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Un acuerdo que no acaba de llegar

Los pescadores gaditanos continúan a la espera de que se formalice el pacto con Marruecos

Varios pescadores preparan los aparejos en Barbate.
Varios pescadores preparan los aparejos en Barbate.eduardo ruiz

Para que un día de faena en el golfo de Cádiz merezca la pena, los pescadores siempre dicen que el kilo de boquerón debe venderse a más de un euro. En el último mes, ha sido rara la jornada en la que una caja de boquerones, que pesa unos nueve kilos, haya superado los nueve euros. Muchos días se ha quedado en tres. Los pescadores gaditanos ya no saben qué hacer para subir los precios y su desesperación aumenta por el incomprensible retraso en la entrada en vigor del que puede ser su salvavidas: el regreso al caladero de Marruecos. Todo debería estar ya preparado para esa vuelta pero las autoridades marroquíes siguen posponiéndola sin aclarar los motivos.

La última vez que los barcos europeos estuvieron en el caladero marroquí fue en diciembre de 2011. Entonces todavía estaba en vigor el anterior convenio. El rechazo del Parlamento Europeo a prorrogarlo precipitó la salida de los pescadores. Desde entonces no han podido volver, aunque sí ha habido avances. De hecho, ya hay un nuevo acuerdo ratificado por los parlamentos de Marruecos y de la Unión Europea. Las Administraciones, incluso, dieron por hecho que el Rey Mohamed VI sí había firmado el acuerdo, aunque ese documento todavía no ha sido devuelto a Bruselas, de ahí que las licencias permanezcan retenidas.

Las fechas clave

  • Mayo 2006. La Unión Europea y Marruecos firman un acuerdo pesquero, alcanzado un año antes, que ofrece 100 licencias para la flota española.
  • Febrero 2007. El acuerdo entra el vigor con una duración de 4 años renovable por un año más.
  • Febrero de 2011. La UE y Marruecos se comprometen a prorrogar del pacto.
  • Diciembre de 2011. El Parlamento Europeo vota en contra de renovar por otro año el acuerdo. Los barcos europeos no pueden faenar en aguas marroquíes.
  • Julio de 2013. La UE y Marruecos firman un nuevo acuerdo para cuatro años.

¿Por qué este retraso? Nadie lo sabe formalmente o, al menos, nadie lo ha explicado públicamente. Muchos han supuesto que el conflicto abierto entre Marruecos y la Unión Europea por los aranceles agrícolas ha podido generar un malestar que está conllevando este retraso burocrático. El ministro, Miguel Arias Cañete, viajó esta semana a Marruecos para participar en un salón internacional de agricultura. Allí él y su homólogo marroquí desmintieron que ambas cuestiones estén relacionadas. El conflicto agrícola existe pero negaron que la falta de solución al acuerdo pesquero sea una especie de chantaje.

Así que toca esperar. Los pescadores de la provincia de Cádiz lo llevan haciendo desde 2011. Suman más de 300 tripulantes y cuentan con 44 licencias —de las 126 que ha asignado la UE— para volver al caladero marroquí. Allí el boquerón es más abundante, de ahí que estén convencidos de que ese regreso será positivo. Sobre todo porque el caladero nacional no les está saliendo rentable.

Los pescadores creen que la decisión de este año de asignar cuotas pesqueras por barcos en vez de por puertos les está perjudicando. Hay muchas capturas y, al final, el precio del producto se devalúa en la lonja. No es que ganen menos dinero, es que pierden. “Estamos por debajo de la rentabilidad”, explicó la semana pasada el presidente de la Asociación Barbateña de Empresarios Pesqueras, Tomás Pacheco. La caja de boquerones no ha alcanzado los nueve euros que se marcan como límite. El martes los barcos de Barbate, el principal receptor de licencias para Marruecos, acordaron reducir las cajas que vendían. De 250 a 180. Esa jornada, tras varios de días de fiesta y temporal sin salir a faenar, las cajas se vendieron por 20 euros. Pero, al día siguiente, los precios volvieron a caer.

A este problema se ha añadido otro. El Ministerio de Fomento obliga a partir de este año a renovar sus emisoras de radio si quieren volver a faenar en aguas internacionales como las de Marruecos. Los equipos necesarios cuestan 12.000 euros, de ahí que el sector proteste por la imposibilidad de hacer rentables sus viajes.

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