En busca del ‘demos’ perdido
La UE necesita de ciudadanos que apoyen y den legitimidad a las instituciones supranacionales
2013 fue proclamado Año Europeo de los Ciudadanos, en conmemoración del vigésimo aniversario de la Ciudadanía de la Unión instaurada por el Tratado de Maastricht. 2014 es un año de elecciones y de renovación institucional en la UE. 400 millones de europeos están convocados a votar a sus representantes en el Parlamento Europeo (PE). Desde 1979, esta institución es elegida, como cualquier parlamento nacional, por sufragio universal directo. Los comicios de este año suscitan un enorme desafío, no sólo para el PE, sino para la propia UE, ya que sus ciudadanos, su futuro demos, nunca antes han estado tan alejados del proyecto político europeo.
La recesión económica y las consecuencias sociales de los ajustes presupuestarios han ahondado la distancia entre los ciudadanos y la UE. Pero la crisis que atraviesa la UE no es meramente económica, sino que afecta también a su credibilidad como proyecto de unión política, al erosionar algunos de sus valores fundamentales, como la solidaridad y la inclusión social. En estas circunstancias puede entenderse el euroescepticismo y el desencanto popular que recorren las venas de Europa.
La UE necesita de ciudadanos que apoyen y den legitimidad a las instituciones supranacionales, como el PE. En estos momentos de desafección popular, ¿cómo convencer a los electores de la relevancia de participar en estos comicios europeos y de hacerlo, además, desde su identificación como ciudadanos de la Unión?
Este es el gran reto, la ocasión propicia y la responsabilidad ineludible que tienen en esta campaña los candidatos designados por las fuerzas políticas de ámbito nacional: transmitir mensajes de esperanza e ilusión sobre Europa, evocar la esencia política de la UE, más allá de su proyección de mercado y unión monetaria inacabada, explicar a la ciudadanía que el PE es un colegislador que, junto con el Consejo, adopta la mayor parte de las normas jurídicas que afectan a su vida cotidiana, que aprueba, además, el Presupuesto anual de la UE, del cual un porcentaje importante se destina a cofinanciar políticas públicas (desarrollo regional, social, medio ambiente,…), que tiene el control político sobre la Comisión Europea y que, como novedad de estas elecciones, designará Presidente de esta última al candidato del partido europeo más votado, lo que a su vez, acercará la Comisión a los ciudadanos, confiriéndole un auténtico mandato político, más allá de su carácter tecnocrático.
Quedan 13 días para ir a las urnas. La gobernabilidad de Europa va a depender en gran parte de las fuerzas políticas que acampen en la Eurocámara en los próximos cinco años. Los partidos antieuropeos se disponen a constituir una gran coalición que podría representar el 20% de los 751 escaños. Si los partidos europeístas ganan mayoritariamente la partida electoral, habrá esperanza aún de que se adopten las decisiones adecuadas para salir de la crisis e incluso avanzar hacia la unión política en Europa. Sólo un salto cualitativo hacia una Europa socialmente más inclusiva y políticamente más integrada podrá recuperar la confianza de los ciudadanos. La Unión es el único futuro posible para los europeos.
Beatriz Pérez de las Heras es catedrática de Derecho de la UE en la Universidad de Deusto.
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