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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

CPV no es PVC

Podrían encargar del asunto a la Johnson, que lo mismo entierra RTVV que hunde el crédito que había logrado reunir el presidente Fabra

Me dice el señor Vicent, un vecino de escalera, que el Consell va a dedicar parte del presupuesto de este año a una reforma a base de PVC. O sea —se lanza— que van a cubrir el Palau de les Arts con carpintería de polivinilo en vez de los trencadís del manazas de Calatrava. Tampoco estaría mal llenar de estanterías metálicas la Ciudad de la Luz o el Ágora y alquilarlos como almacén de patatas. Finalmente, algo habrá que hacer con el Valencia CF en cuanto lo desahucien: unas graderías a base de PVC en la playa de la Malva-rosa arreglarían provisionalmente el problema del estadio. Pero el señor Vicent está equivocado y se lo explico. Lo que van a poner no es PVC, sino CPV, le digo. Esto no es como el ADN, que en inglés dicen DNA. ¿CPV? Sí, hombre, Cultura del Poble Valencià, la nueva asignatura de los xiquets, le aclaro. Mi vecino me mira con sospecha: ¿eso no es cosa de catalanistas? No, señor Vicent —le tranquilizo—, no me confunda UPV con CPV, que usted en cuanto oye hablar de PV se le cruzan los cables. No es el único: una encuesta de urgencia en el zaguán de mi finca me demuestra que la gente no tiene nada claro esto del CPV, así que voy a cumplir el buen propósito de colaborar con el Consell que hice el 1 de enero. Para que luego digan que solo sé criticar.

CPV es una asignatura que va sobre nuestras esencias. ¿Esencias? A mí eso de los perfumes me parece cosa de nenas —dice el señor Vicent—, donde estén el agua y el jabón… Que no hombre, esencias ancestrales. Es una asignatura para que esos chicos y chicas que se pasan el día con la play station o con el iPhone aprendan un poco de patriotismo. En mis tiempos el patriotismo lo aprendíamos en la mili, tercia el señor Vicent. Ya, pero eso se acabó y además aquí estamos hablando de la patria chica. Mire, le voy a leer la guía docente y se hará una idea: Tema 1. Bunyols de carabassa; Tema 2. Bous al carrer; Tema 3. Saludo fallero; Tema 4. Los iberos y la lengua valenciana; Tema 5. La Mare de Déu dels Desamparats; Tema 6. La cabalgata del Reino; Tema 7. La paella… Pinta bien, concede el señor Vicent, pero lo que no veo es quién va a explicar eso. Los maestros, naturalmente, le aclaro. Ah, no —me corta tajante—, estos maestros de ahora ni saben cocinar ni van a misa, habrá que preparar profesores especiales. Quien lo haría de perlas es Amparo, mi mujer, pero, claro, no ha estudiado. Bueno, eso tiene fácil arreglo, ya verá que pronto montan un grado exprés en la Católica. Lo digo por la Mare de Déu —añado—, solo faltaría que los de la pública se aprovechasen después de haber quitado la Virgen de su escudo. Tiene razón —asiente el señor Vicent—, pero lo malo es que a estos del Consell no les quedan ni dos telediarios, así que para cuando salgan las primeras promociones el tripartito se habrá cargado la CPV. ¿El tripartito? ¿Se refiere a PP+UPyD+Ciutadans? No, hombre —me dice—, hablo de los malos, estos son como la santísima trinidad y eso que Ciutadans no creo que esté por la labor, más que un partido político parecen indignados sin rastas y no me fío. Por si las moscas, es mejor transferir ya personal de confianza, del que sabemos que quedará en paro después de las elecciones, y así dejamos la CPV atada y bien atada. Buena idea —aplaudo—, podrían encargar del asunto a la Johnson, que lo mismo entierra RTVV que hunde el crédito que había logrado reunir el presidente Fabra. No somos nada, zanja el señor Vicent.

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