“Si nos dicen que viene la crisis, no hay Caprabo”
Siempre ha flotado en el ambiente el deseo de Eroski de desprenderse de “una parte de la pesada digestión” de la firma catalana
“Si nos hubieran dicho que venía esta crisis, Caprabo se hubiera quedado entonces sin ofertas”. Así de contundente se muestra un directivo de Eroski, muy vinculado a la operación de compra de la firma catalana de supermercados, en junio de 2007. “Cuando ni siquiera habíamos empezado a hacer la digestión, llegaron los síntomas de la crisis y de la caída del consumo y eso se arrastra”, reconoce.
¿Es Caprabo la causa de los males de Eroski? Para el mercado, “no hay peor oportunidad que esa compra, teniendo en cuenta cómo se ha desenvuelto luego el mercado”, admite un analista financiero. De hecho, siempre ha flotado en el ambiente el deseo de Eroski de desprenderse de “una parte de la pesada digestión” de Caprabo, aunque su cuenta de resultados sigue siendo positiva cada ejercicio, con ganancias siempre por debajo de los diez millones al año.
Sin estudios de mercado que intuyeran el estallido de la actual crisis económica, Eroski acometió a finales de 2006 la expansión directa en Cataluña mediante su entrada en la carrera por la compra de Caprabo, que dirigió Morgan Stanley. La cadena vasca se había cansado de esperar una licencia de una Generalitat proteccionista, que nunca llegaba. La misma situación ya la habían vivido en la Comunidad Valenciana, donde Mercadona era la barrera.
Con su modelo social que aseguraba el empleo, Eroski cautivó a las familias Botet, Carbó y Elías, dueñas de Caprabo, al igual que a los sindicatos. Tenía enfrente al resto de grandes superficies, pero principalmente a Carrefour y al fondo de capital riesgo Permira, cuyo objetivo era trocear la cadena de tiendas entre los competidores una vez que ganara el concurso.
“Sabíamos que no podíamos competir en precio”, recuerdan desde Eroski. La diferencia entre las tres primeras plicas era del 2% y “por eso se decidió exigir acortar el plazo de decisión”. La cadena vasca redujo una semana el período de exposición de las ofertas ante la sorpresa de los broker de Caprabo, una firma que hacía años intentó ya sin éxito un acuerdo de colaboración con Eroski para que le vendiera su producto blanco.
“Durante un fin de semana completo se hicieron las negociaciones. Incluso se acabaron en la madrugada del domingo, porque el lunes concluía el plazo que nos habíamos dado a nosotros mismos”, y hubo acuerdo. Eroski consiguió el 75% por 1.125 millones, para después acceder por otros 125 millones al 9% de La Caixa. La familia Botet decidió continuar dentro del accionariado de Eroski como muestra de confianza en los nuevos dueños. Finalmente, en octubre de 2012 vendió su 16% al grupo vasco por una cantidad no desvelada, que podría rondar los 200 millones. Entonces, Carrefour lamentó su derrota ante Eroski. Ahora es Eroski quien lamenta la fatal coincidencia entre su expansión y la crisis.
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