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Una deuda con un banco rescatado amenaza un piso para enfermos de sida

La asociación reclama la condonación de la deuda porque los intereses obligan a desviar dinero destinado a los enfermos

Una casa de acogida para enfermos de sida gestionada por el Comité Antisida de Ourense cerrará en 2014 si Novagalicia Banco, entidad rescatada con 9.000 millones públicos, no condona una deuda de 60.000 euros contraída hace dos décadas. En el piso, el primero del Estado abierto por una asociación ciudadana, viven desde 1993 enfermos sin recursos. Si cierra se quedan en la calle. La asociación reclama la condonación de la deuda porque los intereses generados están obligando a desviar miles de euros de la financiación destinada a los enfermos para su pago. Fuentes del banco consultadas evitan aclarar su postura y emplazan a “negociar” las condiciones “como se hace con cualquier cliente”.

“No creo que seamos menos merecedores del trato que un club deportivo” asegura el presidente, Jesús Álvarez. “Si se produce la condonación tenemos la supervivencia garantizada por varios años, incluso tras los recortes” matiza. El comité pagó en 2013 unos 5.000 euros en intereses a Novagalicia. Un año antes fueron 8.000 que tuvieron que detraer de los gastos de manutención. La deuda tiene su origen en la compra de un “picamovil” en el que los drogodependientes podían inyectarse en condiciones óptimas de salubridad. Fue adquirido con el compromiso de que la Xunta financiase parte de su coste, algo que nunca sucedió lo que motivó su venta.

La génesis de esta crisis retrocede hasta 2009. Desde su vuelta al Gobierno gallego, el PP de Feijóo ha recortado en un 60% los fondos para el cuidado de enfermos de sida. El tijeretazo ahoga a la asociación de Ourense, pero anteriormente ya provocó el cierre de los dos pisos de acogida de Vigo y la desaparición de las asociaciones de Lugo y Santiago. La casa ourensana recibe unos 116.000 euros al año procedentes de los presupuestos autonómicos. Son 45 euros por persona y día que no llegan ni para gastos corrientes. “Y más ahora que debemos pagar algunos medicamentos” recuerda Álvarez. Una plaza de este tipo en un hospital eleva el coste por enfermo y día hasta los 300 o 400 euros. Los tres trabajadores que mantienen en pie la casa de acogida (antes eran cinco pero tuvieron que despedir a dos) se han comprometido a permanecer en sus puestos, incluso sin cobrar, un año más. Y eso que acumulan retrasos de hasta cinco meses. Si la situación no se reconduce deberán echar a los enfermos y colgar el candado.

El Comité Antisida recuerda que también realiza una labor preventiva casi liquidada a la fuerza. No es la primera vez que esta asociación se tambalea. Hace dos años, la Iglesia amenazó con desahuciar por impago a los ocho enfermos que viven en el piso, propiedad del Obispado pero cedido gratuitamente hace dos décadas. Tras el escándalo, la curia paralizó la reclamación judicial.

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