embargo, cuando son muy graves las faltas la actuación depende de la consejería.
La mayoría de locales no cumple las normas, según el Ayuntamiento
“La gestión es complicada, porque no una norma única y clara”, reconoce la concejal de Urbanismo, Marta García-Romeu, quien pretende “trazar a partir de ahora una hoja de ruta para hacer compatible el ocio y el descanso”. En la actualidad, todos los establecimientos tienen licencia de discobar, y ninguno de discoteca, con lo que no pueden ampliar su horario, salvo que realicen reformas, y se autoricen.
Lalo Díez, portavoz de la asociación de locales de ocio de Alicante, aboga para que “se cumplan las normas, pero para todos”. Los hosteleros se quejan de que, en algunos casos, compraron o alquilaron establecimientos como discotecas y ahora “les están haciendo la vida imposible, con inspecciones semanales y multas”. Los hosteleros piden también que una vez se fijen los horarios de cierre y la norma esté clara para todos se les permita adaptarse “con tiempo suficiente y poder seguir trabajando”, apunta Díez.
En la reunión que esta semana se celebró en el Ayuntamiento de Alicante también se acordó coordinar a los diferentes cuerpos policiales para que se haga cumplir con el horario de cierre de los establecimientos. Y según varias fuentes consultadas, presentes en la reunión, el objetivo que se pretende es conseguir una zona de ocio compatible con el descanso del turista en el que convivan restaurantes con los discobares. Los hoteles de Alicante, y especial los del puerto, que acumulan unas mil plazas, han denunciado en reiteradas ocasiones las molestias que causan los clientes de estos discobares a los turistas.
Sin modelo de ciudad
A la gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Alicante acaba de llegar un proyecto que, aprovechando la cesión del Consell a la Zona Volvo de un muelle, pretende habilitar un restaurante con terraza y una zona chill out. Una iniciativa que en teoría incumple el plan de usos del puerto de Alicante.
Además, según fuentes municipales, hay una petición formal de apertura de una discoteca en la misma zona. Pero el problema que subyace es la falta de modelo del puerto, y por extensión, de la ciudad. Alicante es la tierra de las oportunidades perdidas. Se boicoteó la puesta en marcha de un parque científico junto a la Universidad, el Palacio de Congresos ha sido un cúmulo de maquetas y proyectos que acabaron en dique seco, al igual que la Ciudad de la Luz, unos estudios de cine que fueron una auténtica ruina y ahora están a la venta.
El plan de usos del puerto de Alicante se aprobó hace más 20 años y las diferentes administraciones han dejado a la iniciativa privada asumir sus propias decisiones, el resultado es que en esta zona ubicada en la fachada marítima de Alicante, frente a los hoteles Meliá y Spa Portamaris, igual hay un casino, con una fachada que ya en su día generó una gran polémica, restaurantes de todo tipo, tanto caros como baratos, y varios locales de ocio que se han especializado los fines de semana en saciar los deseos de jóvenes que vienen a Alicante de despedidas de solteros.
El puerto de Alicante siempre ha sido una zona caliente. El fenómeno del botellón obligó al Ayuntamiento a colocar una valla y puerta con cerradura para impedir el acceso de cientos de jóvenes los fines de semana en las inmediaciones de los hoteles. Luego en la nueva zona Volvo la alcaldesa planteó habilitar un botellódromo, pero los hoteles y vecinos se opusieron y la propuesta fue descartada. Y otra polémica más reciente fue el barco-discoteca que atracó en el puerto sin pedir ningún tipo de licencia.
El urbanismo de Alicante carece de modelo, pero el turismo también. Políticos y empresarios no han diseñado una estrategia. Se apostó por el turismo residencial, con la mirada puesta en Madrid, y luego se abogó por la playa, los congresos, el golf o la gastronomía… Pero sin hoja de ruta.
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