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“Mi hermano no está enterrado allí. Está vivo”

Una familia de Córdoba consigue que un juez investigue un posible caso de bebé robado

Andrés Cepas y su hermana María José delante de la Audiencia de Córdoba.
Andrés Cepas y su hermana María José delante de la Audiencia de Córdoba.j. manuel vacas

Estaba siendo un embarazo normal. Pilar García-Galiano, de 36 años, esperaba gemelos y durante ocho meses no había sufrido más molestias que las náuseas ordinarias. Todo iba bien. Pero el 19 de diciembre de 1985, cuando se puso de parto, ocurrió la pesadilla. El primero de los hermanos en nacer, Juan Ignacio Cepas, el que parecía más grande en las ecografías, murió a los pocos minutos. Al menos, eso fue lo que le comunicaron a la madre. El otro gemelo, Andrés, siempre tuvo la sensación de que su hermano estaba vivo. "Mi hermano no está enterrado allí. Está vivo", afirma. Hace un mes, un análisis de los restos exhumados de la tumba de Juan Ignacio determinó que el cuerpo allí enterrado no es el del hermano gemelo de Andrés ni tampoco es hijo de Pilar. Con estas pruebas la familia ha logrado que un juez reabra el caso. ¿Dónde está Juan Ignacio?

El magistrado del Juzgado de Instrucción 4 de Córdoba, José Luis Rodríguez Lainz, abrió la investigación el 19 de diciembre de 2013, en el cumpleaños de los gemelos. Ese día, Andrés no pudo responder a la prensa, estaba demasiado nervioso. Sí lo hizo su hermana María José: “Andrés siempre supo que nuestro hermano no estaba en aquella tumba. Nadie le hizo mucho caso, pero él lo presentía. Y cuando se destapó en la prensa los casos de niños robados empezó a sospechar”.

La familia se puso a indagar, pero no había mucho con lo que trabajar. “Cuando Juan Ignacio nació, una monja de las Hermanas de la Caridad que trabajaba en el Hospital Provincial de Córdoba se llevó al niño porque decían que estaba mal. Al poco le dijo a mi madre que solo le había dado tiempo a bautizarlo”, señala María José. Pero no han encontrado ni partida de bautismo ni informes ni historia clínica ni ningún documento que explique las causas de su muerte. Solo un legajo de aborto en el que no se detalla nada más. “No sabemos dónde está o si existe esa documentación”, señala la hermana.

El cadáver era el de una niña

El 4 de septiembre de 2013, el toxicólogo forense y genetista Jaume Buj dirigió, por encargo de la familia Cepas, una compleja operación de exhumación privada (la familia había intentado desde hacía años que fuese la justicia quien investigase su caso, pero por tres veces se lo archivaron) con un resultado asombroso. De los escasos restos que se conservaban en el pequeño ataúd, Buj pudo sacar muestras de ADN que arrojaron un testimonio que dejó a todos boquiabiertos: no sólo la genética del cadáver no se correspondía con la familia Cepas García-Galiano, sino que el cuerpo no era de un niño, sino de una niña.

Hasta la reapertura del caso por el juez Rodríguez Lainz, la familia Cepas ha pasado un calvario administrativo y judicial. Hace dos años llevó el caso a la Fiscalía de Córdoba y pidió que se exhumará el cadáver. Pero se encontraron con una negativa por parte del ministerio público que recomendó a la familia acudir al juzgado. Pero para ello debían de tener una prueba sólida. Encontraron una nueva incongruencia en el registro de nacimientos del Hospital Provincial de Córdoba. El 19 de diciembre de 1985 solo constaba el alumbramiento de un bebé, seguramente Andrés. Pero no se dice nada del nacimiento, y posterior defunción de un segundo bebé (Juan Ignacio Cepas). Esta prueba tampoco convenció al juez Rodríguez Lainz la primera vez que leyó la petición de la familia y decidió archivar la demanda.

Es en ese momento cuando la familia opta por acudir a la vía privada y decide exhumar los supuestos restos de Juan Ignacio y realizar los análisis genéticos. Los resultados son tan determinantes que la propia fiscalía, que había negado cualquier posibilidad a la familia, pide al juez que inicien las pesquisas correspondientes. El magistrado declaró el secreto del sumario y comenzó a investigar, solicitando informes, documentación y análisis de todo tipo. “El juez se está volcando en este caso. Y lo está llevando con una minuciosidad que nos sorprende y nos alegra”, afirma el abogado de la familia, Alberto Prian. Mientras tanto la familia intenta difundir la imagen de Andrés, porque están convencidos de que alguien en algún lugar puede encontrar en esa mirada su propio reflejo. Y ese podría ser Juan Ignacio Cepas.

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