González de Lara: “No pediré más sacrificios a los trabajadores”
El nuevo presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía defiende el diálogo social y el papel que juegan empresarios y sindicatos
Javier González de Lara (Málaga, 1963) ha llegado a la presidencia de la Confederación de Empresarios de Andalucía en plena crisis interna de esta organización, que se encuentra en estado casi ruinoso, y cuando la concertación social está bajo sospecha. Una sospecha que tiene su origen en las irregularidades que salpican a sindicatos y empresarios y en la desafección política acrecentada por la crisis. González de Lara es un empresario vinculado con el turismo y al sector inmobiliario y, además, pintor. Sus cuadros, siempre relacionados con temas marinos, se exponen y se venden en España y fuera de España. En la entrevista con EL PAÍS hace una defensa encendida del diálogo social y el papel que juegan empresarios y sindicatos. “Ha sido una herramienta con defectos, pero el diálogo social ha dado estabilidad en el territorio y ha resuelto conflictos”, afirma el dirigente empresarial.
Pregunta. ¿Cómo van sus empresas?
Respuesta. ¿Las mías?
P. Sí, las suyas.
R. Luchando, bregando, sacándolas adelante como puedo. Bien, con ilusión de seguir prosperando.
P. ¿Está percibiendo esa mejoría que apuntan los datos macroeconómicos?
R. Sí… al menos empezamos a notar una activación del consumo, de forma muy moderada. Hay algo de movimiento. Esto viene determinado por una mayor actitud de las entidades financieras respecto de las necesidades de financiación de las pymes. Esto no quiere decir que se esté abriendo el crédito, pero sí vemos una actitud de los bancos de estar más próximos a la realidad del pequeño y mediano empresario. Hasta hace unos meses era casi imposible negociar un crédito. Cuando llegabas con una póliza de crédito a una notaría casi la enmarcaban, era un hecho casi heroico.
P. ¿Cuándo llegará esa mejora al ciudadano?
Estamos haciendo encaje de bolillos con la deuda, pero vamos a pagar
R. Ojalá supiéramos cuándo, ojalá supiéramos el día y la hora. Yo lo veo a medio plazo, a corto no. Las medidas de consolidación fiscal, de recorte del gasto público, no se han visto reflejados en la microeconomía, y todavía vamos a tardar. Primero se tiene que generalizar el crédito y culminar ciertas reformas estructurales.
P. España ha sufrido una devaluación de salarios y precios para ganar competitividad. ¿Se ha llegado al límite?
R. Creo que el sector privado ha llegado a su límite de ajuste porque empresarios y trabajadores han hecho muy bien los deberes. Rompo una lanza por el esfuerzo de los trabajadores, que han colaborado para sostener las empresas. El sector privado ha sabido sostener el tejido productivo a base de sacrificios. Me cuesta entender que se pidan más sacrificios. Los empresarios no vamos a pedir más el abaratamiento del despido, ni nada por el estilo. Sí pediremos más flexibilidad, que es buena en las empresas. Más sacrificios a los trabajadores, no. Al revés, hay que potenciar más los recursos humanos, los equipos. El empresario tiene que transmitir que su principal activo es su personal, no el capital. Las empresas no se pueden debilitar más de capital humano. Ahora hay que coger dimensión y afrontar nuevos retos.
P. ¿Las administraciones han hecho el ajuste que tenían que hacer?
R. No han empezado, están de estreno. Han hecho tibias reformas, de imagen. Aplaudo los procesos de ajuste presupuestario, pero desde el punto de vista estructural, de reducción de empresas públicas o consorcios, de la eficiencia de las administraciones, no lo han hecho. Las administraciones han logrado financiar su deuda y han frenado estos cambios. La administración está hipertrofiada, no ha asumido que tienen que reducir su dimensión.
P. Hable del caso de la Junta de Andalucía.
A corto plazo los ciudadanos no van a notar una mejora de la economía
R. La administración andaluza tiene los mismos males: una sobredimensión en muchos ámbitos. Hay ayuntamientos y diputaciones que han aumentado la plantilla en estos años. Los empresarios no queremos despidos en el sector público, sino que se racionalice y sea eficiente. Las empresas tenemos las mismas trabas para funcionar, hay una burocracia que no hay forma de eliminar y que está en el ADN. En las administraciones no vemos el esfuerzo que se ha hecho en el sector privado.
P. ¿A cuánto asciende hoy la deuda de la CEA?
R. Unos 12 millones de euros en 2012. En la próxima asamblea general se aportará la liquidación de 2013 y haremos presupuesto para 2014.
P. ¿Cómo ha llegado la CEA a esta situación?
R. Hay un cúmulo de factores. En todas las empresas de España, de Andalucía, se puede hacer esa pregunta. No ha sido por nada en concreto. Los recursos han caído, las cuotas de los afiliados también. Esta institución nunca ha tenido números rojos hasta ahora.
P. ¿Aventuras como involucrar a la CEA en la promoción de viviendas no fue un error?
R. Esa es otra cuestión. No fue estrictamente la CEA, sino dirigentes de la CEA a través de una fundación que tiene una personalidad jurídica y un patrimonio diferente. Que hay personas comunes, cierto. No debo ser yo quien juzgue. Entiendo que no debió ser un objetivo de una fundación próxima a la CEA haber hecho esto. También hay que retrotraerse al momento y el proyecto empezó antes de la crisis. A los ojos de hoy, yo no lo haría.
P. ¿Y cómo piensa afrontar la deuda de esos 12 millones?
R. Estamos haciendo encaje de bolillos. En los 70 días que llevo es difícil hacer más. Hay un plan de viabilidad para incrementar ingresos y reducir costes. Estamos intentando hacer que la CEA sea viable, que lo es. Y vamos a pagar la deuda, como es natural.
P. ¿Cómo debe ser la concertación social?
R. La concertación social debe existir, pero debe cambiar el formato. Si se tiene que llamar potenciación del diálogo social en vez de concertación social, hágase. Pero los empresarios no vamos a renunciar al diálogo social. Es básico para nosotros. Necesitamos representar unos intereses empresariales que buscan que haya más capacidad productiva en Andalucía a través de la paz social. La paz social es la principal infraestructura que tiene Andalucía. Hay una interlocución permanente entre sindicatos y empresarios. Tenemos encuentros y desencuentros, pero se llegan a acuerdos.
P. Sabe que está extendida la idea de que la paz social ha sido un pasteleo durante años entre sindicatos y empresarios para el reparto de fondos públicos. ¿Cómo se puede…
R. Ya, pero sí se ve el mapa de la concertación, todas las comunidades lo han hecho. Andalucía ha hecho ocho acuerdos, pero Murcia seis, Extremadura, Madrid, Cataluña, la Comunidad Valenciana… y no oigo nada. Puede que hayan sido con gobiernos de signo político diferente al de Andalucía, pero ¿qué ocurre, que en Andalucía no es válida porque no ha habido alternancia política? ¿Qué pasa, que los responsables somos los empresarios? Se es injusto con el análisis de la concertación. Ha sido una herramienta con defectos, pero el diálogo social ha dado estabilidad en el territorio y ha resuelto conflictos.
Ha habido tibias reformas en las administraciones, pero no ajustes
P. Este debate se ha atizado por las irregularidades descubiertas, sobre todo, en UGT
R. Puede que hayan ocurrido cosas poco afortunadas, pero en esencia el diálogo social ha generado una estabilidad inmensa en este país. En todas las visitas que estoy haciendo a los empresarios andaluces, grandes o pequeños, todos me dicen: ‘Javier, defiende la paz social, lucha por ella’. Es necesaria. Sí además de la crisis no tuviéramos paz social, imagínese…
P. Tras casi dos décadas de concertación, la tasa de paro de Andalucía está 10 puntos por encima de la media española. No puede decirse que se haya hecho especialmente bien.
R. La concertación social no es una herramienta para luchar contra el paro. Pero mire: Extremadura tiene ocho acuerdos de concertación y una renta per cápita más baja que Andalucía y nadie habla de Extremadura. El desempleo es un problema endémico de España, desgraciadamente. A este paso tendremos que decir al Gobierno de la comunidad: ‘No negociamos con usted porque nos hacen responsables de sus errores’. Sin diálogo social estaríamos en una situación de agresividad social brutal. Ahora viene la Semana Santa y todo el mundo quiere en Sevilla, Málaga, Córdoba, Granada que haya paz social. Esto no se cultiva por generación espontánea. Eso es fruto del trabajo silencioso de mucha gente.
P. Pero y ¿qué se puede hacer contra el desempleo?
Las empresas no se pueden debilitar más de capital humano
R. Sería importante un pacto por el empleo, propiciando ese diálogo social, con iniciativas concretas, olvidando cuestiones pasadas y mirando con luces largas el futuro. No podemos estar fustigándonos permanentemente por los errores que hayan podido cometer algunos.
P. ¿Quién debe estar en ese pacto?
R. Los agentes económicos y sociales, la Administración autonómica y quien acredite legitimidad para estar. No todo el mundo que quiere estar tiene legitimidad. Nosotros estamos reconocidos por el artículo 7 de la Constitución y por el 26.2 del Estatuto de Autonomía. Ahora hay gente que dice ‘yo represento la economía social’, bueno mire usted: en el total del PIB andaluz ¿qué representa usted? Ya se estaba hablando de las asociaciones de consumidores, de las amas de casa… Esto no es una cuestión estética con una foto política en la que se diga aquí nos reunimos todos y quedamos muy bien con una concertación abierta. Vamos a ser serios. Los que estamos en este asunto somos empresarios y trabajadores, que tienen que estar representados por los sindicatos mayoritarios. Y la Junta de Andalucía tiene que tutelar esto bien con líneas de actuación muy definidas.
P. Andalucía ha pedido a Mariano Rajoy un plan específico de empleo para la comunidad.
R. Sería bueno que hubiera un plan y que se consensuara también con el principal partido de la oposición. Está bien, pero el diálogo social puro y duro está circunscrito a lo que establece la Constitución. Si se quiere, que se modifique la Constitución y ¡aceptaremos la peña del pandero verde! Que entre y sea la legítima representante de los señores del ocio y el juego. Ya en serio, los modelos se pueden modificar, pero no los conceptos.
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