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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Rehabilitación sin destrucción para la modernización de El Cabanyal

Nuestra mano sigue tendida al diálogo, pero sin derribos. Como exige quien tiene la competencia

Desde la Asociación de Vecinos Cabanyal-Canyamelar nos congratulamos por la respuesta dada desde el Gobierno de España a la pregunta del diputado de Izquierda Unida, Ricardo Sixto, sobre las consecuencias de la decisión del Consejo de Ministros del pasado 31 de octubre, sobre el compromiso alcanzado entre las Administraciones central, municipal y autonómica, que se reafirma en la necesidad de “estudiar una adaptación del PEPRI de El Cabanyal-Canyamelar, que garantice la protección de los valores histórico-artísticos que motivaron la protección de El Cabanyal en los términos previstos en la orden del Ministerio de Cultura del 29 de diciembre...”, como única vía para garantizar “la protección del patrimonio histórico de El Cabanyal y la modernización de la zona, que afectará positivamente a los agentes económicos participantes”.

Una respuesta clara, breve y contundente, que no deja lugar a interpretaciones interesadas, ni a cortinas de humo. Tan clara como el silencio municipal. Solo ha faltado que desde el Gobierno se le dijera al diputado de Izquierda Unida, que la nota del Consejo de Ministros ya fue suficientemente explícita, como para que no hiciera falta insistir en lo mismo. Sin lugar a dudas, que de nuevo el Gobierno de España se una la protección del patrimonio de El Cabanyal a la modernización de la zona y su reactivación económica, es algo que tira por tierra las tesis que ha venido manteniendo el gobierno municipal y los vecinos que desde Sí Volem lo han venido apoyando: “Sin prolongación no hay rehabilitación”, ni futuro para El Cabanyal. Pues bien, es justo al revés, la modernización y su reactivación económica, pasan por la protección y puesta en valor de su patrimonio histórico. Al parecer es algo que entiende todo el mundo, menos nuestro gobierno municipal y quienes le han venido apoyando.

El 24 febrero de 2009 escribí el artículo El Cabanyal: una apuesta política equivocada. Por supuesto me refería a la apuesta del equipo de gobierno municipal y tal vez en ese momento podía pecar de un tanto optimista, visionario e incluso ingenuo por mi parte. En él animaba al director técnico de la entonces sociedad Cabanyal 2010, César Mifsud, para que convenciera a alcaldesa sobre las consecuencias del PEPRI que él mismo calificaba en una entrevista de agujero negro, desfasado, innecesario y carente de rentabilidad, y con unas consecuencias negativas para los vecinos afectados, así como por la pérdida patrimonial que comportaba. Al parecer, uno de los dos no resultamos lo suficientemente convincente. Todavía no conocíamos las consecuencias de la orden del Ministerio de Cultura que se aprobó en diciembre de ese mismo año. Unas consecuencias que han traspasado el relevo en el color político del Gobierno de la nación, pero que Rita Barberá no parece querer entender. O tal vez las entiende tan bien, que no las quiere asumir y prefiere seguir intentando confundir a la opinión pública con grotescas promesas que cualquiera sabe que son imposibles de cumplir, como la que al parecer les hizo a algunas vecinas de El Cabanyal, una vez conocida la decisión del Consejo de Ministros del pasado octubre, de que en Navidad volverían las excavadoras a nuestro barrio.

Posiblemente, la incapacidad para reconocer un error y rectificar sea uno de los peores defectos que pueda tener un político. Si además se hace desde una posición muy personal, como parece ser el caso, el asunto debería resultar especialmente preocupante para sus gobernados.

Han tenido que pasar más de 15 años en esta larga histórica y dos cambios de gobierno PP-PSOE-PP, para que el lema que apareció en la histórica pancarta de Salvem El Cabanyal, “Rehabilitación sin destrucción”, sea publicado por segunda vez en la reseña de un Consejo de Ministros y ratificado en la reciente respuesta del Gobierno a una pregunta parlamentaria. ¿Qué más tiene que suceder para que quien gobierna el Ayuntamiento de Valencia rectifique, asuma su error y se ponga a trabajar en algo que queda plenamente garantizado por las competencias del Estado, en lo único que puede, la modificación del PEPRI en los términos previstos en la orden del Ministerio de Cultura del 29 de diciembre de 2009, para que elimine las determinaciones que en todo su ámbito, producen el expolio del patrimonio histórico de El Cabanyal? Prolongación de la avenida Blasco Ibáñez, bulevar San Pedro y otras aberraciones.

Desde la plataforma de entidades Units pel Cabanyal, vecinos y comerciantes le hemos venido pidiendo dialogo y consenso al Gobierno municipal para sacar a El Cabanyal de la situación de bloqueo a la que hemos llegado. En la pasada sesión extraordinaria de la Junta Municipal de Distrito se nos llegó a responder que no éramos representativos de la totalidad de sensibilidades que hay en nuestro barrio. A los que desde esa plataforma hemos venido mantenido una defensa más firme de la necesidad de la protección de su valor patrimonial, se nos ha unido ahora un nuevo aliado, el actual Gobierno de España. Este hecho sitúa el conflicto, definitivamente al margen de la lucha partidista, algo que siempre ha sido motivo de acusación por parte del equipo de gobierno del Ayuntamiento.

Desde la Asociación de Vecinos y Vecinas Cabanyal-Canyamelar, nuestra mano sigue tendida al diálogo y al consenso, pero ahora ya sabemos que la rehabilitación, tendrá que ser sin destrucción, sin derribos. Lo exige quien tiene la competencia, el Gobierno del Estado Español.

Vicente Gallart es arquitecto y vicepresidente de la Asociación de Vecinos de El Cabanyal-Canyamelar

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