“Jamás nos pondremos de acuerdo”
Guillem López-Casasnovas y Ángel de la Fuente discrepan sobre el cálculo de las balanzas fiscales, pero coinciden en la necesidad de reformar el modelo de financiación
La disparidad de puntos de vista hizo que el presidente del Círculo Ecuestre, Borja García-Nieto, ofreciera ayer al catedrático Guillem López-Casasnovas y al profesor Ángel de la Fuente una habitación de la institución para que se encerraran a discutir sobre balanzas fiscales. El fin era que dos académicos llegaran a algún consenso. Algo que De la Fuente vio bastante complicado, y sobre lo que López-Casasnovas fue más optimista. “Jamás nos pondríamos de acuerdo sobre esto de las balanzas fiscales”, dijo el primero, mientras que el segundo recordó que ya formó parte de una comisión plural que, a instancias del Congreso de los Diputados, llegó a un consenso sobre la metodología con la que debían calcularse las balanzas fiscales.
Pero ese fue el punto y final de un intenso debate que ambos ya habían mantenido con anterioridad. López-Casasnovas arrancó recordando que hay dos metodologías, y que ambas responden a dos preguntas distintas. La del flujo monetario, dijo, trata de resolver con qué recursos contaría una comunidad si “se pudiera financiar con sus propios recursos”, mientras que la de carga beneficio busca conocer “los beneficiaros últimos de los servicios públicos y los soportadores del gasto”. “No tengo nada que decir contra ese [último] método, pero esa no es la pregunta que formuló el Parlament de Catalunya. Esta puede gustar más o menos, pero es la que tiene legitimidad y por eso me pongo los manguitos y hago la estimación”, afirmó el catedrático de la Universidad Pompeu Fabra, que forma parte de la comisión de expertos que ha calculado las balanzas que el próximo día 2 de junio presentará el consejero Andreu Mas-Colell.
El catedrático hizo dos puntualizaciones. La primera, negó que haya “expolio fiscal”. “Yo no soy economista del expolio. Nunca he usado esta palabra, yo hablo de drenaje de recursos”, advirtió López-Casasnovas, quien recordó que los acuerdos de financiación han sido acordados y en algunos casos acordados por los partidos catalanes. Y segundo: se malinterpretan los resultados de las balanzas. “Hay una mala interpretación de los 16.000 millones, acerca del coge el dinero y corre. No es así aunque ahora lo diga Monago. España no perdería 16.000 millones de euros”, afirmó el catedrático, quien lamentó las descalificaciones que han recibido los académicos que defienden el método de flujo monetario.
Ángel de la Fuente, que ha recibido el encargo de calcular las balanzas fiscales por parte del Ministerio de Hacienda, defendió en cambio el método de carga-beneficio y la nueva metodología con la que se estimarán los saldos fiscales interregionales por parte del Gobierno central. “El modelo tradicional nos ha dado el saldo fiscal, pero nosotros queremos ver de dónde viene ese número para solucionar el problema”, afirmó el profesor, quien insistió en su argumento de que las balanzas fiscales han sido un “instrumento de agitación y propaganda” por parte de los sectores nacionalistas. Según el profesor del CSIC y nuevo director de Fedea, los saldos fiscales deben ponerse en relación con la renta per cápita de cada comunidad, y en ese caso consideró que Cataluña está en una situación similar a los estados más ricos de Alemania.
Ahí se detuvieron ambos catedráticos, porque Guillem López-Casasnovas apeló al principio de ordinalidad que cumple el sistema alemán –según el cual tras hacer sus aportaciones al bote común cada estado no pierde posiciones en los recursos fiscales per cápita— y recordó que el Constitucional de ese país se ha pronunciado contra la nivelación total, el debilitamiento excesivo de las regiones aportadoras, de que las receptoras queden encima de la media y de las alteraciones que pueda producir el modelo. De la Fuente no estuvo de acuerdo con que el sistema alemán respete ese principio, pero sí coincidió con López-Casasnovas en dos extremos: uno, el sistema de financiación español debe ser modificado y, dos, la política de infraestructuras es claramente mejorable. Y esos dos capítulos explican parte de los saldos fiscales de las comunidades.
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