Dos mujeres y sus libros
La novelista Marta Rojals y la historiadora Isabel Segura cuestionan y sortean las exigencias del mercado
Escribo antes de Sant Jordi y ustedes me leen el día después, lo prefiero. Lo que se proclama antes del Día del Libro acostumbra a ser negocio promocional o descargo de conciencia ante esta fiesta tan bonita, respiro de librerías, y también tramposa. Hoy puedo ser entusiasta sin peajes y a eso voy.
Una cosa es animar un libro, como dicen los franceses, y otra distinta es que la promoción exasperante de unos libros vaya en detrimento de tantos otros. O que la cantidad prevalga sobre lo singular. Ayer compramos, pero ¿hemos acertado?
Es el dilema de Marta Rojals. Desde la publicación en enero de su segunda novela, L’altra, sigue con inquietud el dispositivo promocional de su editora (RBA) tras su anterior y exitosa novela. No conozco a nadie más, ni autora ni autor, que sufra por eso, yo misma estaría encantada si mis diversas editoriales me hubieran hecho tanta promoción. O quizás no, bien mirado. Sus argumentos son de peso. Rojals advierte a quien quiera escucharla (bueno, leerla, ya que solo se comunica por correo electrónico o por las redes sociales) que dar tratamiento de best-seller a su libro por las expectativas suscitadas por el anterior puede ser un desastre. No para el editor, que una editorial ya hace negocio con 2.000 ejemplares. Sino para ella, si su libro va a parar a un lector que busca un best-seller pero no una novela como esta, que no está hecha para agradar. Cuestión de ética.
La actitud de Rojals se avanza como el reloj que Kafka decía que a veces es el arte. Es arquitecta y traduce obras de arquitectura, arte y negocio que están regresando a la austeridad por necesidad y por convencimiento. Ha aprendido bien de su profesión. Vender a cualquier precio, sostiene, tiene un coste alto que no paga precisamente la editorial. Recuerda demasiado a la burbuja inmobiliaria: los grandes grupos editoriales, los únicos que pueden hacer grandes promociones, son aquí los bancos, y el autor es el hipotecado si resulta que un gran numero de lectores, empujados a comprar por las mañas de las editoriales-bancos, se sienten estafados.
L’altra es una novela que busca un lector activo (y lo encuentra, doy fe). Bien escrita y construida, invita al debate tanto por lo que no dice como por lo que finalmente dice. Su autora tiene cosas que contar. “Quants enganys s’han de sumar, per obtenir un oblit?” es algo que habla de su protagonista y su dura historia íntima y también de la historia colectiva que la rodea, la crisis. E incluso de la transición, si me apuran. Rojals es una novelista reciente pero madura, en eso recuerda a Zadie Smith, con quien comparte generación y aguda inteligencia. Smith aprendió a lidiar con el mercado tras su primer éxito y confío que Rojals lo hará y nos dé más novelas. Ella dice que quizás no, que no está dispuesta al mercadeo y sí en cambio a callar, pero no creo que pueda prescindir de lo que el clásico diagnosticó como “la diabòlica mania d’escriure”.
En la otra cara de la moneda, la historiadora Isabel Segura Soriano, investigadora que no se arredra ante el mercado y prosigue con fina inteligencia levantando temas ocultos. Trabaja con austeridad y persistencia. En los últimos meses ha publicado dos volúmenes que para muchos lectores puede que sean desconocidos pero no para quienes seguimos su trayectoria en los círculos del urbanismo y de la vida secreta de las mujeres. Seguro que este Día del Libro ha firmado en alguna librería, no todo pasa por las grandes editoriales y su sistema de captación del mercado.
Barcelona-Chicago-Nueva York es un documentado viaje por las tres ciudades a partir de la influencia en la construcción moderna de las americanas, a mitad del XIX, de la “volta catalana” y el arquitecto valenciano Rafael de Gustavino. A su vez, Barcelona contrajo influencias de las americanas, así en la remodelación de la Via Laietana que en su momento se hizo al estilo de Chicago. En Manhattan, construido según el modelo del parque de atracciones de Coney Island, se pensó en Gaudí para levantar un hotel (no se hizo). Segura, que conoce muy bien Barcelona, no se queda ahí, sino que conduce su indagación hasta el reconocimiento internacional logrado por la obra pública barcelonesa entre 1981 y 1987, cuando lo que Chicago y Nueva York habían conseguido décadas antes lo recuperó Barcelona tras el franquismo. El Ayuntamiento de Barcelona edita el volumen.
El otro libro de Segura es otra delicia. Els viatges de Clotilde Cerdà i Bosch (Tres i Quatre) recorre la vida y el sistemático ocultamiento de esta música, hija del creador del Eixample y de la pintora Clotilde Bosch. Compositora, arpista, ensayista, antiesclavista y feminista, vivió entre 1862 y 1926 y adquirió prestigio con el nombre de Esmeralda Cervantes, la época no le permitió usar el suyo. Su vida y obra es densa y rica y, como su música, desconocidísima. Me dicen que Rosa Vergés quiere hacer una película. Si monta un Verkami, me apunto.
Sant Jordi ya pasó, pero no por eso hay que dejar pasar estos libros.
Mercè Ibarz, escritora.
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