Escrache al sistema
Este 28-F no debe ser un día para festejar, sino para luchar contra un sistema que empobrece cada día más a los ciudadanos
Maneras de afrontar la crisis: El presidente de Iberdrola cobró el pasado año 7,4 millones de euros. Un 19% más que el año anterior. El resto de directivos de la compañía eléctrica que, como todas las demás, nos sangra con sus tarifas, vio aumentada su remuneración en un 16,3%. Datos comunicados por Iberdrola a la CNMV la pasada semana.
Días antes, otra noticia llamó mi atención: los españoles que tienen trabajo han regalado a sus empresas 3,38 millones de horas extras a la semana. 175 millones en un año. Un 28,6% más que el año anterior. Trabajo gratis.
Esas horas regaladas habrían dado empleo a 84.500 trabajadores que dejarían de estar parados. Con el consiguiente ahorro a las arcas públicas y la alegría en miles de hogares. Las horas no pagadas suben de manera imparable desde que gobierna Rajoy.
Los trabajadores españoles trabajan más horas por el mismo salario. Perdón, por menos. Porque los salarios se han reducido un 7% en los últimos cinco años. Al contrario que el de los ejecutivos que han subido como la espuma en plena crisis. Una crisis que afecta a los de abajo, no a ellos.
Por esas mismas fechas, la gerente del FMI, la bienpagá Christine Lagarde, pedía que se sigan bajando los sueldos en España. Los 645,30 euros de salario mínimo y congelado le deben parecer una fortuna. Ella, que gana 39 salarios mínimos (352.859 euros en 2012), exige que nos apretemos más el cinto.
Solo este deterioro de los salarios y de las condiciones de trabajo en España justificarían una rebelión social. Súmenle los seis millones de parados. Los 686.000 hogares (dos millones de personas) en donde no entra ni un euro. Los cientos de miles de dependientes abandonados a su suerte. Los jubilados a los que les bajan la pensión y les cobran sus medicinas. Los estudiantes sin becas.
En ese caldo de cultivo, llega el 28-F. Una fecha que la izquierda política y sindical celebrará por separado. El pasado año, PSOE, IU, UGT y CCOO se manifestaron unidos contra los recortes de Rajoy. Este año, cuando los motivos para echarse a la calle son más acuciantes, festejarán por separado el día de la patria andaluza.
Una pena. Porque ante la agresión más violenta a la que se han visto sometidos los ciudadanos españoles, y de manera muy particular los andaluces, se impondría una respuesta contundente en las calles. Gamonal y la marea blanca de Madrid demuestran que ese último recurso es eficaz. Pararon el aparcamiento en Burgos y dinamitaron la privatización de hospitales en Madrid.
Este 28-F no debe ser un día para festejar, sino para reivindicar y luchar contra un sistema que empobrece cada día más a los ciudadanos.
Mientras el PSOE ha elegido el mitin multitudinario, Izquierda Unida apuesta por una gran movilización. La presidenta Susana Díaz clamaba contra la "asfixia" que Rajoy somete a la comunidad. Los dirigentes izquierdistas desgranan un rosario de agravios que seguramente comparten todos, socialistas y sindicatos de clase.
El paro, la precariedad laboral, la violación de los derechos de la mujer (aborto, violencia machista), la insatisfacción de los jóvenes, la privatización de la sanidad, los recortes en educación y dependencia, la congelación de las pensiones. Una lista terrible.
Pero no parece ser suficiente para que la izquierda, esa que unida jamás sería vencida, manifieste su repulsa.
Una pena. Sí, una pena, porque ahora que los escraches han sido declarados legales por los tribunales de justicia, deberían haber organizado un gran escrache contra un sistema injusto que condena a los trabajadores a más PP: más paro, más pobreza.
Mientras, unos pocos privilegiados ven aumentar sus fortunas a costa del sudor y las horas de trabajo regaladas de muchos millones de trabajadores.
Una pena.
@JRomanOrozco
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