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El acusado de prenderle fuego a su pareja embarazada dice que intentó salvarla

El fiscal pide 20 años por los delitos de asesinato, aborto, incendio y daños El procesado fue absuelto en 2009 por un jurado popular por falta de pruebas

El acusado de rociar con gasolina a su pareja embarazada y prenderle fuego en 2006 en Calonge, en la provincia de Girona, ha sostenido este viernes en la Audiencia de Girona que lo único que hizo fue abrazarla para intentar apagar las llamas. Ha asegurado que estaba ilusionado con su próxima paternidad y que habían iniciado los trámites para traer a España a los tres hijos que la víctima, Sandra Vergara, tenía en Chile. Sin embargo, no ha sabido dar respuesta a cuestiones como el origen del fuego o la presencia de gasolina en su propia camiseta y en la ropa interior de la mujer.

Esta es la segunda vez que Miguel Sánchez se enfrenta a un tribunal popular por la muerte de su pareja el 8 de octubre de 2006. Fue absuelto en 2009, también por un jurado popular que consideraba que no había pruebas suficientes para demostrar su culpabilidad. Tras el recurso de las acusaciones, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) anuló el juicio y ordenó repetirlo. El fiscal pide 20 años para el procesado por los delitos de asesinato, aborto, incendio y daños.

Durante casi dos horas de interrogatorio, Sánchez ha insistido en su versión. Se conocieron a principios de 2006 a través de su hermano, que iba a Chile en busca de mujeres para que trabajaran en prostíbulos gerundenses. Se fueron a vivir juntos en un piso de Calonge en marzo de ese mismo año y poco después quedó embarazada. El día de los hechos, el volvió a casa sobre las diez y media de la noche, después de haber estado en el bar desde media tarde y discutieron porque ella se había pasado todo el día sola con la familia de él.

El acusado ha asegurado que fue al baño y que regresó al oír una fuerte explosión en el comedor. Ha afirmado que, al llegar allí, vio a la mujer en llamas, la abrazó para intentar apagarlas y, como no podían salir por la puerta principal, la bajó despacio por el balcón del primer piso y después se tiró él.

Con esta versión, sin embargo, Sánchez no ha podido explicar algunas pruebas que corroborarían la versión de las acusaciones, como la aparición de la cortina de la ducha quemada y restos del cabello de la chica en el baño, en un edredón y en el pasillo. La fiscalía y la abogacía del Estado mantienen que, tras discutir, la mujer fue a la cama de la habitación de matrimonio y, una vez allí, él la roció con gasolina mientras ella le gritaba que no lo hiciera. Algunas gotas del combustible le habrían caído sobre su propia camiseta —por eso resultó con un 42% del cuerpo quemado— y habría prendido fuego con una cerilla.

Según el fiscal, la Policía determinó la habitación y no el comedor como el lugar donde se declaró el incendio. Los agentes hallaron gasolina en la boca y en la ropa interior de la mujer, por lo que creen que él la roció cuando ella tenía la boca abierta para gritarle que no lo hiciera. Al verla envuelta en llamas, intentó apagarlas primero con el agua de la ducha y luego con un edredón.

A pesar de que el acusado ha insistido en que soltó a su pareja suavemente por el balcón, hay testigos que vieron a la chica cogida a la barandilla antes de caer del primer piso. Tampoco ha sabido explicar cómo puede ser que varios vecinos y sanitarios declararan que la mujer les dijo "me ha quemado", "me ha tirado por el balcón" y "mi novio me ha rociado con gasolina y me ha quemado". Ni por qué negó que la maltrataba cuando un informe de la Policía Local de Calonge dice lo contrario.

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