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Los empresarios catalanes intentan propiciar el diálogo entre Mas y Rajoy

Las malas relaciones entre Gobierno y Generalitat preocupan a las grandes firmas

Lluís Pellicer

La gran empresa catalana lleva ya un año y medio apelando al diálogo. Pero, a la vista de que este no llega, ha pasado a intensificar sus actuaciones para romper el bloqueo institucional que se ha producido entre los Gobiernos de Mariano Rajoy y Artur Mas a raíz de la apuesta soberanista de la Generalitat. El almuerzo del cazatalentos Luis Conde en su masía del Empordà el fin de semana pasado es solo uno más —el enésimo— de los ágapes entre dirigentes políticos de Barcelona y Madrid que han tratado de propiciar los empresarios ante la constatación de que la distancia entre ambos Ejecutivos es cada vez mayor. El escaso éxito que hasta ahora han cosechado esas citas ha causado malestar en la mayoría de los empresarios presentes, que lamentan la “inflexibilidad” de ambos Gobiernos.

Sociedades alemanas advierten del efecto “fatal” de la incertidumbre del plan soberanista

Los empresarios están especialmente molestos tras la convención del PP catalán, que consideran que lejos de servir para desmontar tópicos solo sirvió para crispar más a la sociedad civil. Los principales ejecutivos no entendieron que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, haya decidido cambiar la metodología de cálculo de las balanzas fiscales (el saldo de ingresos y gastos entre las comunidades y el Estado) y lo interpretan como un intento de minimizar el déficit fiscal catalán para no abordar el modelo de financiación, en cuya reivindicación siguen implicados.

Esa indignación obligó a la patronal Fomento del Trabajo, presidida por Joaquim Gay de Montellà, a emitir un duro e inédito comunicado en el que reclamaba “transparencia” a Montoro. Fuentes cercanas a la organización sostuvieron que aceptan un nuevo método, siempre que sigan publicándose los saldos con todas las metodologías anteriores, y recordaron que la entidad sigue firmemente comprometida con la reclamación del concierto económico (un sistema de financiación privilegiado, similar al vasco). “Lo que no puede ser es que no les guste el resultado y opten por cambiar el método”, lamenta el directivo de una multinacional.

“Estamos esperando la llamada del Gobierno”, dice Mas-Colell

Pero los reproches no solo se dirigen a Rajoy. Ante la falta de adhesiones destacables a la ruta soberanista, los consejeros de Artur Mas aplauden los silencios de los empresarios y, en especial, de las multinacionales. Sin embargo, el titular de Empresa y Empleo, Felip Puig, recibía esta semana un jarro de agua fría cuando, en un almuerzo, Andrés Gómez, presidente del Círculo de Directivos de habla alemana —que reúne a ejecutivos de empresas de ese país— le transmitía su “temor” por el proceso soberanista y le advertía de los efectos “fatales” que acarrea la incertidumbre.

Frialdad en el ágape de Fonteta

Algunos empresarios catalanes han impulsado los foros de debate entre Barcelona y Madrid para intensificar las relaciones entre ambas sociedades. El más conocido es el conocido como Puente Aéreo, que celebra cenas de empresarios de ambas ciudades con dirigentes políticos de primer nivel de la Generalitat, el Gobierno y la oposición. Ahora hay otro más, el llamado Foro Almagro, impulsado por el abogado Emilio Cuatrecasas y el cazatalentos Luis Conde, presidente de Seeliger y Conde y jefe de la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre.

Luis Conde, que también está en Puente Aéreo, es uno de los empresarios más activos en la organización de esos encuentros. La semana pasada celebró el sonado almuerzo en Can Anglada, su masía de Fonteta, en el término municipal de Forallac (Baix Empordà), que además de tener una finalidad solidaria para recaudar fondos con la asociación El Trampolí —que acoge a personas con síndrome de Down—, intenta ser uno de esos lugares de encuentro entre políticos y empresarios de Barcelona y Madrid.

Allí acudieron multitud de empresarios: Juan María Nin (La Caixa), Jaume Guardiola (Banco Sabadell), Juan Rosell (CEOE), Marc Puig (Puig), Mar Raventós (Codorniu), Javier Monzón (Indra), José María Xercavins (Metroinvest) o Sixte Cambra (Puerto de Barcelona). El ágape estaba presidido por Artur Mas, al que arroparon los consejeros Felip Puig, Ferran Mascarell y Josep María Pelegrí. Los ministros Ana Pastor y José Manuel Soria representaron al Gobierno.

Varios asistentes dudan de que el encuentro sirviera para acortar distancias entre los Ejecutivos. Fuentes empresariales cuentan que Mas acudía para cumplir con ellos, pero sin intención de acercarse a los dirigentes del PP tras una convención en la que se comparó a Cataluña con el País Vasco de hace unos años, cuando ETA asesinaba. Varios asistentes cuentan que Artur Mas incluso tuvo un pequeño encontronazo con Esperanza Aguirre.

El presidente catalán llegó tarde a Fonteta, después del aperitivo, y se dirigió a su mesa directamente. Aguirre lo detuvo y le afeó en broma que no saludara, a lo que Mas le recriminó sus declaraciones acerca de él y de Cataluña. “¡No, president, si yo no digo nada!”, cuentan varios asistentes que respondió la madrileña. A continuación, la expresidenta se dirigió a Puig, que acompañaba a Mas, para saludarlo y decirle que lo escuchó en una entrevista en la Cope.

En una conversación con este diario, Gómez explicó que los directivos alemanes deben dar cuentas a sus empresas sobre la situación política del país para que puedan decidir a medio y largo plazo. “No creo que haya empresas que ya estén aquí y que se vayan por la incertidumbre, pero sí compañías que posponen sus inversiones y deciden destinar esos fondos a otras plantas en Europa”, asegura Gómez. En ese almuerzo, Puig pidió el “beneficio de la duda” a unos comensales nada convencidos. “El Gobierno catalán argumenta que las inversiones suben, pero los planes de las empresas tienen un tiempo de maduración, de entre tres y cuatro años, y lo que llega hoy estaba ya en cartera”, añade Gómez, quien tampoco comparte la decisión de Montoro con las balanzas.

También Josep Lluís Bonet, presidente de Freixenet, y Borja García-Nieto, que encabeza el Círculo Ecuestre, defendieron la permanencia de Cataluña en España, aunque algunos empresarios consultados expresan cierta extrañeza acerca del foro que eligieron para plantear su postura, la convención del PP en Barcelona. El día antes, Xavier Torra, presidente de la multinacional Simón y miembro del consejo de economistas de Mas, reclamaba “creatividad intelectual” para huir de expresiones como “hace 300 años”, “independencia” o “colonialismo”. Torra afeó a las dos partes que se instalen en actitudes que, a su juicio, llevan a “reacciones poco racionales”.

Un ejecutivo que acude normalmente a estos foros explica que la sociedad civil tradicionalmente influyente constata que el proceso soberanista agotará en unos meses el marco legal, el límite que marcan desde el comienzo las patronales a Mas. La reiteración por parte del líder de la oposición, el republicano Oriol Junqueras, de que está dispuesto a parar la actividad económica de Cataluña toda una semana tampoco tranquiliza al empresariado, que teme que llegue el “choque de trenes” que abra un periodo de inestabilidad. “Es necesario un gran acuerdo para Cataluña y España. Confío plenamente en la capacidad de diálogo y en buscar lo mejor de los ciudadanos dentro del marco de la ley”, pidió el viernes Isidro Fainé. El mismo día el consejero Andreu Mas-Colell expresaba la disposición de su Ejecutivo a “dialogar en el marco de la ley”, aunque dejó la pelota en el tejado del Gobierno central: “Estamos esperando su llamada”.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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