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Ecologistas piden a la fiscalía que investigue el canal Segarra-Garrigues

La Plataforma en Defensa del Ebro denuncia el sobrecoste del 81% de la obra, el destino del agua y su impacto ambiental

Obras del canal Segarra-Garrigues, en 2012.
Obras del canal Segarra-Garrigues, en 2012.herminia sirvent

La Plataforma en Defensa del Ebro (PDE) ha entregado un informe a la fiscalía de Barcelona para que investigue la construcción del canal Segarra-Garrigues. En el texto, la organización ecologistas alerta, entre otras cosas, del sobrecoste de la obra, la excesiva dimensión de la misma, el destino del agua que transportará y su impacto ambiental.

La PDE advierte de que la obra tendrá un sobrecoste del 81%. De los 1.071 millones de euros iniciales se pasaría a 1.928 millones, según un informe interno de la Generalitat. “En tiempos de recortes, es absurdo gastarse este dinero en una infraestructura”, aseguró Manolo Tomàs, portavoz de la PDE.

La PDE denuncia que el canal trasvase agua al área metropolitana de Barcelona

Desde el 2003, año en que se proyectó la canal, la superficie de riego que el Segarra-Garrigues podría cubrir se ha reducido en un 57%, después de que el Gobierno tripartito declarara 40.000 hectáreas Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) para evitar una sanción millonaria de la Comisión Europea. La PDE asegura que el presupuesto y la infraestructura no se “han redimensionado para adaptarse a los usos del suelo y de la necesidad de recursos” .

En el escrito entregado a la fiscalía, la organización ecologista muestra también sus dudas sobre el destino del agua del canal. En 2010 se aprobó el abastecimiento de 43 pueblos con agua del canal Segarra-Garrigues, proyectado en su inicio solo para regadío. Cuatro de estos municipios están fuera de la cuenca del Ebro. Según advierte la organización a la fiscalía, la infraestructura “generará excedentes de agua que los usuarios podrán venderá a otros con mayor capacidad de pago, como podría ser el abastecimiento metropolitano de Barcelona”.

La PDE denuncia también el impacto que tendrá el consumo de agua del río Segre en diferentes entornos como el Delta del Ebro. “El Segre es el mayor proveedor de sedimentos, si no llegan al delta, este podría desaparecer”, denuncia Tomàs.

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