Málaga se enreda con la tarifa del agua
La factura por habitante empadronado acumula cinco meses de críticas y correcciones Al 46% de los abonados le ha subido el recibo
La aplicación de una tarifa del agua en Málaga que tiene en cuenta a los habitantes empadronados en la vivienda se ha convertido en el cuento de nunca acabar. El nuevo sistema entró en funcionamiento en noviembre de 2013 y desde el pasado enero, momento en que llegaron las primeras facturas, se ha topado con las críticas permanentes de los partidos de la oposición, con una plataforma ciudadana contraria al modelo tal y como está diseñado y con una protesta en la calle de miles de personas (5.000 según los organizadores, 1.000 en opinión de la Policía Nacional). Y con correcciones continuas por parte del equipo de gobierno del PP para intentar suavizar todo lo anterior. El alcalde, Francisco de la Torre, ha rechazado varias veces paralizar el nuevo sistema, pero los anuncios de retoques son constantes.
El último ha sido esta semana. Cuatro días después de la manifestación convocada por la Iniciativa Ciudadana contra el Tarifazo del Agua y después de que esta plataforma, que integra a 100 colectivos, presentara en el registro de entrada del Ayuntamiento 36.673 firmas contra el sistema de facturación, De la Torre adelantó nuevas bonificaciones en el primer tramo de consumo, el más barato. Esta mejora para algunos abonados no será inmediata y está condicionada a la recaudación de la empresa municipal (Emasa), pero previsiblemente se aplicará. ¿Cuándo? No hay fecha. Cuando lo haga posible el programa informático que permitirá ajustar los costes en tiempo real y tener datos “veraces”.
Consumidores divididos
Sevilla empezó a aplicar la tarifa de agua por habitante antes que Málaga, cuando el Ayuntamiento estaba gobernado por PSOE e IU. Aparentemente, se hizo sin incidencias y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), ha reprochado desde el principio a la organización de consumidores Facua que se haya posicionado en la capital malagueña de manera distinta a como lo hizo en Sevilla, donde apoyó el modelo. La presidenta de Facua Málaga, Lola García, es la portavoz de la iniciativa ciudadana contra la nueva tarifa del agua en Málaga. Las asociaciones de consumidores Al-Ándalus y UCE sí están a favor del sistema.
Hay más ejemplos en los que De la Torre cita a Sevilla. El alcalde no desvela cuál ha sido la recaudación de la empresa de agua Emasa desde que se aplica el nuevo modelo porque asegura que aún la desconoce, pero insiste en que el objetivo de la tarifa por habitante no es recaudatorio. Refuerza su afirmación con el dato de que la sociedad municipal tiene previsto ingresar este año unos 300.000 euros menos que el ejercicio pasado. Y ahí vuelve a salir Sevilla. Según el regidor, de 2009 a 2010, coincidiendo con el cambio de modelo, la empresa metropolitana Emasesa incrementó sus ingresos por encima de los ocho millones de euros.
El precio de los bloques de agua en Sevilla es más caro que en Málaga, pero están diseñados de forma distinta. El primer tramo incluye cuatro metros cúbicos al mes por habitante y existe una tarifa bonificada si el consumo es inferior a tres metros cúbicos.
El sistema eleva el gasto en los hogares con menos inquilinos y beneficia a los abonados domésticos con tres o más personas, de ahí la importancia del padrón. Emasa tiene constancia de unos 38.000 clientes que no están vinculados a una vivienda. Las modificaciones que se anuncian ahora persiguen compensar a ese sector de la población que se ha visto perjudicado con la nueva tarifa. El equipo de gobierno defiende el sistema porque fomenta el ahorro, pero ese consumo responsable que se pretende es lo que está en constante movimiento, visto el resultado de las facturas. El recibo le ha subido aproximadamente al 46% de los abonados.
El problema está en que los metros cúbicos de agua que se conceden por habitante (dos en el primer tramo y uno en el segundo) hacen prácticamente imposible no llegar al tercer bloque, más caro. El gasto medio en Málaga está fijado en unos 112 litros al día y eso llevó a la primera corrección: las viviendas que tengan un consumo por debajo de 116 litros diarios por inquilino serán bonificadas transcurridos seis meses si el recibo se ha encarecido respecto al sistema anterior (esa cantidad equivale a 3,5 metros cúbicos cada mes por persona).
Eso es lo que hay actualmente. Pero el alcalde sacó a escena la posibilidad de elevar esa cifra hasta los cuatro metros cúbicos y ahora, incluso, que esa bonificación pueda alcanzar los 4,5 metros cúbicos mensuales (unos 150 litros diarios por persona) para compensar las facturas que han subido. “Para que las familias que no se beneficien, tampoco se vean perjudicadas”, argumenta De la Torre, que niega improvisaciones.
Del lío que hay con la tarificación del agua en Málaga dan fe las alrededor de 300 consultas diarias que recibe Emasa, según el área de Medio Ambiente. Se trata, además, de una auténtica tarifa a la carta, con numerosos casos singulares reconocidos. Además de la bonificación para los usuarios que consumen menos de 116 litros diarios, en las viviendas donde resida una persona con discapacidad se computa un inquilino más de los que realmente hay empadronados y los estudiantes que corran el riesgo de perder su beca por el cambio en el censo no tendrán que hacerlo. Hay también excepciones para algunos padres divorciados con custodia compartida de los hijos y para personas que comparten domicilio con otras solo una parte del día. El Ayuntamiento ha resuelto hasta ahora 250 incidencias de este tipo.
El equipo de gobierno recuerda continuamente que no ha variado el precio de los bloques de consumo, que se trata de un sistema “justo” y que el anterior no lo era. La plataforma ciudadana, en la que están PSOE e IU, está conforme con la asignación de metros cúbicos por habitante empadronado, pero pide diálogo y elevar el primer tramo. La última bonificación anunciada supone de hecho una subida del bloque para no pagar más que antes, aunque el alcalde niegue rectificaciones.
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