Málaga recupera su embrión cultural

En julio del año pasado, las vetustas puertas de madera de la Casa del Consulado, un edificio del siglo XVIII de estilo barroco clasicista declarado Monumento Histórico Nacional, se cerraban en lo que parecía una despedida definitiva de su morador: la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga.

Problemas de liquidez forzaron un cierre que dejó un gran vacío en la plaza de la Constitución, donde este edificio de 1785, obra del arquitecto José Martín de Aldehuela, autor del popular Puente Nuevo sobre el tajo de Ronda, es parada obligada, con foto del patio y de la balconada incluida, para muchos de los turistas que visitan el casco histórico.

Pero esta pasada semana, tras nueve meses de clausura, los portones envejecidos de la Casa del Consulado volvían a invitar al viandante a visitar su antiguo patio. La Sociedad Económica del País volvía a la vida para celebrar sus 225 años de existencia y encarar el futuro recuperando sus orígenes como actor principal de la vida social, política y cultural de la ciudad.

“Pasó lo que le pasa hoy día a cualquier empresa o familia, que nos azotó la crisis. El convenio que teníamos con la Fundación Unicaja, nuestra única fuente de financiación, se vio reducido y nos vimos obligados a tener que cerrar pues no podíamos hacer frente al elevado coste de mantenimiento del edificio y a los sueldos de los dos empleados que teníamos. Nos costaba dinero abrir las puertas”, explica su presidente, José María Ruiz Povedano. Esa merma de los recursos, que pasaron de los 100.000 euros anuales a 50.000 en 2012 y que se veían recortados a solo 20.000 en 2013 forzaron un replanteamiento en el funcionamiento de la institución.

Tenemos una edificación única por su arquitectura e historia

José María Ruiz Povedano

“La junta directiva decidió que había que aplicar un nuevo régimen de funcionamiento, buscando financiación en distintas fuentes. Ya hemos mantenido contacto con la Junta de Andalucía, que es la propietaria del edificio, con la Diputación de Málaga, con el Ayuntamiento y con otras instituciones y organismos. La idea es abrir la Sociedad Económica a la sociedad malagueña, retomar el pulso a la ciudad. Creemos que la Casa del Consulado es un lugar idóneo para acoger diferentes actividades sociales, culturales o privadas, iniciativas que reportarían ingresos en concepto de alquiler de nuestras salas”, explica Ruiz Povedano, quien también explora recabar financiación a través del patrocinio de estos actos, a través del mecenazgo privado y mediante la captación de nuevos socios.

“Tenemos una edificación única por su arquitectura e historia, no en vano es el segundo bien cultural de la ciudad en antigüedad detrás de la Catedral y tenemos que sacar provecho de ello”, añade Ruiz Povedano, quien confía en que pronto volverán a contar con el apoyo económico de la Fundación Unicaja.

Mientras, la Sociedad Económica de Amigos del País retoma su actividad. Ha solicitado a la Junta la organización de un taller de empleo para restaurar, documentar y digitalizar sus fondos bibliográficos, unos 10.000 volúmenes de infinidad de materias entre los que se hallan originales del siglo XVI y XVII. “Fue la primera biblioteca pública de Málaga y queremos contar con un catálogo virtual para facilitar su acceso a los investigadores y a los amantes de la historia”, apunta Ruiz Povedano, que anima a los malagueños a acercarse a la Casa del Consulado para que conozcan de primera mano a través de la exposición Málaga, ciudad ilustrada 1776-1800 cuáles fueron los orígenes de la Sociedad Económica, hija de la Ilustración y que impulsó el rey Carlos III a finales del siglo XVIII, cuando la ciudad vivió uno de sus momentos históricos más brillantes.