La alerta del riesgo de Angrois llegó a 10 técnicos y alguno ni la leyó
Renfe culpa ante el juez al jefe de maquinistas de no tramitar bien la denuncia La única medida fue “hacer hincapié” en el frenado en los cursos a conductores
El jefe de maquinistas que advirtió del riesgo en la curva de Angrois antes del accidente del 24 de julio en el que perdieron la vida 79 personas, José Ramón Iglesias Mazaira, trasladó directamente su alerta a cuatro compañeros formadores de otros conductores y al gerente de Viajeros de Galicia. También llegó, a través de su superior, José Luis Rodríguez Vilariño, a otros tres técnicos, por lo que al menos diez cargos intermedios de Renfe debían conocerla. Pero la empresa culpa a Mazaira de no haber tramitado esa advertencia ante el órgano adecuado. Eso es lo que alega Renfe en la documentación al respecto que le requirió el instructor del caso, Luis Aláez, y que entregó ayer en su juzgado. Esos documentos revelan que alguno de los técnicos a los que llegó la advertencia ni siquiera la leyó y que Mazaira y su superior decidieron que el problema se solucionaba avisando de él al resto de maquinistas.
Según la documentación enviada por Renfe al juzgado, no fue hasta el 2 de diciembre pasado que la cúpula de la empresa tuvo conocimiento de que el 26 de diciembre de 2011, dos semanas después de abrirse la línea Ourense-Santiago y un año y medio antes del accidente, un jefe de maquinistas, Iglesias Mazaira, había advertido del “riesgo” de Angrois por su señalización insuficiente. La empresa abrió entonces una investigación interna, pero no le comunicó nada al juez Aláez, que se enteró de ello la semana pasada a través del abogado del maquinista del Alvia accidentado y dio a Renfe tres días para entregarle toda la documenación al respecto.
Los 150 folios entregados ayer por Renfe permiten constatar que Mazaira remitió su aviso a su superior, Vilariño, el 26 de diciembre de 2011. El 27 por la tarde Vilariño le reenvió la alerta a otros tres técnicos, dos de los cuales iban a participar con él a la mañana siguiente en Madrid en una reunión de seguimiento sobre la explotación de los trenes que llevaban dos semanas circulando entre Ourense y Santiago. Pero en esa reunión de Madrid, que comenzó a las nueve y media de la mañana, no se habló de la falta de señalización. Sí se trató otro de los problemas de los que advertía Mazaira pero no ese porque, según coinciden varios de los presentes, un encuentro sobre cuestiones comerciales o referentes al confort del nuevo servicio no era el adecuado para analizar temas de seguridad.
Los dos técnicos que asistieron a esa reunión y a los que Vilariño había remitido el aviso de Mazaira argumentaron, a preguntas formuladas por Renfe en su investigación interna, que el documento les llegó tarde, demasiado cerca temporalmente del encuentro. Uno de ellos admite incluso que no leyó entonces el aviso “probablemente por lo extemporáneo de su envío”. El resto de compañeros de Mazaira a los que este también envió su alerta se limitaron a confirmar que la recibieron, sin aclarar si la leyeron, y que no la remitieron a nadie más.
En sus declaraciones por escrito a Renfe realizadas la semana pasada, Mazaira y Vilariño aseguran, en sendos párrafos redactados de forma idéntica, que fueron ellos dos los que decidieron luego que el problema de falta se señalización en Angrois se podía solucionar simplemente advirtiendo de ello al resto de conductores. Ambos dicen que dado que el frenado que requería Angrois “se ajustaba a la normativa reglamentaria vigente, decidimos intensificar la formación [...] a todos los maquinistas”. Los cuatro compañeros de Mazaira, jefes de maquinistas a los que remitió su aviso, también aseguran en sus escuetas e idénticas declaraciones por escrito a Renfe que formaron al resto de conductores “haciendo especial hincapié” sobre el frenado en Angrois.
Junto con la documentación que permite reconstruir estos hechos, Renfe envía al juzgado una “consideración final” en la que concluye que la advertencia y la propuesta de solución de Mazaira “no fue trasladada” a “la Comisión Territorial de Seguridad en la Circulación de Renfe en León, de la cual es vocal el propio Sr. Iglesias Mazaira”. Un portavoz oficial de la compañía añadió ayer: “No se planteó en los canales oficiales de Renfe”.
“Sensibilizar” sobre el peligro
El mismo jefe de maquinistas que alertó de la escasa señalización de la curva de Angrois, Iglesias Mazaira, y el superior al que avisó, Rodríguez Vilariño, fueron, según sus propias y calcadas declaraciones, los que más tarde decidieron, sin tratarlo con nadie más, que el problema se resolvía avisando de él al resto de conductores. Vilariño dice desconocer si la denuncia se comunicó a Adif y ambos sostienen que la advertencia sí se incorporó a los cursos de formación. “Se advertía de las particularidades de la línea con la finalidad de sensibilizar lo máximo posible al personal de conducción y reforzar así la seguridad en la circulación”, declaran ambos trabajadores de Renfe con idéntica frase.
Así lo asegura también el gerente del área de Viajeros de Galicia, que preguntado por las medidas al respecto que se adoptaron en su ámbito de gestión responde: “El Sr. Vilariño me informó que se iba a intensificar la formación a los maquinistas para asesorarles sobre los puntos singulares de la línea, fundamentalmente los puntos de cambio de tensión y de transición de velocidad”. Tanto él como el resto de maquinistas jefes y formadores interrogados por Renfe coinciden en que esa “intensificación de la formación” fue dirigida específicamente “a los maquinistas de Media Distancia”.
Sin embargo, el tren Alvia y el maquinista que tuvo el accidente, Francisco José Garzón, prestaban servicio de Larga Distancia. Además, un maquinista de trenes Alvia consultado asegura que no recibieron formación específica sobre el frenado en Angrois: “Nadie te decía en qué punto exacto frenar”. A la espera de lo que pueda decidir el juez Aláez a raíz de estos documentos, el único imputado por el accidente sigue siendo el maquinista Garzón, que circulaba despistado tras recibir una llamada y no frenó a tiempo.
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